La actriz ha dejado muy atrás la alargada sombra de su padre
Zoë Kravitz ha tardado algunos en años en despegarse de la alargada sombra de sus padres, Lenny Kravitz y Lisa Bonet, para despuntar como una de las actrices más a tener en cuenta en la actualidad. Su elección impecable de papeles, su compromiso con su profesión y unas principios férreos la han llevado a ser, a sus 28 años, una de las chicas de moda.
Presente en todas las alfombras rojas y en una de las series que ha cosechado las mejores críticas en esta última temporada, Big Little Lies, Zoë ha ido labrando su carrera sin prisa pero sin pausa.
La hemos visto en papeles en Animales Fantásticos, la serie Divergente o X-Men: Primera Generación entre otras películas. Vamos, que Kravitz no se anda con chiquitas a la hora de elegir papeles ni le va pasar desapercibida.
No solo eso, a la actriz se la rifan las grandes marcas para que luzca sus vestidos. Desde Alexander Wang a Max Mara no hay nadie que quiera dejar escapar a la mujer que va camino de convertirse – si no lo ha hecho ya – en un auténtico icono de estilo.
Además, Zoë defiende sus raíces afroamericanas con orgullo y eso, en un momento de la Historia convulso como el que vivimos, es algo que todo el mundo aprecia y lo que le ha granjeado el respeto de compañeros y del público en general.



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