Especial
¡Final Fantasy XV ya está aquí!
Diez años de espera no es nada
¿Os acordáis de Final Fantasy VERSUS XIII? Aquel juego anunciado allá por 2006 que formaría parte de la "Fabula Nova Crystallis" junto a FFXIII y Final Fantasy Agito XIII. Poco a poco, trailer tras trailer, la cosa fue saliéndose de madre y al final, lo que parecía un experimento pasó a convertirse en Final Fantasy XV.
Hoy, habiendo casi perdido la cuenta de los años que hemos estado esperando, Final Fantasy XV llega a vuestras consolas... Hablemos de si la espera ha merecido la pena.
Final Fantasy XV tiene lugar en la tierra de Eos. Un lugar ya sometido a la fuerza opresora de Niflheim que se ha asegurado de engañar al reino de Lucis en la firma de un tratado de paz al que también se presentaba el reino de Tenebrae, para despistar su barrera y poder así conquistar la ciudad y hacerse con el último cristal del mundo.
En esa conquista, el príncipe Noctis es dado por muerto y aprovecha para escapar con su pequeño séquito de amigos, formado por Ignis, su consejero real, Gladiolus, su guardaespaldas y Prompto, un amigo de la infancia. Todos ellos se dirigen a Altissa para encontrarse con Lunafreya, la prometida de Noctis y princesa del reino de Tenebrae, que consigue escapar de las calles sitiadas de Lucis.
La historia es correcta; funciona, y desde ya decimos que será muy interesante que echéis un vistazo a la película de animación "Final Fantasy XV Kingsglaive" para poneros en situación y disfrutar el juego al 100%; algo que la promoción de Square-Enix no ha acentuado lo suficiente para mi gusto.
No obstante, por mucho que el argumento de FinalXV nos hable de Cristales, herederos al trono, divisiones de reinos y fuerzas oscuras opresoras, la verdadera historia de este juego se esconde en el viaje de ese grupo de amigos, en su crecimiento y en la fuerza de su amistad.
Final Fantasy XV es un juego de mundo abierto o, al menos, una gran parte lo es. Podríamos decir que la primera parte está dedicada a la exploración y al viaje de estos cuatro amigos; en ella, podremos explorar vastas tierras a nuestras anchas, apuntarnos a misiones secundarias (algunas más interesantes que otras, todo sea dicho) y vivir todos esos momentos especiales que nos da esta pequeña cuadrilla, como las noches frente a la hoguera comiendo los deliciosos platos que Ignis cocinará para nosotros.
El problema de esta primera parte es que la exploración y el divertimento "porque sí" eclipsa la necesidad de contar una historia y la información acaba diluyéndose y perdiendo bastante fuerza. Hay ciertos puntos muy importantes de la historia que se revelan casi "de pasada" y otros, como decíamos antes, que quedan sólo para aquellos que vean la peli antes de jugar.
La segunda parte del juego pierde un poco esa parte "exploradora" y centro su foco en terminar esa historia interesante; pero la progresión del juego pasa a convertirse en una línea recta (aunque puedas regresar al mundo abierto para subir de nivel y seguir atendiendo las misiones secundarias).
Esta estructura "rara" y poco balanceada no es un gran problema, pero sí puede llevar a altibajos en el entretenimiento. El jugador puede cansarse de ciertas cosas y pedir a gritos un progreso en la historia al que aferrarse, pero es algo que no se dosifica todo lo bien que habría cabido esperar.
Los viajes en mundo abierto dependen de ese lujoso coche conocéis y que ya se ha convertido en seña de identidad del título. Y es recomendable hacerlos, al menos una vez, antes de empezar a utilizar el viaje rápido para ahorrar tiempo. Como decimos, la verdadera carga y el foco de este juego están en el viaje, empezar a comernos.
El sistema de combate es una pasada. Da un par de vueltas de tuerca a la acción en tiempo real de Kingdom Hearts pero no llega a complicarse en absoluto. Se resuelve con pocos botones y algún evento de respuesta rápida facilón pero el resultado en pantalla es tremendamente espectacular, sobre todo por la co-operación de los cuatro protagonistas en combate, que pueden sacarse de la manga ataques combinados del todo espectaculares, la variedad de armas (que además tienen diferentes usos en combate) y las invocaciones que son brutales. No obstante, FFXV no olvida que es un RPG y tenemos progreso en los personajes y en sus habilidades para notar ese crecimiento característico de un juego de Rol.
Pero, lo dicho, el combate es muy espectacular, las animaciones son brutales y, salvando algún que otro movimiento de cámara algo peleón, me ha parecido un acierto tremendo el llevarse una saga como Final Fantasy a terreno de juego de acción.
Gráficamente, imaginamos que poco podemos decir que no hayáis visto ya. Final XV cumple en cada apartado que pongamos a prueba. El mundo abierto es creible, muy realista y tiene una iluminación espectacular; puede adolecer la falta de detalle en ocasiones, pero no todas las llanuras iban a estar plagadas de elementos, ¿no? Amén del mundo abierto encontraremos un par de ciudades del todo interesantes (especialmente la de corte "veneciano") y elementos interiores menos llamativos de estilo cavernoso o industrial que también han sido muy bien resueltos.
¿Música? La mejor, como siempre en esta franquicia y, además, tendréis la posibilidad de comprar canciones de anteriores entregas, todo un guiño para los fans. Y, lo más difícil, tiene un tema principal del que no te aburres jamás y eso que lo vas a oir hasta la saciedad en las partes de exploración. De verdad os lo decimos, la música es de lo mejor que habéis oído en un videojuego.
A pesar de su "inconsistencia" a la hora de dosificar la parte argumental, Final Fantasy XV es un juegazo. Tras tantos años de espera algunos pueden estar esperando el juego "perfecto" y eso no va a ocurrir. Si cambiais el chip y limpiais la mente antes de empezar la partida os daréis cuenta de que Final XV tiene muchísimo bueno y muy poco "malo" (que además acaba eclipsado por sus grandes virtudes). Una compra obligatoria, bajo mi modesta opinión.