Electric Nana: “Pablo Alborán nunca va a ser un ‘juguete roto’ porque ha sabido parar”
“Yo he parado pero no creo que siga”
Mónica Vázquez es uno de esos nombres que, posiblemente, pase desapercibido. Puede que la cosa cambie si hablamos de Electric Nana, el nombre artístico que adquirió cuando se presentó al Plan B de Carlos Jean con el que despegó su carrera.
Una carrera que la llevó a dar conciertos ante miles de personas y ser, incluso, nº1 de LOS40 con Lead the way en 2011. Pero, ¿podrías decir qué fue de ella? (después de competir por ser representante española de Eurovisión en 2016).
Le perdimos la pista por un tiempo por la decisión que tomó de romper con todo y abandonar la música. Ahora su vida empieza de nuevo pero ya no como cantante sino como escritora que estudia un Máster en Glasgow.
El arte de romperlo todo es su primera novela en la que vuelca en Miranda todo lo que ha sentido en estos últimos años, una cantante que, como ella, acabó decepcionada con la industria.
Asegura que muchos se sentirán ofendidos pero ha llegado a un punto de aceptarse a sí misma y ser feliz con ello que no le importa demasiado. Sí, es contradictoria, sarcástica, un poco puñetera pero capaz de reírse de sí misma y disfrutar de la vida de esa manera por la que sólo podemos sentir envidia.
El verano, esperando la publicación, se te ha hecho muy largo, ¿no?
Se me ha hecho eterno pero ha sido muy divertido. Muchísimos nervios. Me moría de la vergüenza porque el libro es un personaje que no soy yo, no es autobiográfico pero es como si fuera yo en guay. Qué vergüenza porque el que me conozca lo más mínimo me va a señalar con el dedo y se va a reir.
Dices que no es autobiográfico pero ahí hay gran parte de lo que ha sido tu vida en los últimos años.
Hace 4 o 5 años tuve mi primera experiencia con la música, con Carlos Jean y Muwom, y fue muy bestia, todo muy rápido y muy alto… La vuelta al mundo del músico normal fue muy bestia, fueron unos años en los que mi mundo volcó.
Yo estaba haciendo un doctorado en Lingüística y, de repente, eres nº1 en Los 40 principales pero a los seis meses, nada… Eso es insostenible para cualquier tipo de carrera, personalidad, ego, autoestima… no da tiempo a asimilar, no lo supe saborear.
Y ese sinsabor es el que recoge el libro.
Cuando decidí dejar Muwom pensé: Ojalá yo hubiera sabido qué se siente al dedicarte al mundo de la música, cómo es el viaje emocional, el prepararte para exponerte no sólo a los demás sino a ti mismo. Ojalá alguien me hubiera explicado cómo era para poder superar los malos momentos.
Hubo un momento en el que estaba muy desorientada en la vida e hice un borrador de la historia. Dos veranos después, nada acababa de cuajar y pasé un verano de mierda, pensé que era momento de escribir lo que me había sucedido en clave de humor.
Pero entonces, sí es autobiográfico, ¿no?
Lo que le pasó a Miranda no es lo que me pasó a mí, no es autobiográfico pero lo de irse a Edimburgo, trabajar en una librería, enamorarse de un escocés maravilloso es lo que me hubiese gustado, si pudiera elegir mi destino y mi futuro. Dije, lo voy a poner en un libro y lo voy a gozar mientras lo escribo.
¿Ha sido una terapia, una venganza, una asignatura pendiente?
No, no es venganza en absoluto. No soy una persona vengativa, no me arrepiento en absoluto de las decisiones que he tomado, no me arrepiento de lo bueno y lo malo que me ha sucedido porque ha sido fascinante, he aprendido muchísimo de mí y la gente y lo he disfrutado muchísimo.
Algunas de las cosas que le pasan a Miranda a mí no me han pasado pero sé que a otras personas sí, entonces la cosa es que empiezas a hablar con otros músicos, ‘a mí me pasó esto’, ‘a mí esto otro’ y dices, ‘voy a novelarlo y voy a poner distancia. En lo que no hay distancia es en las emociones, en eso es imposible poner distancia.
A la gente joven que tenga la ilusión de convertirse en artista de éxito y lea la novela, se le van a quitar las ganas, ¿no está un poco exagerado?
Hay mucho mito generado alrededor del músico y eso es malo. Dices ‘soy músico’ y piensan, ‘ja, tienes la vida super fácil, no trabajas’. No tío, es super duro, trabajas mucho y emocionalmente es agotador. No es el trabajo más feliz del mundo, ni el más divertido ni fácil y lo venden como si lo fuera y eso me ofende porque menosprecian el trabajo de artista y genera unas expectativas a los que quieren dedicarse a la música que son insostenibles y luego lo dejan, como yo.
En el libro nos dejas claro cuál fue la parte mala pero, ¿cuál fue la parte buena?
Tengo ganas de hacer una segunda parte en la que explorar cómo fue realmente. Yo he contado un poco la recuperación de ella, de cómo está hecha una mierda y se recupera como persona. Mi idea es que vuelva y disfrute. El segundo libro sería el disfrute de la música de verdad. Ahí sería contar el trapicheo de este con este, que este se ha liado con este…lo divertido y que gocen como yo, que lo he gozado muchísimo.
Pero también te has rebelado.
El rebelde es el que no lo consigue a veces. Yo no voy a pasar por ciertos aros. Si te lías con este famoso, si vas a esta fiesta, si te haces amigo de este tío… a mí eso me lo han dicho… paso como de la mierda de tener que ir a estas fiestas o de liarme con este tío porque es famoso, ¿pero qué me estás contando? A mí eso me parecía… yo me quiero enamorar o por lo menos que me caiga bien que yo no sé quién es ese fulano…
¿Y el fan en qué punto queda?
Es un homenaje al músico más que a la música. Un homenaje al fan que te está mirando y no sabe. El fan quiere saber de ti, quiere ser tu amigo, quiere conocerte y no le dejamos. Les vendemos ‘mira qué guay mi vida’ y no, el fan quiere saber que estás hecho una mierda porque a lo mejor el fan quiere estar en ese momento y acompañarte cuando realmente necesitas compañía, no cuando estás de copas con los amigos, que también mola.
Me parece triste que los artistas no compartan esas cosas con los fans. Así que me dije, voy a ser una de esas kamikazes que dicen ‘pues mira, yo lo pasé muy mal y fue una mierda’, en unas cosas, en otras fue maravilloso.
¿Qué pasa cuando un artista no pone nada en una semana en las redes sociales? Está hecho mierda. Te van a decir que está ocupado pero no, está triste y está pasándolo mal pero no te lo va a decir porque lo que a él le han dicho es que tiene que vender una visión fantasiosa de su realidad para que tú la compres. Están insultando al fan, el fan a lo mejor quiere realidad.
Pero vivimos en la era del postureo…
El postureo puede ser una herramienta, no puede ser una filosofía de vida. Instagram es una herramienta, no puede ser una filosofía de vida. Para muchos chavales es su filosofía de vida, están solos, vacíos y tristes. Hay una generación que no tiene valores, sus referentes históricos apenas existen, no estudian filosofía, apenas leen libros, ven películas y series cada vez más tontas y absurdas, y las redes sociales ofrecen una gratificación inmediata a una emoción muy simplificada. El amor es muy simple y la amistad es muy simple. Hay una crisis bestial. En medio de eso cómo les convenzo yo… no te quiero vender nada. Quiero ser feliz, leer muchos libros y comer pizza los viernes.
Sí, pero al final esa generación es el potencial fan.
Cada uno tiene su manera de lidiar, no con el fracaso, pero sí con lo duro que es intentar ser artista. Al final en este mundo estás intentando que te quieran todo el rato. Es como ligarte a la tía más guapa del instituto que no sabe quién eres y estás todos los días ahí, detrás de ella, es muy agotador, y más con las redes sociales… Yo pensaba que con hacer bien mi trabajo y ser buena persona y ser buen músico…no, mentira podrida, y encima con generaciones que no saben usar las redes sociales.
¿Te has llegado a sentir lo que llaman ‘un juguete roto’ o ‘un artista torturado’?
No he llegado a ninguna de las dos cosas, me he salvado antes. Si yo me hubiera quedado en la industria de la música 5 años más sin haber pasado por este proceso... Es que no paras nunca. Cuando paró nuestro queridísimo Pablo Alborán y dijo que necesitaba un par de años dije, ‘este tío es inteligente hasta decir basta, necesita parar’. Él nunca va a ser un juguete roto porque ha sido inteligente y ha dicho mi alma, mi cuerpo, mi corazón, mi espíritu, mi personalidad, necesita parar para entenderse y entender qué ha pasado. Yo he necesitado parar pero no creo que siga porque… ya veremos, nunca se sabe.
Pero publicaste en junio un doble single, ¿qué fue eso?
Fue cerrar capítulo. Es un ‘no me quiero ir sin contestar preguntas’. Esas canciones son muy de ‘creo en mí misma’, ‘todo irá bien’, ‘si tengo fe me irá bien’. En un futuro ideal yo podría hacerlo todo pero quiero tener una vida, tener una familia, hijos… Tengo derecho a tener una vida pero no la he tenido hasta ahora.
Yo no sé cómo quiero tomar el café por la mañana. Tener 30 años y no saber qué me gusta desayunar es porque he desayunado en tantos sitios, tantas cosas tan distintas, a horas distintas con gente diferente que llega un momento en el que dices ‘no sé qué me gusta desayunar’. Me apetece reencontrarme.
Cambias nombre pero mucha gente que te siguió pensará en personas reales, por ejemplo, Carlos Jean, ¿cómo es tu relación con él?
Cómo lo sabía (risas). Bien, la verdad es que hace mucho que no hablamos. Yo me alegro de lo bueno que le ocurra a él y yo creo que él se alegra de lo bueno que me sucede a mí.
¿Crees que entenderá este libro?
Me haría muchísima ilusión que lo leyera, te lo juro y me haría muchísima ilusión que lo entendiera desde mi punto de vista y estoy segura de que si lo lee él se sentiría identificado con Miranda porque al final todos hemos pasado por lo mismo, hasta Alejandro Sanz que ha estado ahí arriba ha sido Miranda en algún momento. Y Carlos Jean, por supuesto, lo pasó muy mal cuando empezó.
También tienes cierto resquemor con las canciones que tú compusiste y cantaron otros.
Lo llevo mal cuando no cobro, cuando no percibo derechos de autor por un trabajo realizado o cuando utilizan mis canciones sin avisarme y eso me ha pasado con más de una persona y la sensación es de que te rompe el corazón.
Al margen de tu cabreo con la industria, aquí hay una historia romántica un poco de esas de princesa busca príncipe. En el fondo, ¿eres una romántica empedernida aunque vayas de dura?
Estoy estudiando ahora un Master de Literatura fantástica, me encanta la ciencia ficción, me encanta la fantasía, soy una loca de Tolkien, soy una fan de Isaac Asimov, estoy a tope con Frederick Pohl… tengo mis escritores pero me flipa la literatura romántica, me lo paso teta canela, me encanta. Y las comedias y las series románticas. Si hay amor y acaba bien y hay risas, lo quiero, porque la vida es muy corta y hay que disfrutarla y se aprende mucho de los desamores de otras personas y de saber reírte de ti misma y hay mucho de eso en la literatura romántica.
Una literatura que tiene un componente feminista.
Nos han obligado a que las mujeres tienen que ser perfectas, nos han vendido eso de que tenemos que ser la madre perfecta, la amante perfecta, la trabajadora perfecta, la mujer perfecta, la amiga perfecta y estar siempre guapa, con el flequillo perfecto y saber qué pedir y el Cosmopolitan sabes cómo pedirlo y dónde pedirlo… perdona pero no, no tengo ni idea de lo que estoy haciendo.
En estas novelas románticas que hay mucha gente que dice ‘reproducen este sistema de que la mujer tiene que ser perfecta’…esa gente no ha leído una novela de chick list en su puta vida, es todo lo contrario. Es reivindicar el que somos imperfectas y somos cojonudas y nos lo pasamos fenomenal y la cagamos y la pifiamos y nos emborrachamos y tenemos amigas que son aún más desastres.
Pero que siempre anhelan una especie de ‘príncipe azul’, ¿no?
El príncipe azul es un tío que resulta que no se ve amenazado por sus propios errores y que no se ve amenazado por una mujer. Eso es para mí un puñetero príncipe azul y en este tipo de novelas cada vez los hay más de ese estilo. Es un tío imperfeto, que es un desastre también pero que va a estar ahí para ti de alguna manera, un compañero, no queremos un salvador.
Y tu príncipe azul en esta ocasión es James, totalmente ficción.
James es la idealización de lo que yo buscaría. A lo mejor como no tengo pareja tengo la libertad de trastocar y decir tonterías, cuando tenga pareja también lo haré y que se joda pero en este momento sí que es un capricho. Es el hombre capricho, es lo que yo pediría si existieran los Reyes Magos, no me cortado, yo por pedir que no quede.
De todas formas, esa es la parte bonita porque habrá gente que se sienta ofendida con esta novela.
Cuando dices cosas de verdad ahí es cuando empieza a escocer, a doler, puede hacer gracia o puede ofender. Hay mucha gente a la que este libro le puede ofender y le ofenderá, seguro y estoy esperando a que me lleguen los mensajes.
¿Todavía no han llegado?
Todavía no, es muy pronto, todavía no lo han leído las personas que lo tienen que leer.
Yo no sé si LOS40 nos tenemos que ofender con algún pasaje que relatas con una gran radio.
No, para mí LOS40 ha sido una maravilla. Me lo he pasado muy bien y el verano que me tiré con la gira que hice con Óscar (Martínez) y otros artistas me lo pasé super bien. A Cristina Boscá le tengo mucho cariño. Tony Aguilar es un amor, me ha tratado super bien siempre. Xavi Martínez siempre ha estrenado mis temas y me ha tratado con muchísimo cariño. Yo en absoluto siento identificado a LOS40 con mi libro.
Hay un personaje muy entrañable que es la abuela excéntrica de Miranda, ¿existe?
No, yo soy la abuela. Mi sueño es ser la abuela, si me tengo que identificar con alguien es con ella, viviendo en una casa preciosa en Escocia, bebiendo alcohol todo el rato. Desde que he llegado a Escocia no he parado de beber.
Y de hecho en la novela Miranda se pasa el rato bebiendo, ¿el alcohol ha llegado a ser un problema o es solo un vicio?
Mi abuelo era un muchacho maravilloso al que le gusta mucho beber, reir, fumar, bailar, invitar a todo el mundo, comer marisco bueno… no tenía pasta pero se lo gastaba todo en vinito bueno y marisco, en vivir y es mi héroe y quiero ser como él.
No necesito ser famosa, ser importante, tener dinero, un yate, un coche… no lo necesito y para mí estar en un pisito pequeño en mitad de una ciudad pequeña, donde hay un montón de sidras de diferentes sabores y gente simpatiquísima leyendo libros y poder tener conversaciones como estas, no pido más. He necesitado romper con todo para llegar a esto.
‘Esto’ es un debut literario que está claro que te tiene muy ilusionada. Miranda para venirse arriba se compra ‘Bragas del Mal’ ¿tú lo has hecho para el lanzamiento?
Me encanta esta pregunta porque, sí. Llevo la ropa interior a juego que eso es ya como el siguiente paso. Sabes que eres una mujer hecha y derecha cuando te has conjuntado la ropa interior así que he cumplido como mujer, por ahora.
Cristina Zavala
Periodista enamorada de todo el entretenimiento. Enganchada a la tele, los libros, los últimos lanzamientos...