Vampiresas lesbianas, triángulos amorosos, rebeldía adolescente… ¿puedes resistirte?
Historias para pasar una tarde entretenida
“No tengo tiempo”.
¿Cuántas veces has utilizado esa excusa para justificar que hace tiempo que no lees?
Ahora, ya no funciona porque los relatos que te proponemos hoy en nuestra nueva estantería de Librotea se pueden leer en tan solo una tarde.
Historias sobre vampiresas lésbicas, mezquindades de nuevos ricos, triángulos amorosos, compañeros inseparables, actitudes incomprensibles…
Viajes que nos llevarán a lugares que nos harán desconectar de nuestro día a día pero que también nos harán replantearnos si vivimos como queremos.
#El guardián entre el centeno (J.D. Salinger)
En 1980 fue el libro más prohibido en los institutos de Estados Unidos pero, a la vez, fue también el segundo más recomendado.
Holden Caulfield no es más que un adolescente que se pelea, es expulsado, e intenta retrasar su vuelta a casa.
Pero tras esa anécdota sencilla y común está la mirada curiosa, sarcástica y rebelde de un chico de 16 años que no entiende la hipocresía de los adultos y se resiste a convertirse en uno de ellos, ¿te reconoces?
#Seda (Alessandro Baricco)
No es un haiku pero nos hace pensar en esa estructura de poesía tradicional japonesa compuesta por tres versos.
Algunos lo verán como una historia de viajes, los de Hervé Joncour, un comerciante francés que se adentra en Japón.
Otros optarán por centrarse en el triángulo amoroso que plantea con un vértice en Occidente y otro en Oriente. Si todavía no lo has leído ahora eres tú el que elige.
#Carmilla (Joseph Sheridan Le Fanu)
Si ahora plantear una historia lésbica sigue generando algunas controversias (aunque afortunadamente cada vez menos) imaginaros en el siglo XIX.
Sí, hubo vampiros antes de Crepúsculo, los de Joseph Sheridan Le Fanu que sirvieron de inspiración al futuro Drácula de Bram Stoker.
Leyendas, erotismo y algo de terror gótico en una historia que fue pionera en muchos aspectos.
#Tombuctú (Paul Auster)
Tombuctú es una ciudad de Malí que ha inspirado a muchos autores aunque en este caso hace referencia a otro lugar al que no querríamos ir, el que visitamos cuando llega el final de todo.
A él va a ir próximamente el vagabundo protagonista de esta historia, un excéntrico poeta que encuentra como aliado a un perro que entiende el inglés. Vale, un poco surrealista pero lleno de un idealismo que engancha.
Juntos intentarán buscar a una mujer que ha de encargarse de custodiar su bien más preciado ¿Te imaginas cuál?
#El principito (Antoine de Saint-Exupéry)
Puede que no lo hayas leído pero es imposible que no le conozcas. Es lo que ocurre cuando un personaje tiene tanta relevancia que acaba convirtiéndose en parte de la cultura popular.
Es el libro francés más vendido y se ha traducido a más de 250 idiomas y dialectos, sí, hay tantos.
Muchos han pensado siempre que se trataba de un cuento para niños, y vale, puede ser, pero los peques no entenderán muchas de las reflexiones que plantea y que hacen que los adultos quieran potenciar ese espíritu infantil que guardan dentro.
#La historia del señor Sommer (Patrick Süskind)
Patrick Süskind no es sólo el autor de El perfume, la celebérrima novela que fue llevada al cine y nos hizo conscientes de uno de nuestros sentidos menos explotados.
También es el autor de esta historia que nos lleva de nuevo a nuestra infancia a través de los recuerdos de un protagonista que rememora sus encuentros con el extraño señor Sommer que, en realidad, nadie sabe quién es.
#Bartleby, el escribiente (Herman Melville)
Imagina que un día tu jefe te pide que hagas algo y tú le contestas: “Preferiría no hacerlo”, y sigues haciendo tu trabajo como siempre. ¿Un sueño, no?
Pues no lo es para Bartleby que es la frase que le repite siempre al suyo. Claro que su comportamiento es raro porque vive en la oficina y se niega a abandonarla cuando es despedido.
Ni siquiera abandona el sitio cuando la oficina se traslada. Él permanece y su comportamiento ha dado pie a múltiples interpretaciones. ¿Cuál es la tuya?
#Juan Salvador Gaviota (Richard Bach)
Muchos lo han leído obligados en el instituto y quizás por eso no hayan sabido apreciar la belleza de este relato que habla de superación.
El autor de El principito no fue el único aviador profesional que también escribía relatos sencillos de leer pero que nos hacen pensar.
#Desayuno en Tiffany’s (Truman Capote)
Una joven de 19 años que ha hecho carrera en la alta sociedad pasando de hombre en hombre adinerado. Podría ser una historia de hoy en día pero la escribió Capote en 1958.
Lo único malo (o no) es que no podrás imaginarte a la protagonista como tú quieras. Irremediablemente le pondrás la cara de Audrey Hepburn.
#El baile (Irene Nèmirovsky)
La novela tiene casi 100 años pero refleja una realidad de nuestra época.
Una familia de nuevos ricos pretende presentarse ante la alta sociedad parisina a través de un baile.
Nada ocurre como se espera y la mezquindad sale a relucir al pagar la frustración con la hija que no tiene más que 14 años.
#Mal de piedras (Milena Agus)
“En el fondo, en la parte más íntima, todo escritor es un pobre desgraciado”, con esta frase, la autora se puso en contra a muchos de sus colegas que no pensaban como ella.
Pero no tiene filtros y dice las cosas como las piensa. De hecho confesó que escribió esta novela “para sanar mi locura y tener un refugio”.
Una nieta cuenta la obsesión de su abuela que se casó tarde, que encontró el amor de manera inesperada y que al final… no haremos spoiler, pero el final es inesperado y el que hace que merezca la pena leer el relato.
#Sostiene Pereira (Antonio Tabucchi)
Cuando el fascismo toma el poder la censura se apodera del periodismo y eso es lo que vive el protagonista de esta historia que encuentra el modo de saltarse las prohibiciones y denunciar un homicidio a través de un artículo incendiario. ¿Cuáles son las consecuencias? Eso tendrás que averiguarlo tú.
Cristina Zavala
Periodista enamorada de todo el entretenimiento. Enganchada a la tele, los libros, los últimos lanzamientos...