Val Kilmer, ¿realmente está tan grave?

La prensa americana asegura que se estaría preparando para recibir cuidados paliativos y él lo niega

¿Qué pasa con Val Kilmer? Las informaciones que nos llegan del actor son contradictorias aunque como dice el refrán ‘cuando el río suena, agua corre’. El caso es que la prensa norteamericana lleva tiempo asegurando que el actor padece cáncer de garganta. De hecho, el pasado enero fue hospitalizado y su propia madre, Gladys Leach, confirmó la enfermedad y añadió que le habían practicado una traqueotomía.

Un testigo afirmó que Kilmer había ingresado en el centro médico de la UCLA bajo el nombre de Oscar Davis, “Kilmer apenas podía hablar mientras era llevado en una camilla a terapia intensiva”. Hay, incluso, quien asegura que los médicos se están preparando para darle cuidados paliativos en lo que podrían ser los últimos días del actor.

Él, sin embargo, ha negado en todo momento esta enfermedad a través de las redes sociales, desmintiendo, incluso, a su madre. Así que la supuesta enfermedad del que compartiera protagonismo con Tom Cruise en Top Gun y consiguiera el papel de Batman, es todo un misterio. “Gracias a todos por su amor y apoyo. Hay un rumor de que no me encuentro bien otra vez y que estoy hospitalizado, pero es completamente falso. Me interné para verificar que no tengo ningún tumor o infección de ningún tipo lo cual fue verificado por atentos expertos en el UCLA”, escribió.

Ahora, se ha vuelto a hablar de él asegurando que su vida corre peligro pero que se resiste a recibir tratamiento médico por sus creencias religiosas, por lo visto, pertenece a la Iglesia de la Ciencia Cristiana que aboga por ‘hablarle’ a la enfermedad y ‘meditar’. “El actor ha empeorado mucho en los últimos meses pero ha pedido que respeten sus creencias religiosas. Quiere recurrir a la meditación como única vía de combate contra su enfermedad”, asegura una fuente a Radar Online.

Estaremos pendientes de lo que suceda con Kilmer aunque de suceder un trágico desenlace, seguro que se volverá a reabrir el debate de la religión como obstáculo para la medicina.