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Análisis de Ghost Recon: Wildlands
15 años después la saga sigue en plena forma
Parece mentira que el primer Ghost Recon saliera ya hace más de quince años, así como pensar que el último capítulo de la saga, Future Soldier, tenga ya casi cinco.
Otros juegos basados en el universo Tom Clancy han ayudado a llenar el hueco, mientras los otrora excelentes 'Ghost Recon' dormitaban esperando su oportunidad. Con este Wildlands, la saga está de vuelta, aunque cueste reconocerla... (y esto no lo decimos para mal).
Como muchos de los juegos de la franquicia, Ghost Recon Wildlands nos lanza a un campo de batalla repleto de enemigos de los que debemos deshacernos de la manera más eficiente posible. Esta vez la acción transcurre en Sudamérica, concretamente en Bolivia, con un rollo "Narcos" brutal, pero con bastantes licencias artísticas en lo que al paisaje terrenal y político se refiere.
El juego intenta por todos los medios cuadrar la historia con eventos que podrían parecerse a lo que acontece en realidad, pero afortunadamente estaremos muy ocupados pilotando helicópteros, rescatando rebeldes o tiroteando miembros de cárteles de drogas como para que eso tenga importancia.
Desde el inicio del juego tenemos muy claro cuál es el objetivo principal, acabar con El Sueño, el líder del cártel de Santa Blanca, que tiene controlada gran parte de la región gracias al dinero que ha amasado con la cocaína. Cada paso que demos lo haremos con esta misión en mente, incluso cuando nos vayamos a hacer misiones secundarias, la mayoría tendrán relación.
Ghost Recon: Wildlands es un sandbox (o juego de mundo abierto) con total libertad de movimiento y exploración. Mientras nos paseamos por su extenso mapeado seremos asaltados tanto por miembros de carteles como por integrantes de las fuerzas del orden, aunque la mayoría sean corruptas.
Podemos afrontar los objetivos como queramos, tomando la ruta del sigilo (que a veces es la mejor opción) o entrando a los edificios granada en mano y no dejando un alma en pie 'Rambo style'.
Si jugáis solos, se os concederá un grupo de tres compañeros controlados por lA. No son la repera en lo que a inteligencia se refiere, pero cumplen las órdenes con una precisión aceptable. Sin embargo, Wildlands parece concebido para jugar con amigos, que es donde se le saca el verdadero jugo.
Cuando añadáis aunque sólo sea un amigo a vuestra escuadra, los controlados por la máquina desaparecerán (aunque entre dos personas no deberíais tener problemas para pasaros el juego), algo que no termino de explicarme.
Los personajes se pueden customizar a voluntad, hay una gran variedad tanto en la apariencia física, como en la ropa y las armas, así que podéis optar por una apariencia seria o la más ridícula que se os pase por la cabeza. Así será como aparezcáis en las escenas de video.
De igual modo las armas tienen infinidad de accesorios con los que trastear, más los que podréis encontrar por el mapeado si sois 'completistas'. Conforme vayáis recolectando armas y accesorios para ir superando misiones, iréis ganando puntos de experiencia que gastar en mejoras para nuestro soldado, que van desde más resistencia o mejorar nuestra barra de vida a añadir un paracaídas a nuestro repertorio. Hay varios niveles en cada extra que compremos, pero a la larga podremos conseguirlo casi todo.
El mapeado del juego es enorme, los creadores se han atrevido a decir que incluso más grande que el de Grand Theft Auto 5, grandes palabras sin duda, pero que luego si el juego no está a la altura podrían quedar huecas. Por suerte, Wildlands cumple, es un juego completo y destacable; en él visitaremos todo tipo de ecosistemas, jungla, desierto, montaña, etc...
El apartado gráfico acompaña a la genera oferta; los paisajes son abrumadores y cuesta ver una tasa de frames resentida por la escena. El juego no tiene problemas manejando docenas de soldados en pantalla. Las ralentizaciones pueden llegar cuando añadamos varios helicópteros o alguna que otra explosión al conjunto, pero no va a ser la norma habitual.
Ghost Recon Wildlands es "el juego más grande de Ubisoft" (palabras textuales), con el mayor mapeado que jamás hayan concebido; una ambición que podría haber hecho perder el norte a cualquiera y que sólo una compañía experimentada como 'Ubi' puede llevar a buen puerto.
Quitando ciertos fallitos gráficos y que con la historia no están inventando la rueda precisamente (cada vez más difícil en la época que estamos); diremos que Wildlands es un juego muy entretenido, sobretodo jugando en cooperativo, visualmente imponente y que tiene opciones de personalización para haceros perder horas y horas sólo en los menús arreglando al personaje.
Además, una vez terminada la campaña, podréis olvidaros del co-operativo y centrar la jugada en los modos online de enfrentamiento, que ya sabéis que son un elixir de vida cuando se ha terminado la diversión en solitario. Sin duda, una compra altamente recomendable.