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Mario Vaquerizo: “La fama no es para siempre; el problema es que te lo creas”
Entrevista muy personal y sincera con el carismático Mario Vaquerizo
Mario Vaquerizo es un tipo muy particular que ni vamos a descubrir en esta entrevista ni en cien entrevistas más, porque a Mario ya lo conocemos. Mario es como es, como se muestra en su reality de MTV, en sus colaboraciones en Los 40 Principales, en sus apariciones en El Hormiguero o cuando se deja entrevistar por Bertín Osborne o María Teresa Campos. Su único postureo es ser fiel a sí mismo, por sobreactuado e inverosímil que nos resulte algunas veces: este hombre es así.
Sus peculiaridades provocan críticas y rechazo de cierto sector de personas, pero es innegable que Mario Vaquerizo irradia un buen rollo que seduce casi al común de los mortales. Gran ejemplo de esto es lo acontecido durante la inauguración del nuevo taller de tiraje de la cerveza Mahou, de la que Mario es imagen.
Allí estaba él junto a otros famosos televisivos contratados por la marca para promocionarla en este sarao, entre otros, los actores Álex García, Javier Rey, Nerea Barros o la presentadora Ana Morgade. Pero solo uno acaparaba la atención de todos los focos: Mario Vaquerizo.
No era el más glamuroso, ni el más guapo, ni el que mejor tiraba la caña de cerveza; pero Mario encandila a los medios con su simpatía, sus bromas y sus comentarios. Se toma la vida con mucho humor y desprende positivismo; aunque, como descubrimos en esta entrevista, Mario Vaquerizo no descuida las cosas más importantes y que más quiere.
Sí. Año 1989, en Cambrils (Tarragona), en un disco-pub que se llamaba Jokers.
Te lo juro, yo no me invento nada. Ahí tomé mi primera cerveza y mi primer cigarro. Y me di cuenta de que era maravillosa. Yo prefería la cerveza a otras bebidas alcohólicas.
Es que no es una cosa de una etiqueta, es de si realmente te gusta o no te gusta. A mí me han pedido muchas veces que haga cosas con cervezas de otra marca y he dicho que no; ni sería bueno para ellos, ni para mí porque a mí esa cerveza no me gusta. Yo pienso en rojo, no en verde.
Me pasa también con la ropa. Yo no soy markista; cuando la marca se adapta a mi estilo yo me compro todo y me gasto todo en comprarme esas cosas. No se trata de una cuestión de marca o no marca, sino de sinceridad… y yo soy un alma cristalina.
Yo es que no estoy acostumbrado a ese tipo de representantes. Yo soy representante y yo jamás le voy a decir a Alaska, ni a Nacho Canut, ni a Elsa Pataky, ni a Leonor Watling… lo que tienen que decir. Yo soy un mero acompañante que voy de la mano. Ellos son lo suficientemente estrellas y yo no soy nadie para decirles lo que tienen que decir o no.
Si hay otros que necesitan que una tercera persona les diga lo que tienen o no tienen que decir, para mí eso no son estrellas… son monigotes.
En mi día a día no me planteo porqué la gente me quiere o no me quiere. Sí que es verdad que genero una especie como de atracción o simpatía, en general. También habrá gente a la que le despierte antipatía. Creo que es por mostrarme tal y como eres, para lo bueno y para lo malo. Sin pretender nada.
La risa es maravillosa. Bastante tiene la vida como para no reírse. Que te rías de ti mismo y te rías de muchas cosas no significa que luego no te tomes en serio la vida. Yo me tomo la vida muy en serio, pero creo que la risa es muy importante.
Las personas que se ríen viven más… y yo quiero vivir mucho; no para ser inmortal, sino para conocer muchas cosas. Por eso me río constantemente. También porque me ha venido dado en mi adn, es algo que me sale natural.
Creo que el tener mucha suerte.
Sí…A pesar de pasar episodios que no se pueden calificar como de buena suerte, me siento una persona muy afortunada porque me siento muy querido. Es verdad que, en el día a día, hay cosas en las que piensas "¡Qué mala suerte he tenido!"
Nada. Mira aquí, me invitan a tomar cerveza y jamón. Si yo no fuera famoso, no me habrían llamado. ¿Por qué me voy a enfadar yo con la fama?
¡Pues no te dediques a esto! Si te molesta que te paren por la calle o no soportas que te hagan cuatro fotos, vete de cajero de un supermercado y ya está. Hay que ser coherente y profesional con esto. Toda profesión exige una profesionalidad y el ser famoso también lo exige.
Lo que no es honesto es decir "yo quiero ser actor, pero solo que me conozcan como actor". ¿Y después te has hecho una campaña de publicidad de la marca que sea? ¿Qué eres actriz, modelo o qué eres?
Hay que ser coherente. Sabiendo, eso sí, que la fama no es para siempre. El problema es que te lo creas tú mismo. No hay que creerse nada en la vida, solo que existe Dios.
¡Pues sí ha sido buena! ¿Cómo no me voy a reconocer? ¡Si soy el mismo! Las cosas se hacen de una manera muy natural, nada premeditado.
Depende de que tengamos tiempo de hacerlo y de que la cadena también quiera hacerlo. A mí me gustaría hacerlo en invierno: Navidad con Alaska y Mario. Siempre nos toca hacerlo en verano, que sales como sudado, con el pelo rizado…
Tengo ganas de estar con unos abrigos de pieles -aunque la Olvi [Alaska] me regañe-, que se vea cómo colocamos el árbol de navidad…
Aunque no lo creáis, soy muy profesional. Y yo, por mi forma de ser, parece que soy muy alocado. Ningún programa es fácil: Sálvame no es fácil, ni Qué Tiempo Tan Feliz, ni los informativos… Tengo la suerte de que me dejan ser como soy y yo me he acomodado en eso, en decir lo que yo quiero.
Mi finalidad no está en presentar o aparecer en un programa. Yo me he mostrado así y la gente ya sabe lo que soy y lo que doy. Yo no estoy capacitado para presentar un programa ni para dirigir un programa. Ni lo estoy ni quiero estarlo.
La intolerancia, el dogmatismo, la mala educación.
No lo sé. No vivo al margen de todo esto, pero me gustaría que la gente fuera más sincera consigo misma y que se dejaran de repetir discursos adheridos que, al fin y al cabo, son dogmas. Yo estoy en contra de los dogmas porque las cosas no son ni blancas ni negras; en el gris perla se está muy bien.
Me ofende más este tipo de cosas cuando pasan en mi vida cotidiana y privada que cuando las veo en los medios. Cuando yo voy con mi amiga y nos pegan diciendo que somos "maricones de mierda", eso es lo que me enfada.
La última cerveza, siempre me la tomaré con mi niña, la Olvi, y con mis Nancys Rubias. Tengo muchos más amigos a los que quiero mucho, pero la Olvi y la Nancys Rubias -ahora somos cuatro, antes éramos cinco- somos una familia.