¿Es Lorde la anti diva del pop de la música actual?

La neozelandesa es muy diferente al resto de sus compañeras

Con 17 años, Lorde se convirtió en la artista neozelandesa más joven en ganar un grammy (así como la tercera más joven en total).

Fue gracias a Royals, canción que la introdujo en la realeza de la música. No reina, pero sí una de las princesas del pop allá por el año 2012. Tal fue el éxito de esta joven que, un año más tarde, lanzó su primer álbum de estudio: Pure Heroine. Un éxito en ventas y en críticas.

Ha habido que esperar cuatro años para volver a ver un disco suyo. Este 2017 ha lanzado Melodrama, un disco que como ella ha afirmado ha sido escrito "sobre ese mundo que eran los suburbios donde crecí y poblado por mis amigos y personas que eran realmente familiares para mí".

Este disco, a pesar de contar con críticas muy positivas, no ha conseguido llegar al nivel de ventas del anterior. Sin embargo, Lorde se ha alzado como una de las grandes anti divas del pop de la música actual.

A sus 20 años, Lorde reúne varias características totalmente diferentes a las del resto de sus compañeras.

No sobresale por su excentricidad, por sus vestuarios o por sus continuos cambios de imagen.

Ni va ni se considera referente de moda, en sus redes sociales no alardea de ser it-girl o influencer y, normalmente, Lorde no es objeto de noticias virales.

Tampoco se define por ser amiga ni enemiga de nadie. Si bien un día perteneció al squad de Taylor Swift, luego la definió como una amiga con alergias. 

Es como tener una amiga con ciertas alergias

A pesar de pertenecer a la "Generación Z", Lorde posee cierta madurez con la que consigue llegar a un público más mayor.

Sobre el escenario huye del artificio, llevando con ella dos bailarinas que aportar una teatralidad a sus shows y nada más.

Su naturalidad es clave. En todos los aspectos: es natural en su modo de actuar, en su aspecto, en su relación con el público, etc.

Sus conciertos los da en zapatillas de deporte, no se cambia excesivas veces de vestuario y tampoco se alza como icono de ninguna causa. Si da un discurso, lo da porque le sale. Y lo da con verdad, siempre.

No es habitual en eventos sociales, ni le gusta especialmente pasearse por las alfombras rojas o ser el foco de las cámaras en los espectáculos culturales.

Lorde es ella, simplemente. Hace lo que le viene en gana y lo que le apetece. Por esto es la anti diva del pop que, a pesar de todo lo anterior, se mueve como pez en el agua en un mundo un tanto complicado.

Y sí, Lorde, siendo ella, maravilla a su público.