Un niño destroza más de 1.000 euros en maquillaje en una tienda de cosméticos

No le gustaba ir de compras

Ir de compras con niños puede ser todo un problema y si no que se lo cuenten a las empleadas de esta tienda de Georgia. Las pequeñas criaturas de la casa son intranquilas, se aburren e impedirles moverse puede ser todo un reto imposible y claro, luego pasa lo que no queremos que nunca suceda.

Está claro que esta no es la semana del maquillaje si analizamos lo que le ha pasado a Rihanna y lo que ha sucedido en este Sephora de Augusta (Georgia). Es allí donde un pequeño ha sembrado el caos con una trastada de la que nunca se olvidarán las maquilladoras que allí trabajan.

En un -suponemos- descuido de su madre, el 'chiquitín' debió creer que una paleta de maquillajes eran pinturas de dedo y..., el resultado ha sido tenebroso.

Más de mil euros destrozados por el 'diablillo'

No sabemos si se trata del nuevo protagonista del remake de Este chico es un demonio, pero el jovencito (aún desconocido y anónimo) ha arruinado varias máscaras de ojo que se exponían en la tienda.

Sin embargo, y para rebajar la tensión, hemos de decir que ninguno de los artículos que ha dinamitado estaban en venta: eran meras muestras para probar los productos.

No obstante, esto no ha sentado nada bien a las dependientas de la tienda. Muy indignadas, han colgado en Facebook el resultado de su 'jueguecito' y han pedido al resto de madres que no lleven a sus hijos de shooping.

Mamás, por favor, comprad vuestros maquillajes sin vuestros diminutos humanos

Una de las encargadas del establecimiento ha hecho un llamamiento público para que no se repita esta situación, ¿pero es realmente tan grave?

Una estrategia de marketing para muchos

Los comentarios al post publicado por la marca no se han hecho esperar. Muchos de los seguidores han querido dejar claro que no es la única tienda en la que se destrozan los probadores y que muchos adultos también hacen este tipo de prácticas.

Además, han querido dejar claro que se trataba de muestras y no de productos en venta. Por ello, en realidad nunca iban a recibir compensación económica por esos maquillajes.

Sin embargo, el acuerdo general es que hubiese sido deber de la madre el controlar a su hijo en el local. Así, y pensando en un futuro, se hubiera evitado que el pequeño pudiese destrozar otro tipo de objetos de mayor valor.