Especial
Huecco: “Tengo mejor relación con deportistas que con músicos”
Llegó un día en el que empezamos a ver las calles y las redes sociales inundadas de un lobbo que nos hizo pensar en un próximo estreno cinematográfico. ¡Error! Era la campaña de lanzamiento del nuevo trabajo de Huecco, el primero en cinco años.
“Hay mucha sobreexposición de artistas magníficos que sacan disco, de partidos de fútbol maravillosos que son los partidos del siglo y que quitan mucha atención, del tema político y todo el ajetreo que hay, y es muy difícil que la gente gire la cabeza para ver un cartel”, nos explica. Pero claro, su licenciatura en Publicidad le ha ayudado a planificar una estrategia que llame la atención.
Su larga gira con Dame vida y su dedicación a la fundación del mismo nombre le mantuvieron muy ocupado en los últimos años. Eso y su rutina de ejercicios y dieta que ha seguido para conseguir el cuerpazo que luce en su nuevo trabajo, Lobbo. Huecco regresa marcando músculo, sin rastas y hablando de deseo y tentaciones.
Llegas con una imagen un tanto agresiva. Convertido en lobo y con una mirada penetrante. Esta puesta a punto ¿a qué se debe?
Primero fue un tema de salud, de llegar al 100% a los conciertos y de mejorar. A nadie le gusta estar con sobrepeso y te notas que en los conciertos ibas un poco al límite. Pero una vez que te metes con un preparador físico en el gimnasio, con tus aeróbicos, y coges rutinas de ejercicios y de alimentación, te empiezas a venir arriba. Empiezas a ver cambios en tu cuerpo y empiezas a descubrir músculos que ni sabías que estaban ahí.
Pero, ¿cuándo empezaste todo este proceso?
A finales de Dame vida. Vamos a poner hace tres años. Yo buscaba con el preparador, no una dieta milagro que en tres meses te pone así, una dieta de esas que pierdes 10 y luego coges 20 kilos. Yo le dije ‘quiero ir muy poco a poco y limpio, sin basuraza que se meten algunos en los gimnasios. Yo quiero ir limpio, con dieta y ejercicio, aunque tarde más’, y me dijo, ‘perfecto, porque eso es lo que no se pierde, una vez que llegues es ya sólo mantener’ y la gente que se mete de todo se nota y pierden, se hinchan y eso no es bonito tampoco.
Pero lucir como en estas fotos tiene que ser muy sacrificado.
La gente está muy equivocada. Para esas fotos le apretamos, esos 15 días anteriores son killers de cargas y descargas, pollo, arroz…pero, por lo general, que no estás así, lo normal es ordenar tu dieta.
Pero a ti que tienes unos antecedentes muy deportistas, no te habrá costado mucho, ¿no?
A nivel mental, sí, ayuda porque no te cuesta esfuerzo. Yo ya sé lo que es sacrificarte por una marca, por un campeonato, era cuestión de ponerte un objetivo.
Por cierto, tras ver el éxito Javier Fernández, ¿te has arrepentido, aunque sea un segundo, de haber dejado el patinaje?
En absoluto, por dos motivos. Primero porque la música me ha dado muchísimas cosas que no sé si me habría dado el patinaje y segundo, porque era imposible.
Hombre, Javier nos ha demostrado que se puede triunfar en el patinaje artístico.
Era absolutamente imposible. Javier es una máquina, es uno entre un millón y hasta que vuelva a salir otro Javier de España… si hay 300 fichas federadas… si lo comparas con el fútbol que hay dos millones… Tiene un mérito increíble.
Tú, además, compaginabas el patinaje con el fútbol. Fuiste canterano del Real Madrid.
Estudiaba francés e inglés… mis padres me llevaban a todo, los pobres…hacía ballet en Víctor Ullate para darme estabilidad para el patinaje… al tiempo estaba en el fútbol… todo a la vez. Pero empecé a entrar con miedo en el fútbol en las entradas y no se puede entrar con miedo porque te revientan la pierna y yo empezaba a quitar la pierna y dije…peligro…música y fútbol, es lo que elegí.
De todas formas, ni patinaje, ni fútbol, te has ido al basket para hacerles una canción, ¿te costó?
Un honor. Me llamó Jorge Garbajosa para hacer el himno del Mundial. Quería un artista crossover que pudiera cantar en varios idiomas, que pudiera darle matices de distintos lugares del mundo. En el himno del Mundial hay un homenaje a Francia, a la samba, porque Brasil también participaba… Tenía su cosa hacer el himno. Para mí fue un honor.
Pareces el artista de los deportistas porque muchos han colaborado en alguno de tus vídeos.
Con muchos mantengo amistad. Con el Kun Agüero, con Villa, que está ahora en Nueva York. Estuvimos comiendo con él cuando le visité la última vez allí hace tres meses. Tenemos amistad con muchos de ellos. Es más, te diría que tengo mejor relación con deportistas que con músicos.
Volviendo a lo de tu nueva imagen, no sólo destaca el cuerpazo que luces sino la falta de rastas. Te las cortaste por lo menos hace un par de años, ¿no? ¿Cómo fue deshacerte de ellas?
Las últimas, que me acabé dejando una especie de coletilla de rastas torera, me las corté antes del baloncesto, fue un proceso. Ocurrieron dos cosas: la primera, la comodidad personal que no te negaré que meterte en la ducha y en tres minutos ver que se te ha secado el pelo… Eso yo no lo entendía, eran 18 años con rastas, yo tardaba tres horas en secarlas, y dices ‘Dios mío, qué comodidad. Me ducho en invierno y se seca el pelo’, para mí era incomprensible. Pero sí era verdad que había riesgos porque yo había apostado todo como artista a una imagen con rastras. En Lobbo ha habido que hacer un gran esfuerzo en comunicación para decirle a la gente que el nuevo Huecco no lleva rastas.
¿Has guardado alguna?
Las he guardado, eso sí me dio pena, no las tiré. Quién sabe lo que haremos algún día con ellas, una subasta benéfica… ya veremos.
De todas formas lo tuyo no ha sido como Sansón porque llegas cargado de fuerza.
Eso he notado, que a raíz de quitármelas me vino como más fuerza todavía pero supongo que es el físico, que te ves más conectado y con más energía.
Mucha variedad, como es habitual en tus trabajos, un viaje sonoro que nos hace viajar por muchos lugares. Te cuesta quedarte en un solo lugar, ¿no?
Me gusta moverme, soy muy observador. Me fijo, no sólo en la música, me fijo en la gente en cómo visten, en cómo se comunican, en qué comen. Yo voy a Suiza y quiero saber qué comen y por qué, cómo se relacionan, cómo se miran, cómo es la media de la gente, cómo están integrados los extranjeros allí…Y así en Los Ángeles, en México, en cada lugar al que voy. Todo eso, no me preguntes cómo, son influencias que vas metiendo en tu mochila y salen en forma de matiz dentro de una canción.
Una de las canciones habla del miedo a la rutina (Deprisa), pero a veces, ¿no crees que es necesaria?
Es un ataque a la monotonía, no a la rutina y dirás, ‘¿cómo se diferencia una cosa de la otra?’. La rutina no tiene por qué ser monótona y te lo dice un tío que todos los días sigue más o menos una rutina pero yo lo hago contento, lo hago motivándome, y si algo me desmotiva, me lo busco, y si una canción ya no me pone, me cambio la canción pero yo tengo que seguir en mi gimnasio o nadando, que nado con música también. No puedes dejar que eso sea tan monótono que dejes de prestarle atención y acabes nadando por inercia. Eso lo traslado a la pareja. En cuántas parejas del mundo uno piensa, ‘tío, despierta, que empiezas a estar en tu mundo y no me haces caso’. Es un toque de atención en plan, ‘como me descuides, me pierdes’. Ya te digo yo que más de uno se lo va a cantar a su pareja.
Aunque tu carrera se define por tu implicación social, en este caso, predomina el amor, el deseo, la tentación… ¿ese cambio?
Lo que queríamos era que no todo el rato se nos asocie a acciones benéficas, pero no porque queramos esconderlo, porque yo sigo trabajando en paralelo con mi fundación. En este disco hemos optado por lo segundo, por esa faceta mía de hacer música para que la gente baile.
Aun así vuelves al tema social del maltrato a la mujer con una canción que le dedicas a una mujer que fue activista en este terreno. Hay muchas causas por las que luchar, ¿por qué te has implicado tanto con esta?
Creo que es muy necesaria. Años después de Se acabaron las lágrimas el porcentaje de mujeres amenazadas y asesinadas por sus parejas no han bajado o han bajado poco y requiere de un martilleo constante. Nos corresponde a medios de comunicación, políticos y artistas seguir trabajando en ello hasta que eso no sea una lacra.
El folklore extremeño llega al disco de manos de tu abuelo, ¿por qué ahora una canción para él?
Falleció cuando Pa’ mi guerrera. La canción lleva hecha mucho tiempo, cuatro o cinco años. La tenía acabada pero no tenía la idea redondeada. Hasta que no la he tenido con esas gaitas extremeñas y ese ritmo perantón un poco en la onda de los comienzos de Extremoduro, no la he sacado.
Él fue el que te regaló tu primera guitarra, ¿no?
Mi abuelo llevaba toda la vida diciéndome que la música no era un oficio. Me regalaba las guitarras pero por el hecho de que yo hiciera actividades. ‘Sácate la carrera que mañana entra el rockero licenciado”, decía, ‘te van a respetar’. Y yo le hacía caso en todo. ¿Tatuajes? Decía, ‘no me gustan, el día de mañana…’ y no llevo ninguno. Mi abuelo era religión. Conservo esa primera guitarra española que me regaló y la segunda, no, porque me la robaron en un local que teníamos en Campamento para ensayar.
¿Tú le has regalado ya alguna a tu hija o ella no es de seguir tus pasos?
Sí, mi hija toca piano, toca violín y el ukelele también.
Has heredado eso de llenar a los niños de extra escolares.
No, mi hija vive con su madre en Estados Unidos y la madre allí es la que lleva un poco el pulso suyo. Me comenta lo que va a hacer y a mí me parece bien todo lo que tenga que ver con música y con deporte aunque luego no se dedique a nada de eso. A los niños les estructura muy bien la cabeza y les da valores.
¿De dónde sale Nosotros tenemos el hardcore?
Es un homenaje a nivel sonido a una parte que no puedo ocultar que es mi parte más desgarradora. Le busqué una vuelta de tuerca. Quería hacer una canción metal sin guitarras eléctricas. Tiene esa actitud de Rage against the machine pero no tiene guitarras eléctricas.
Has creado tu propio aceite y lo has ligado a tus causas sociales.
Te tienes que acordar de la gente que lo necesita. Sabes que no vas a arreglar el mundo pero te enfocas en tres o cuatro cosas concretas y te das cuenta de que sí puedes hacer cosas. Con el aceite estoy muy contento. Ya que sacamos una marca que sea algo gurmet y exclusivo de verdad… Estamos muy contentos porque la almazara que nos lo hace se está llevando todo tipo de premios a nivel internacional. Si parte de ese aceite lo puedes donar a causas benéficas para que las familias tengan un litro al mes, maravilloso.
Para acabar, una curiosidad, ¿por qué te gusta tanto duplicar letras: Huecco, Lobbo…?
Porque en esta vida, doble o nada…(risas)…tienes que ir a muerte. Los aceites también tienen una consonante duplicada.
Cristina Zavala
Periodista enamorada de todo el entretenimiento. Enganchada a la tele, los libros, los últimos lanzamientos...