Especial
Así es un día de comida en los sanfermines
Recorremos Pamplona por sus costumbres gastronómicas en estas fechas
Pamplona es una ciudad y Pamplona en San Fermín es otra. Las fiestas más internacionales de España cambian la fisonomía de la ciudad e inyectan a la capital del Arga millones de personas. Ellos vienen desde todos los rincones del mundo siguiendo las palabras del libro Fiesta, escrito por el más ilustre visitante sanferminero, Ernest Hemingway.
Hoy os propongo un recorrido por los hábitos gastronómicos de los navarros durante las fechas que duran los sanfermines, porque no solo de calimocho vive el hombre.
El 6 de julio empieza todo con el chupinazo a las 12 de medio día, pero antes los navarros, y cualquier visitante que conozca la tradición, se han puesto las botas en el llamado almuercico. Esto no es otra cosa que un plato de huevos fritos con patatas, chistorra y jamón serrano. Si te atreves, pide también unas magras con tomate o en su versión más millennial añádele nugets de pollo. Esto sería un plato más si no tuviéramos en cuenta que el almuercico se hace a las 9:30 de la mañana. Así, para coger fuerzas.
Pero el resto de días, la comilona empieza a las 6:30 de la mañana cuando las comparsas de txistularis y gaiteros recorren las calles del centro. Estas son las llamadas dianas de San Fermín que anuncian la proximidad del encierro y dirigen a todos a la calle Mañueta a comer churros con chocolate.
A partir de las 9:30 los cabezudos hacen presencia en las calles de Pamplona. Tras disfrutar de ellos, es el momento de tomar el vermut y los clásicos pintxos de la gastronomía navarra. La chistorra, el pimiento frito o las croquetas deben estar en tu lista y podrás encontrar los mejores en la calle Estafeta.
Por la tarde puedes acercarte a la plaza de toros. Allí lo menos importante es lo que pasa en el ruedo. Si vas a sombra deberás llevarte un bocadillo de bacon con pimiento o ajoarriero. Si vas a sol, puedes vaciar tu nevera e incluso no llevar nada porque la comida, literal, vuela sobre las gradas.
Y por la noche las madres preparan la mejor cena para ver los fuegos en la Vuelta del Castillo. Bocata de lomo con pimientos, de tortilla de bacalao (un clásico) o de patatas. Siéntate en el césped y disfruta con tu cena de un concurso de fuegos artificiales que congregan diariamente a los mejores del mundo.
San Fermín es mucho más que calimocho, ya lo decimos, porque el comercio es tan importante como el bebercio. Así que prepara tu indumentaria blanca si vas a ir. No hay otra fiesta en el mundo donde la gente se ponga más de acuerdo a la hora de vestirse. Pamplona se engalana de blanco y rojo para gritar ¡VIVA SAN FERMÍN!