Artistas y maniáticos, la dura vida del famoso
Ser artista, guapo y con dinero es algo muy difícil, insoportable, digno de compadecerse por ello. Y es que la fama es muy dura, eso de que te quieran más que Pocholo a su mochila o la Pantoja a Paquirrín, causa traumas irreparables en las personalidades de las estrellas. ¡Qué difícil es ser ellos!
Y claro, entre tanto lujo y dinero surgen las manías, esas pautas de comportamiento que no tienen explicación alguna y que sin embargo somos incapaces de hacer. Que sales a un escenario, pues te pones a rezar con todos tus compañeros porque, ¿quién no tiene una capilla en el backstage? O que te vas a dormir, pues te metes en una cápsula de oxígeno. Todo muy normal vaya…
¿Sientes ganas incansables de lavarte las manos cuando te saludan? ¿Antes de ir a dormir tienes que tener todos tus zapatos alineados? ¿Haces destruir los retretes que usas para asegurarte que no hayan sido usados más de una vez? No te asustes, tienes trastorno obsesivo compulsivo (TOC) y estos artistas también.
La diva del pop tiene rarezas que son más complicadas que ver a Ylenia en misa un domingo. La americana detesta los retretes que estén usados por otra persona así que, solo puede usarlos si están nuevos. Para ello se asegura de que los destruyan una vez haya puesto su trasero sobre ellos, ¿llevará con ella a Manolo y Benito?
Lo de Beckham saca de sus casillas hasta a Victoria, que lo llama “raro” sin ninguna contemplación. Y es que el marido de la ex Spice tiene tres neveras en las que separa alimentos normales, las ensaladas y las bebidas, como todos los mortales. Su obsesión llega hasta el punto de vestirse del mismo color que sus muebles o comprarse cuarenta pares de calcetines cada dos semanas para evitar que pierdan su color. ¡Ay Vicky si al final echarás de menos a Anita!
La obsesión de Mario Vaquerizo por perder grasa es toda una realidad. Al cantante le aterra engordar y hasta pensó en quitarse las costillas flotantes. Se pesa a diario, no toma grasas y hace dietas imposibles. Eso sí, la cerveza le encanta y no renuncia a ella, así que no sabemos si controlará su peso con tanta cebada. Aun así nos encanta y lo sabe.
“Hola, soy Rihanna. Traedme volando al hotel catorce paquetes de galletas Oreo, cuatro bolsas de patatas fritas con sabor a queso, nueve botes de helado y seis pizzas familiares”, es lo que la cantante ordenó recibir en su habitación. Imagina la cara del repartidor cuando recibiese ese pedido, ¡qué suerte tienen algunas!
Si hubiese un top ten de rarezas aquí estaría Tom Cruise. El actor americano es más extraño que un McDonals en Irak o una biblioteca en casa de Paris Hilton. Llega hasta el punto de no beber agua que no sea de los manantiales Royal Desidee o no llevar nunca dinero encima, ¿cómo paga cuando va a por el pan? ¿Comerá el pan?
No, aunque creas que Shakira detesta la voz de Paulina Rubio en directo y que cuando la diva dorada ofrece un concierto la colombiana se transforma en Alicia Montenegro, no es esto lo que incomoda a la cantante. Resulta que nuestra súper estrella odia su propia voz, pese a cautivar a millones de personas diariamente. No lo entendemos, nos cuesta pensarlo más que a ella viajar en avión, ¡porque resulta que su vehículo preferido es el helicóptero!
Como toda diva sufridora Britney Spears es supersticiosa pero a unos límites que llegan al fin del mundo. La que es una de las cantantes con más éxito del mundo sufre TOC y miedo escénico antes de sus conciertos y para remediarlo obliga a todo su equipo a rezar antes del espectáculo, eso sí, la capilla les pilla cerca: en el backstage.
Ahora que ya sabes lo raros que pueden llegar a ser nuestros famosos, ¿piensas que cuando fuiste a trabajar con la parte de abajo del pijama eras raro? ¿Te sientes mal por haber llevado pantalones de campana en los 90? ¿Sigues creyendo que Isabel de Valencia es de otro mundo?