Marta Torné: “Un sex shop me parece un sito normal al que ir”

Marta&Rufus, así se llama la primera novela de Marta Torné y sí, tiene que ver con su perro, ese al que tenía tanto cariño como para vivir como un drama su fallecimiento el pasado mes de octubre. En este peculiar homenaje le da la palabra para contar entre los dos algunos de los pasajes más divertidos de su vida.

La presentadora de Cámbiame ha sabido narrar en clave de humor cómo era su vida en Madrid hace ya algunos años. Nos ayuda a conocer mejor su carácter extrovertido y de ‘Drama Queen’ que se gasta a veces. Desvela sus debilidades y sus virtudes y, sobre todo, nos hace reír y pasarlo bien con sus historietas, algunas reales y otras, fruto de la ficción.

¿Tu vida es realmente así de divertida?

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No, claro que no. Procuro hacer todo lo posible para que lo sea, eso sí es verdad. La época que describo lo fue mucho. Se conjugaron varias cosas como que estaba Iván que es el amigo con el que mejor me lo he pasado (sigue viviendo fuera) y el perro, el piso, había mucha gente… Fue antes de empezar la crisis, luego con la crisis mucha gente se marchó de Madrid. Fue una época muy buena.

¿Y tú eres tan Drama Queen como te describes en el libro?

Sí, soy muy catastrofista, muy exagerada, pienso en seguida en lo malo.

Entonces, sufres mucho, ¿no?

Sí, lo que pasa que te acostumbras, como a todo, lo normalizas. Lo que llevo peor es el tema de la hipocondría lo que pasa es que eso no está en el libro porque sería demasiado exagerado. Sí es verdad que soy super dramática para todo, pero es peor para los que conviven conmigo que para mí.

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Hablas de autobiografía pero con algún punto de ficción, ¿en qué momentos has dejado volar la imaginación?

Todos los personajes, los escenarios donde suceden las cosas, prácticamente todo es real. Algunas historias comienzan como empezaron pero luego las llevo un poco más a mi bola. Pero hay bastante más de real que de ficción.

Lo que tiene que ser ficción es que te fuera tan mal con los chicos.

Pues fíjate que no, ojalá pudiera decir lo contrario, no sé si porque elegía mal o qué. Siempre lo digo, siempre he sido una chica con mucha facilidad para ligar pero con dificultades para que esas personas se comprometieran. Además yo soy de las que primero me enamoro, no se hacer el personaje de mujer soltera y libre como si fuera un chico.

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No sé si libre pero no todo tiene que ser romántico. Por lo que dejas ver en el libro, a veces, con tener sexo te bastaba.

Hombre, si hace mucho tiempo que no estás con nadie, pues claro. De todas formas, quizás ahí, también hay un punto más de ficción. Todo va por etapas pero yo soy más de pareja que de vivir la vida loca.

Y mira que lo intentabas… ¿había una necesidad real de tener un hombre cerca?

Llegué a los 30 y casi no había tenido novio.

No de tener un hombre a mi lado sino de enamorarme. Llevaba muchos años sin enamorarme. Las parcelas que tenemos de trabajo, familia, amigos, amor… la más grande ha sido la del trabajo. Trabajar, trabajar, trabajar…llegué a los 30 y casi no había tenido novio. Dices, ‘me apetece ilusionarme, enamorarme y con una cierta continuidad, no me enamoro esta noche de uno y mañana de otro’.

Cuentas una cita frustrada con un actor de moda… Tú mal del estómago, él desnudo en tu salón, tú dándole puerta, ¿eso es cierto, porque parece sacado de una película?

(Risas) Algo de cierto hay, sí, sí. Lo que pasa es que mezclo un poco lo que pasa con uno con lo que sucede con otro para que nadie se reconozca.

No todo el mundo habla con tanta naturalidad de su forma de entender el sexo.

Yo soy así, me expreso así siempre, tan abiertamente. Lo escribo y luego digo, ‘Dios mío, eso lo va a leer mi padre, lo va a leer tal…’. Pero, ¿qué le voy a hacer?

Ni todo el mundo reconoce tan abiertamente que visitan un sex shop.

Un sex shop me parece un sitio normal al que ir.

Había un sex shop, y creo que todavía existe, donde vivía yo, en la Travesía de San Mateo y sí, no sé, a mí me parece un sitio normal al que ir, nada extraordinario.

¿De verdad te pillaron en el aeropuerto con unas esposas de pelo rosa?

Sí, menudo papelón. Eso fue en el aeropuerto de Valencia. Fui en tren y para volver cogí un avión y a la vuelta del viaje me requisaron las esposas que eran de peluche rosa, que todavía es más difícil de creer, pero sí, me las requisaron.

¿Se puede decir que Rufus llegó a tu vida para llenar el vacío de esa ausencia de hombres?

Sí, eso es lo que he intentado explicar en el libro. Estás obsesionada por encontrar el amor o alguien que te entienda y, al final, el amor incondicional más puro lo tengo al lado, con un perrito.

Aunque en algunos episodios camuflas el nombre de las personas de las que hablas, en otras das nombre y apellidos. Carmen Maura, por ejemplo, que ponía películas a su perro, ¿son ciertas?, ¿preguntaste antes de contarlas?

Eso es verdad. No pregunté porque es algo real, pasó delante de todo un equipo de rodaje y a la persona que se lo dijo es Luz, ayudante de dirección, que es amiga mía. Es una anécdota sabida, no es algo que le pueda molestar a nadie. Para Carmen su perrita era… toda la profesión lo sabe. Su perro elegía el vestido que tenía que ponerse en una gala. Era alucinante, se ponía el perro debajo de las cámaras… para ella es lo más normal del mundo ponerle El Padrino y cuando se termine ponerle el dos. Para nosotros no. Nos parecía una anécdota maravillosa y por eso la puse.

Dices que nosotros no lo entendemos, y te incluyes pero, en el fondo, tú tenías ese tipo de relación con tu perro, ¿no?

Sí, sí, sí… pero bueno, yo le pongo la tele para que oiga voces y esté más acompañado pero no porque yo crea que vaya a ver MujeresyHombresyViceversa y al día siguiente esté esperando saber con quién se va el tronista. La Maura va un paso más allá porque si le preocupa si se ha visto el uno para ponerle el dos, algo de eso debe de haber ahí.

El nombre de tu perro era un homenaje a tu artista favorito, ¿qué tiene Rufus Wainwright que no tenga otro?

Llegó en un momento en mi vida que me abrió una ventana a un mundo que me fascinaba, la mezcla de su música que es como musical, ópera, folk… me cautivó desde el minuto uno que le escuché. Cuando murió el perro me costó mucho volver a escucharle pero lo sigo haciendo. He ido a conciertos por Europa: París, Viena…

Como una grupie...

Lo voy a ver adrede. Que hay concierto de Rufus en París, ah, pues voy y paso allí unos días.

Lo de acabar una noche en su habitación de hotel, ¿es cierto?

Eso no te lo voy a responder.

¿Por qué?

Me gusta que sea parte del que lo lea, de si se lo quiere creer o no. No, si quieres te lo digo a ti pero para que no lo pongas (y me lo cuenta pero he dado mi palabra).

Hay mucha música en el libro, ¿en tu vida también?

Sí, yo busco música todos los días, me encanta. Mi chico es el que más me ha descubierto nuevos mundos. Yo era muy de A,B,C,D… Morrisey, Bowie y derivados y ahora descubro grupos nuevos que me encantan como The National, Beirut, Arcade Fire…

Te hemos visto en cine, teatro, televisión, ¿cantando?

He hecho alguna cosa pero tonterías. Lo que hago cuando no tengo trabajo o cuando he estado tiempo con parones es ir a clases de voz pero lo hago porque me apetece, me relaja mucho, pero para sacar un disco, no.

Si te gusta la música, das clases de voz, supongo que no tendrías problemas para componer porque escribes… ¿cuál es el inconveniente?

Ay porque no me lo imagino. Me parece muy difícil componer. Yo lo de la música lo hago dirigido a los casting, por si un día hay que cantar, por ir más preparada. Yo no me atrevería, como yo misma, a grabar un disco. Pero…nunca se sabe. Hace muchos años, cuando hacía televisión me decían ‘¿y lo de actriz?’, y yo decía ‘no, ni de coña’, y mira… mi madre siempre me lo recuerda.

Ahora triunfas con Cámbiame, con tanto estilista en tu vida, te debes sentir como en casa, ¿no?

No te creas… Tengo la parte buena y la mala. La buena es que les puedo pedir consejo, la parte mala es que siempre tengo que ir mona aunque vaya a una reunión a las 10 de la mañana. Es un defecto de profesión de ellos, te ven y te hacen un escáner en seguida. Y yo que soy… ahora voy con unas reebook, con mallas de correr y un jersey y sin maquillar… acabo de ir a la gasolinera y me ha dicho el chico ‘ah, eres Marta Torné, ¿no? Te he conocido por la voz’, imagínate.

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En tu vida los estilistas han sido hombres gays, ¿qué tal con Natalia Ferviú y Cristina Rodríguez?

Muy bien. Yo estoy super feliz, somos una familia en lo bueno y en lo malo. De verdad, nos llevamos muy bien, cada uno tiene un carácter diferente y eso me encanta. Es guay encontrar gente tan auténtica y tan diferente, nos llevamos genial.

Si a ti te diera por cambiar radicalmente de look, ¿en manos de cuál de los tres te pondrías?

No lo sé, quizás Natalia. Pelayo creo que un poco el estilo que llevo yo, sofisticado, elegante… Cristina es mucho más extravagante, ella se puede poner todo eso y está genial pero yo parezco un pavo real y Natalia es más moderna, más relajada, más sexy, me gustaría sorprenderme con algo que rompiera con lo que yo normalmente llevo.

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Por cierto, ¿habéis dado algún intensivo de psicología?

Mira, parece una tontería lo que voy a decir, pero no lo es. Solo con escuchar a la gente que viene ya es un 80% para que la otra persona se sienta mejor. Creo que es un problema sobre el que necesitamos reflexionar, es como que no nos escuchamos, hay gente que necesita tener una conversación y que la entiendan, la apoyen y la den consejo. Luego ya están los profesionales. Ha habido un montón de gente a la que hemos dicho que deberían ir a un especialista.

¿Te queda tiempo para algún proyecto más?

De momento no. Creo que termino la gira de teatro… hay algún proyecto nuevo con los chicos del programa pero no se puede decir todavía, pero hay cosas.