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Esto es lo que no ves en la tele durante una gala de Operación Triunfo
Hemos vivido una gala desde dentro, ¡te contamos los entresijos!
El fenómeno de Operación Triunfo es imparable. Cada noche de lunes parece que se para el mundo cuando comienza la gala, dos horas y media de emoción absoluta que nos dejan el corazón hecho un puño.
Sin embargo, si delante de la televisión la cantidad de sentimientos que vivimos es increíble, viviendo desde plató la gala las emociones son aún más fuertes.
Desde el momento en el que te montas en el autobús para asistir como público, empieza una aventura en la que te diviertes de principio a fin. El encuentro con el resto de seguidores de OT te hace sentirte en familia desde el minuto 0, haciendo así de esta experiencia algo inolvidable.
La llegada a plató
Cuando llegas a plató te das cuenta de la magia de la televisión: el espacio es mucho más pequeño de lo que crees, todo queda entre amigos.
¿Qué no se ve por la tele que sí se aprecia en plató? Las miradas, los gestos de complicidad y el buen rollo que se respira entre los concursantes, entre el jurado y con el propio Roberto Leal.
Minutos antes de que comience el show entra el presentador y el jurado entre los aplausos de un público expectante. Luego llega la sintonía inicial y la actuación grupal, momento máximo de subidón que siempre viene con una mini coreografía previamente "ensayada" con ayuda de Vicky Gómez.
El show
Cada vez que los concursantes cruzan la pasarela se produce una avalancha de euforia en la que todo el mundo quiere tocar las manos de los triunfitos. Sin embargo, lo más bonito de todo está en lo que no se aprecia por la pantalla.
Durante los vídeos los concursantes comparten miradas con el público, intentan buscar la complicidad con sus fans, enterarse de alguna otra cosa o simplemente sonreír ante tal cantidad de piropos.
Los sentimientos vienen y van
Gritos, aplausos y muchas lágrimas. La gala en plató es una montaña rusa de sentimientos y emociones que van de un extremo a otro en las actuaciones, la expulsión y las nominaciones.
La despedida, cuando los concursantes dicen adiós al expulsado, es el momento en el que ves más de cerca a los triunfitos si estás en la parte de la pasarela en el foso.
Aunque, como es normal, no puedes dar ningún tipo de información del exterior, siempre intentas mostrar apoyo a tu favorito para darle fuerza. En ese instante se producen cruces de miradas, guiños y alguna que otra palabra rápida con los participantes. Todo de forma muy sutil, claro.
Un mundo ajeno a la realidad
A pesar de todo, está claro que el universo en el que ellos viven es una realidad paralela y que es injusto proporcionar cierto tipo de información que puedan desestabilizarlos. Por ello, la gala hay que vivirla con el respeto adecuado al concurso.
Es imposible no gritar a tu favorito que te encanta o aplaudir más a uno que a otro, pero al fin y al cabo todos se merecen estar donde están.
Si el fenómeno de OT es imparable, como se vive una gala desde dentro es una auténtica aventura llena de experiencias y momentazos que en la tele no se disfrutan (ni se sufren, claro).