La nueva productividad: dar felicidad
Uno de los fenómenos que está ocurriendo en la actualidad es que no hay organismos capaces de gestionar la globalización. Los grandes actores globales como la ONU no están funcionando, y se están creando foros y otros espacios privados que sí funcionan. Davos es un ejemplo, donde se juntan los que más dinero tienen y los que más ayudan a los demás.
Davos ha abordado la 4ª revolución industrial. Desde que ocurriera la 3ª, toda la producción siempre se ha centrado en hacer las cosas más baratas: cadenas de producción más rápidas, recolección más eficiente de recursos... Esto sirve para mejorar la mano de obra, pero ahora hay que abordar la productividad en los recursos: grafeno, siliceno y otros materiales.
En este marco, surge una tercera productividad nueva: el hecho de que las personas sean felices. Antes nadie se preguntaba si hacer más coches servía para hacer más felices a la gente, pero cada vez es más importante para cualquier productor o empresario preguntarse qué puede hacer por los ciudadanos: lo que transmite una marca y como satisface al cliente, tiene mucho valor.
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