El misterio de la combustión espontánea

Desde el siglo XVIII hasta la fecha apenas hay 200 casos descritos de combustión espontánea, no es muy frecuente. Se trata de personas que estaban completamente vivas o, como mucho, inconscientes, y se queman sin causa aparente.
El caso documentado que expone Clara Tahoces es el de Mary Reeser viuda que vivía sola en Florida. De noche, la casera de la casa recibe un olor a quemado y pide ayuda. El rincón donde se encontraba la silla donde habían dejado la tarde anterior a Mary Reeser se encontraba reducido a cenizas, sólo su pie izquierdo era identificable. También se encontraron su hígado, algunas vértebras y su cráneo, reducido al tamaño de una pelota de béisbol. En la vivienda no había grandes daños, solamente un hollín grasiento, un espejo roto y varios objetos de plástico ya fundido.
Su hijo reconoció que su madre estaba fumando y había tomado barbitúricos. La explicación dada, que se ha llegado a extender a más casos de combustión espontánea, es el llamado 'efecto mecha', como una vela que se consume. El informe de la policía concluyó que Mary Reeser se había quedado dormida con un cigarro encendido, que éste prendió su bata y el cuerpo se consumió por la combustión de sus tejido grasos.