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Lo que sí y lo que no nos ha gustado de Asesinato en el Orient Express
Cine de otras épocas
Todos los que hemos sido ávidos lectores desde muy pequeños hemos tenido en algún momento de nuestros veranos una novelita de Agatha Christie en nuestras manos. La escritora británica es una de las autoras que más libros vende y sus novelas un legado que pasa de generación en generación.
Asesinato en el Orient Express es uno de esos libros que se devoraban en una tarde que más caló en el público y que pronto llegó a los cines. Exactamente dos años antes de la muerte de su autora, en 1974, y dirigida por Sidney Lumet.
La película llevó con fidelidad a la gran pantalla uno de los casos que debía resolver uno de los personajes recurrentes de Christie, el detective belga Hercule Poirot. Se trataba del asesinato de Ratchett, un marchante de antigüedades turbio y de malas artes, y los sospechosos eran todos los que lo acompañaban en el vagón en uno de los viajes del tren Orient Express en el periodo entre las dos grandes guerras del siglo XX.
La historia es harto conocida por todos y si no siempre queda Wikipedia o visionar esta deliciosa cinta en la que destacaban Lauren Bacall, Ingrid Bergman y Sean Connery e incluso llegó a estar nominada a los Oscar y arrasó en los BAFTA de su año.
Algo que no creo que ocurra con la versión dirigida por Kenneth Brannagh - al menos en los premios americanos - que llega el 24 de noviembre a los cines y que lleva el mismo título que su predecesora.
El elenco en esta ocasión está conformado por el propio Brannagh en el papel de Poirot y lo acompañan Johnny Depp, Michelle Pfeiffer, Daisy Ridley, Penélope Cruz y Willem Dafoe entre muchos otros.
Una película perfecta para el invierno que nunca llega pero que tiene claros – algunos – y bastantes oscuros que te cuento aquí.
Lo que sí:
La ambientación:
El tren está fielmente reproducido en la gran pantalla y es tan lujoso como uno tiene en la cabeza. Un lugar de ensueño en el que quedarse a vivir una temporada en el que todos los detalles están cuidados al milímetro.
Los planos:
Travellings desde uno de los lados del tren en el que vemos la actividad de cada personaje en su camarote, planos generales de la majestuosidad de las montañas balcánicas – que en realidad se rodaron en Suiza – y planos cenitales que juegan con la idea de una jaula de ratón en la que todos los sospechosos están encerrados.
Mary Debenham:
El personaje interpretado por Daisy Ridley es el único al que uno se puede llegar a tomar en serio. La británica demuestra que hay vida más allá – y más interesante – que la que ya ha mostrado en Star Wars.
Lo que no
El CGI:
¿De verdad había que falsear con ordenador una ciudad como Estambul? Sobre todo teniendo en cuenta que, probablemente, la ciudad antigua no ha cambiado nada en los últimos años.
Las escenas de 'acción':
Hay que reconocer los esfuerzos de Brannagh por hacer un producto atractivo para varias generaciones pero lo cierto es que nadie se imagina determinadas escenas leyendo el libro ni las recuerda de su anterior versión y chirrían como las que más.
Un reparto cuestionable:
Cuando apareció en prensa quienes eran los elegidos para los papeles principales de la película todo el mundo pensó que eran los mejores. Al ver la película uno se da cuenta de que caben dos opciones: o se ha rodado a desgana o la segunda que nos lleva al siguiente punto.
Kenneth Branagh se considera mucho mejor director y actor de lo que es:
El fallo en las actuaciones siempre suele ser culpa del director, sobre todo cuando el elenco que conforma la película es de sobresaliente y cuenta con infinidad de premios en su haber reconociendo su trabajo. Además, sí, Poirot es una persona excesiva e histriónica pero, ¿tanto? Esperemos que la nueva versión de Muerte en el Nilo que se acaba de anunciar caiga en manos de alguien más apropiado.