Especial
'Strange Fruit' la estremecedora historia de la primera canción de protesta
Billie Holiday impactó a varias generaciones con esta pieza. Conoce su historia
Hay palabras que matan, y cuando se juntan con la música, ésta se convierte en el mejor soldado. A lo largo de la historia, han sido muchos los artistas que han disparado himnos contra la represión, que han liberado tanques contra el apartheid y tejido estandartes de libertad.
La música y las palabras, han sido siempre el elegante e implacable arma de los pueblos, el altavoz de los silenciados y olvidados.
Me remonto a la que es probablemente la primera canción de protesta que caló en los medios de comunicación y la primera que denunciaba el racismo; la cantó Billie Holiday en 1939 y lleva por título Strange Fruit.
En una América que separaba a su pueblo creando razas y escupía a los derechos humanos, a Billie Holiday le llegó una atípica canción del poeta judío (y curiosamente, blanco) Abeel Meeropol que rezaba la más estremecedora de las letras, tanto, que en su primera interpretación, una jóven Billie de tan sólo 23 años, dejó al público atónito. Nadie aplaudió. La letra se clavó en la audiencia y en ella misma como mil cuchillos a la vez, asfixiando cualquier intento de tomar aire. Las luces se apagaron y para cuando volvieron a encenderse, la cantante había desaparecido del escenario. Una mujer del Downbeat Club de Nueva York entró en el lavabo de chicas y encontró a la cantante desquiciada, llorando y vomitando en la taza de un váter. Ella, aseguró sentirse feliz y tremendamente desdichada al mismo tiempo.
La letra rezaba así:
De los árboles del sur cuelga una fruta extraña.
Sangre en las hojas, y sangre en la raíz.
Cuerpos negros balanceándose en la brisa sureña.
Extraña fruta cuelga de los álamos.
Escena pastoral del valiente sur.
Los ojos saltones y la boca retorcida.
Aroma de las magnolias, dulce y fresco.
Y el repentino olor a carne quemada.
Aquí está la fruta para que la arranquen los cuervos. Para que la lluvia la tome, para que el viento la aspire, para que el sol la pudra, para que los árboles lo dejen caer.
Esta es una extraña y amarga cosecha.
El poeta se inspiró en el linchamiento que se produjo en Indiana en agosto de 1930, cuando colgaron de un árbol a dos negros (Thomas Shipp; Abraham Smith).
Cuentan algunos promotores de la cantante que hubo un tiempo, en que la situación de Billie Holiday era tan delicada que le prohibieron cantar Strange Fruit porque cada vez que lo hacía, su integridad emocional y la del público se veía trastornada.