Especial
Bloodborne te hará morir
From Software quiere una nueva extirpe de jugadores.
Bloodborne es el cuarto en un nueva serie de videojuegos, diseñada y creada por From Software para sacar de quicio a cualquier jugador y hacerle sentir en todo momento que tiene pleno control de su destino. Pocos juegos ofrecen partidas diseñadas para castigar a los jugadores y consiguen un nivel de obsesión tan insano por parte de los mismos. Es un modelo estrenado con Demon's Souls y cuyo diseño se ha hecho fuerte en las dos entregas de Dark Souls. Pese a no tener ningún Souls en la portada, Bloodbourne bebe de la misma fuerte y se convierte en una especie de secuela espiritual de la franquicia; esta vez en exclusiva para Playstation 4.
Todo empieza con el personaje que vosotros queráis. Le pondréis cara y nombre y despertaréis en una pesadilla viviente dentro de la ciudad de Yharnam. En sus calles, la locura se ha apoderado de todo ser viviente y vuestra muerte será todo cuanto ansíen. Vuestro rumbo no tendrá una luz clara al final del camino, y el argumento no pretende construir una historia comprensible; se conforma con transmitir la angustia y dar forma a la pesadilla.
¡Pero cuidado! No es una pesadilla apta para todos. Bloodborne está diseñado para acabar contigo una y otra vez. Pero no como las setas caminan hacia Mario; aquí el peligro no podría ser mayor. Vuestro camino comienza con las manos vacías y, aunque con mucho valor la partida podría arrancar ahí, pretende daros pasaporte en el primer minuto de juego. Y es que ese primer despertar en El sueño del cazador será necesario para conseguir dos preciadas ofrendas; un arma de filo y un arma de fuego; vuestras mejores compañeras en las calles de Yharnam.
A partir de ese momento, vuestra pericia con el mando en las manos será fundamental. El control de los tiempos y las distancias es crucial, y Bloodbourne, frente a la saga de los "Souls", busca la maestría en el control y en el análisis de movimientos de todos aquellos que os buscan por las calles de Yharnam.
Cada vez que muráis (y moriréis muchas veces) perderéis toda la sangre que hayais recolectado, vuestra moneda de cambio para conseguir armas, mejoras y objetos. Aquel que os haya tumbado, conservará consigo todas vuestras pertenencias y vuestro principal objetivo en adelante será llegar de nuevo hasta él para recuperar lo que es vuestro. La parte menos divertida es que el camino volverá a estar plagado por los mismos enemigos que teníais al empezar, por lo que el juego nunca pierde un ápice de dificultad. Es un reto continuo y nunca, nunca premia los descuidos del jugador.
Pese a todo, Bloodborne es el disco más adictivo que ha entrado en mi PS4. Resulta difícil de creer, pero cada vez que caigo muerto lo primero que pasa por mi cabeza es "culpa mía, tengo que volver a por lo que es mío" y no cambia nunca. No pude engancharme a los Souls, pero Bloodborne ofrece ese grado de control de las situaciones que, bajo mi punto de vista, Demon's y Dark Souls no ofrecían.
Técnicamente, me ha parecido brutal. From Software ha sabido estrenarse con PS4 creando la mejor ambientación que he visto en un videojuego jamás. Es una locura. Tanto los escenarios como los diseños de los enemigos son escalofriantes. El apartado artístico de Bloodbourne cuenta una historia por sí solo, no necesita demasiados diálogos para transmitir.
Los usuarios de PS4 están de enhorabuena; saltan de exclusiva en exclusiva creando una juegoteca que empieza a ser la envidia del resto. Estamos en Abril y ya podemos decir que Bloodborne es uno de los mejores juegos de 2015.