El poderosísimo mensaje que lanza Rihanna con sus últimos vestidos

Y no, no tiene nada que ver con que solo vista Alta Costura

De unos meses a esta parte hemos tenido que escuchar comentarios muy desafortunados acerca de la nueva imagen de Rihanna. Que se decantara, casi sin preaviso, por prendas holgadas y ropa cómoda dieron lugar a titulares como que podía estar embarazada o que era un escándalo su subida de peso. Pero no, ni está embarazada ni es un escándalo que suba de peso.

Cuando una mujer de 29 años aumenta de talla no es un escándalo. Cuando lo hace una cantante, tampoco. Subir de peso, sea cual sea el motivo, no es un escándalo ni un motivo de escarnio público.

Es evidente que Rihanna ha aumentado su peso como también lo es que a la de Barbados le importa un comino y que más de uno ha celebrado esta oda a las curvas en la que la cantante se ha convertido (llegando a crearse clubes de fans).

Demostró lo poco que le importan las opiniones negativas con una publicación en Instagram en la que, básicamente, mandaba a todo el mundo que no tuviera algo bonito que decir a freír espárragos.

Demostró, todavía con mayor profundidad, que le importaba bien poco ataviándose en los actos de presentación de su última película, Valerian y la Ciudad de los Mil planetas, con vestidos de Dior Alta Costura con los que potenciaba todavía mucho más su espléndida figura.

En un mundo en el que las adolescentes están expuestas sin remedio a sufrir trastornos alimenticios y en donde se sigue premiando la delgadez extrema por encima de cualquier cosa es de aplaudir el espectáculo que Rihanna ha protagonizado esta semana.

El vestido rojo de Giambatista Valli que abre esta noticia es el ejemplo de que a la cantante no le puede importar menos lo que opines de sus pechos ni lo que el mundo tenga que decir acerca de lo que es o no una figura femenina ideal.

Ha sido carne de memes por enseñar más canalillo de la cuenta y ello no ha parado a su portadora a dejar de presumir del vestido en redes sociales. 

Y eso no puede más que encantarnos.