Especial
Danny Boyle: “Siempre queda una esperanza para los protagonistas de Trainspotting”
Hablamos con el director de su nuevo trabajo y la influencia de la música en su película
Llueve, mucho, sobre Madrid. Hacía meses que no se daba el caso pero parece que la llegada de Danny Boyle (Radcliffe, 1956) a la capital para presentar la segunda parte de Trainspotting, titulada simplemente T2, requería de este despliegue natural para emular al Edimburgo gris que vislumbramos por segunda vez en la película.
La primera fue allá por 1996 en un retrato esbozado por el escritor Irvine Welsh de una ciudad, la capital de Escocia, completamente arrasada por el paro juvenil, la crisis y las drogas.
Veinte años después hay menos pelo, más barrigas, pero el trasfondo sigue siendo más o menos el mismo.
Boyle recurre de nuevo a Welsh para contar su historia, en este caso a Porno, la continuación natural de Trainspotting, aunque con matices pues este libro se editó en 2002.
En T2 se vuelve a reunir Boyle, además, con quien fuera su niño mimado. Ewan McGregor accedió por fin a rodar con su hasta hace veinte años amigo y repite en el papel de Renton.
Jonny Lee Miller vuelve a ser Sick Boy, Robert Carlyle interpreta al descerebrado de Begbie y Ewen Bremmer a Spud. Los cuatro son nombres que han conseguido quedarse en la memoria de quienes han visto la película a lo largo de estos veinte años y eso ya es un logro.
T2 habla de cómo afrontamos nuestra propia idiosincrasia en una etapa de madurez. Podemos intentar escapar de ello pero lo que somos está siempre ahí. Dejando a un lado algunos pasajes de la película que no están en el libro y que nos recuerdan irremediablemente al hombre viejo que grita a las nubes y que se resumen en ese discurso tan manido antiprogreso la película gustará mucho a quienes disfrutaron la primera (¿todo el mundo?)
El paso de Danny Boyle por Madrid antes de presentar su película en la Berlinale nos dejó unos minutos para hablar de existencialismo, de censura y de temazos musicales como en su día fue Born Slippy. Motivos más que suficientes para que le des al 'play'.