Una Adele de lo más divertida emociona en Barcelona
Así fueron los shows de la diva del pop en nuestro país con #50deLOS40
Párpados cerrados. Hello, hello,... Hello, It's me. El saludo más popular de la británica Adele daba el pistoletazo de salida a un espectáculo de lo más intenso. Anoche y anteayer la voz inglesa del momento se paseaba por el Palau Sant Jordi para ofrecer todo su carisma, sencillez y talento a los miles de personas que se congregaron en la capital barcelonesa.
La cantante de Someone Like You arrasó en todos los sentidos. Quiso trasladar al público un concierto intimista con un escenario que recordaba a sus inicios, donde conectó con el público llegado de todos los rincones mundo. Y es que la de Tottenham llenó dos días el Palacio Olímpico de la ciudad condal colgando el cartel de entradas agotadas y habiendo vendido más de 36.000 entradas en apenas 5 horas.
Adele hizo uso de personalidad para mostrarse de forma muy natural explicando experiencias personales con un lenguaje muy directo y divertido, provocando una conexión total con los asistentes. No faltó esa dosis de humor que caracteriza a la británica bromeando sobre la tristeza de muchas de sus letras para acabar de meterse al Sant Jordi en el bolsillo.
Enfundada en un vestido negro brillante de Burberry (del que tiene un centenar para la gira) apareció ante todos en un minúsculo escenario en el centro del recinto para interpretar el primer tema que hemos conocido de su último álbum, 25. Justo después llegó la canción que la dio a conocer con una gran sorpresa: al son de Hometown Glory se proyectaron imágenes de la Sagrada Familia en la gran pantalla que fondeaba el escenario principal. El griterío fue ensordecedor como respuesta de agradecimiento al guiño que había tenido Adele con los barceloneses.
Esta chica sencilla con risa estridente y muy contagiosa sabe provocar que sucedan cosas sorprendentes o momentos divertidísimos en sus conciertos. En los primeros compases de One and Only, aparecieron bajo la gran pantalla una auténtica orquesta convirtiendo el gran Palau Sant Jordi en un enorme auditorio y dejando a todos sin poder articular palabra.
Entre canción y canción no faltó el show y no dejó de hablar con los espectadores preguntando de dónde habían venido, se hizo decenas de selfies con el público, fue testigo de una pedida de matrimonio entre dos chicos y se fotografió con fans que venían de Oriente Medio o con una pareja en la que él le había regalado a su chica un viaje a Barcelona para pedirle la mano en el concierto de Adele.
También recibió las muestras de agradecimiento de sus fans, que le entregaron hasta seis ramos de flores. Además de cantar de forma prodigiosa, es una excelente monologuista, humorista y actriz. Aunque hayamos sudado tinta china para comprender a la perfección su distinguido acento británico. Mi conclusión es que Adele se merece un LateNight Show en televisión ya.
Adele estuvo de diez, con una técnica vocal y una potencia fuera de serie. Canciones como Don't You Remember, Chasing Pavements, All I Ask o su último single Send My Love (To Your New Lover) nos acariciaron el alma. Al llegar Someone Like You el Palau cobró protagonismo coreando el estribillo entero del famoso éxito de la inglesa. Un momento que erizó el bello a más de uno.
Pero el clímax más intenso llegó con Set Fire To The Rain, ya que sólo Adele puede hacer llover en mitad del Palau Sant Jordi como lo ha hecho estos dos días. Fue de lo más emotivo de la noche: la cantante encerrada dentro de una cortina circular de lluvia, con su voz y esa asombrosa facilidad para interpretar notas agudas y graves en una misma frase que nos puso la piel de gallina.
La británica, que en innumerable ocasiones dio las gracias a todos por venir a verla, quiso despedirse de su público con su popular Rolling In The Deep, momento en el que enloqueció y se puso a saltar acompañada de una lluvia de confeti donde se podían leer frases de sus canciones escritas a mano. El recuerdo emocionalmente intenso de una noche con Adele.
Víctor de la Torre
Locutor y DJ de ELS40