Carta abierta a Antonio Recio

Esta semana, nos dirigimos al mayorista pescadero más famoso de las series españolas

Antonio, te necesito. No es que vaya a preparar una mariscada en casa y quiera contar con los que, seguro, son unos excelentes percebes, bogavantes, carabineros… Tú, como mayorista del pescado durante tanto tiempo, solo venderás calidad.

Te necesito, Antonio, por tu otra faceta: la de gestión de comunidades, la de líder de personas y faro para multitudes. Estoy harto de mis vecinos, Antonio. Es preciso que tú seas quien rijas los destinos de esta mi comunidad.

Tengo una vecina que torpemente intenta aprender a tocar el piano, imagino que en los ratos en los que no están ni sus hijos ni su marido en casa. Digo "imagino" porque la otra opción es que toda su familia sea sorda y no asista al horror musical de esta señora que no toca el piano, sino que golpea sus teclas en un intento fallido de interpretar bien una canción. Siempre la misma canción, durante más de dos años; la canción que hasta un niño de Primaria sabría tocar con su flauta…

¡Ay los niños, Antonio! Mejor estar rodeado de nécoras que de niños… Al menos, los de esta comunidad son de ese tipo de críos cuyos padres se dividen entre los que creen que su hijo será el nuevo Rafa Nadal -y lo ponen a jugar al pádel a cualquier hora del día- y aquellos que ven en su hijo al próximo Cristiano Ronaldo. Así que he de soportar a una cuadrilla de niños que no saben darle una patada decente a un balón por más que chuten una y otra vez, machaconamente, contra la pared.

¿Te das cuenta, Antonio, cuán necesario eres en esta mi comunidad? No sé si leerás esta carta de súplica, yo espero que sí. Me han advertido, como cuando un padre le cuenta a un niño que los reyes magos no existen, que tú tampoco eres de verdad. Me han dicho, Antonio, que hay un tal Jordi Sánchez que nada tiene que ver contigo, pero que es quien te da vida en realidad.

Yo, evidentemente, me he descojonado. He atribuido esa infamia de afirmación a intereses políticos y a la envidia que te tienen. Para más inri, y como yo he seguido insistiendo en que quería escribirte una carta, para que desista, para que tire la toalla me han dado un argumento aún más estúpido: me han dicho que te crearon dos hermanos.

Los hermanos Caballero, Laura y Alberto… Que ellos son los que deciden qué hacer, qué dices y que podrían hacerte desaparecer cuando quisieran. Inaudito.

Ahora va a resultar que nada de lo que vemos en Mirador de Montepinar es real. Ahora resulta que estos dos tipejos (junto con un tal Daniel Deorador), los Caballero, son capaces de inventarse tu vida, la de tu mujer, la de Coque, la de Enrique Pastor… Es más, me dicen que ellos también están detrás de todo cuanto ha hecho y dicho Amador… ¡Amador,por favor! ¿Puede haber algo más natural y genuino que Amador? ¿Me van a decir que no existe Amador cuando yo bailo cada sábado en las discotecas su Mandanga Style?

Yo sé, Antonio, que esto no son más que patrañas. Sé que todo cuanto sale en la tele es cierto. Sé que Ylenia es cantante de verdad, que la gente acude a Mujeres y Hombres y Viceversa solo para enamorarse que Sandro Rey sabría -si quisiera- qué número va a tocar en la lotería. Lo único que no me creo es que a Chicote le gusten tanto las croquetas (siempre pide croquetas en sus programas) y que el tal Águila Roja ese haya existido alguna vez.

Pero lo de Mirador de Montepinar, ¿cómo un par de personas van a inventarse todo lo que habéis vivido allí? Hay gente para todo, gente que se dice que para que veamos lo que os pasa en vuestra comunidad de vecinos hace falta mucho esfuerzo y un equipo de decenas de personas. Dicen que las cosas se repiten una y otra vez hasta que salen bien, de verdad… Que tras vosotros hay unos actores que se estudian unos papelujos para engañar a todos los que os vemos por la televisión.

No me creo nada de eso, Antonio. Si hay algo que nos ha enseñado Gran Hermano es que lo más surrealista ocurre cuando se encierra a un grupo de personas en un edificio y se les coloca unas cámaras. Y vosotros demostrasteis en vuestro capítulo 100 que existís de verdad.

Por eso, Antonio, te pido que vengas y me ayudes a poner orden en mi bloque de pisos. Te necesitamos aquí... y, sobre todo, necesitamos que volváis ya con los nuevos episodios de La Que Se Avecina.