Especial
Dolores O’Riordan: la cantante frágil y a la vez feroz
Muere Dolores O’Riordan, de The Cranberries
En los noventa, los vídeos musicales fueron una ventana esencial para descubrir música y, para millones de chavales españoles, ese escaparate fue el programa LOS40, que se emitía de lunes a viernes en Canal+. Complemento ideal de la radio, fue la plataforma que dio a conocer en nuestro país a grupos fundamentales como The Fugees, The Smashing Pumpkins, Soundgarden… o The Cranberries.
En 1991, Nirvana había decretado que sería una década de guitarras, y cuando en octubre de 1994 nos llegó a la redacción (donde trabajaba el arriba firmante) un vídeo titulado Zombie, de un todavía no muy conocido grupo irlandés llamado The Cranberries, a nadie sorprendió la crudeza de su sonido. Sí el contraste con la voz de su cantante, Dolores O’Riordan: contenida pero poderosa. Fue después de Sinead O’Connor y antes de The Corrs; otras voces femeninas irlandesas con carácter.
Zombie fue la canción que puso a The Cranberries en primera línea, y por supuesto también a su cantante, Dolores O’Riordan. Compuesta por ella, era una rabiosa protesta por la muerte el año anterior de dos niños en un atentado del grupo terrorista IRA. No podía ser una canción dulce: la aspereza del grunge —sonido de moda por entonces— parecía el envoltorio idóneo para una letra cargada de impotencia.
El vídeo (que a día de hoy cuenta con más de 652 millones de reproducciones en Internet) era demoledor: una mezcla brutal de imágenes de niños, soldados armados y una Dolores O’Riordan cubierta de pintura dorada. Estaba dirigido por Samuel Bayer, realizador muy de moda en aquellos días.
La persona que programó hasta la saciedad el vídeo de Zombie en España fue Carlos Rioyo, por entonces director del programa LOS40 de Canal+. “El vídeo de Zombie nos sorprendió a todos en la reunión de visionado (programación). Nos dejó literalmente petrificados. Entonces no había YouTube y en esa reunión descubríamos los clips. Tenía dos historias paralelas, mezclaba color y blanco y negro. El color para una Dolores O’Riordan crucificada rodeada de jóvenes ángeles dorados y toda la simbología del IRA y el blanco y negro de las calles de Irlanda del Norte entonces en permanente estado de guerra”, recuerda.
Para Rioyo, O’Riordan era “una cantante aparentemente frágil que a veces parecía casi susurrar una plegaria y otras gritaba ferozmente contra la barbarie del terrorismo con una voz desgarradora. Y todo esto con un riff de guitarra inolvidable y un estribillo, “in your heeeeeeead”, que no se nos quitaba de la cabeza”.
La carrera de O’Riordan no se quedó en Zombie, ni mucho menos. Carlos Marcos, periodista de El País, evoca la impresión que le causó la cantante a principios de los dos mil en un concierto en el Palacio Vista Alegre, en Madrid. “Me extrañó que tocaran en un sitio tan grande”, admite. “Pensé que iban a pinchar estrepitósamente. Cuando llegué había una cola que daba la vuelta al recinto y dentro el ambiente era sensacional. Cuando salió Dolores y abrió la boca entendí todo ese fervor”.
La voz de una generación, la de los noventa, convulsa, vulnerable, desconcertante y maravillosamente poética
Para Marcos, era una cantante superlativa. “Aquella mujer no cantaba; era algo más grande: la voz de una generación, la de los noventa, convulsa, vulnerable, desconcertante y maravillosamente poética”, añade. Una voz que se ha apagado para siempre, pero que, quienes nos sentimos en su día traspasados por su fuerza, nunca dejaremos de escuchar.
Miguel Ángel Bargueño
Es periodista y escritor: ha publicado varios libros sobre música. Aterrizó en el universo de LOS40...