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Michael Kiwanuka, un creador de obras maestras
Adele le llevó en su gira
Hace cuatro años, un hasta entonces desconocido Michael Kiwanuka, lograba ganar el concurso anual de música de la BBC y ser nombrado Sound of 2012. En ese momento llegó Home again, el disco de un músico debutante que despertaba el interés de la crítica que ya empezaba a atisbar el potencial de un músico que podía ser considerado un nuevo clásico.
Kiwanuka tenía entonces 25 años pero su música sonaba como si fuera un veterano de los de antes, de los que crearon historia. Su voz propició que le apodaran como el ‘Van Morrison negro’ y es que aunque británico, tiene raíces en Uganda de donde sus padres huyeron para instalarse en Londres.
La música en un principio no le llamó especialmente la atención hasta que su padre le regaló una guitarra y empezó a componer por su cuenta. Entonces descubrió que era divertido y le hacía sentir bien. Y menos mal porque esa dedicación nos ha dejado temas de una profundidad y misticismo que no siempre se corresponde con la intencionalidad de su autor. Es lo que sucede con los grandes, que todo surge de manera natural e inconsciente.
Su primer disco empezó a llamar la atención de otros artistas como Kanye West que quiso tenerle a su lado cuando estaba trabajando en Yeezus. Kiwanuka voló hasta Hawaii y compartieron horas de estudio hasta que un buen día las dudas le abordaron y huyó sin llegar a materializarse nada. No estaba preparado, dijo después.
Reconoce que le hubiera gustado componer Bittersweet Symphony de The Verve o Hotline Bling de Drake y eso es muestra de dos de sus grandes influencias, las raíces más británicas y la música negra. Claro que lo suyo tira más hacia los clásicos.
Cuando todo el mundo quería ver si lo suyo había sido producto de la casualidad o si podría mantener el nivel en un segundo trabajo, él no cayó en las redes de las prisas y la presión mediática y se tomó su tiempo. Cuatro años después ha llegado con Love & hate, el disco que muchos críticos consideran ya una obra maestra.
En la producción está Danger Mouse que nos trae al siglo XXI el soul que mueve a Kiwanuka inspirado en grandes como Marvin Gaye o Bill Whiters con un toque roquero cercano a Pink Floyd o Jimi Hendrix. Sí, son grandes nombres pero el británico no puede sentirse pequeño frente a estos referentes porque ha seguido la estela con un nivel sobresaliente.
En este nuevo disco, como él mismo reconoció en una charla con Fernando Navarro de El País, “explora las emociones humanas y el conflicto que generan cuando no eres capaz de gestionarlas bien”. En sus canciones se abordan temas tan reales como la necesidad de amar, la soledad o la culpabilidad. Y lo hace con menos guitarra acústica y más eléctrica. Ha hecho lo que quería, desde la honestidad, y si eso incluía un tema que durase 10 minutos, ¿por qué no?
Con Love & hate ya ha logrado ser nº1 de ventas en su país lo que demuestra que la duración de un tema no influye en el interés del público. Cada vez tiene más adeptos que se han dejado conquistar por una música con alma como la suya. Adele, uno de ellos que quiso llevarle de gira con ella.
Está claro que estamos ante alguien al que, por lo menos, hay que dedicar una escucha. Los críticos de nuestro país lo han hecho y algunos de ellos le han nominado y el próximo 1 de diciembre podría llevarse el premio de la crítica de LOS40 Music Awards. Aludiendo a otro clásico, ‘ha nacido una estrella’.
Cristina Zavala
Periodista enamorada de todo el entretenimiento. Enganchada a la tele, los libros, los últimos lanzamientos...