Balenciaga consigue que la gente se enamore de un calzado ¿feo?

Demna Gvasalia es un genio. Es imposible llegar a otra conclusión después de ver su última hazaña como director creativo de Balenciaga.

Cuando hace unos meses presentó su colección primavera-verano 2018 llamó la atención el calzado que presentaba. Se trataba de unas crocs con plataforma XXL. Sí, lo que estás leyendo. Y para más datos, en colores como amarillo, rosa, verde o marrón.

Las crocs que, aunque sí, son muy cómodas, están consideradas por muchos como el colmo de la horterada, sobre todo sacados de un contexto piscinero.

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Pues bien, ahora el diseñador ha logrado que se conviertan en objeto de deseo. Tras recuperarlas hace unos días en las pasarelas de París y sin que todavía podamos comprarlas en tienda física, ¡se han agotado!

Cierra la boca y flipa como nosotros. Algunas tiendas online pusieron un pre-order y ha bastado para agotar las existencias. Y no porque sean precisamente baratas porque lejos de los 35 euros de medio que cuestan las crocs, esta nueva versión alta costura cuestan casi 700 euros.

Parece que esta tendencia de encontrar la inspiración en objetos low cost para convertirlos en reinvenciones de lujo es una tendencia cada vez más en auge, basta ver la bolsa de Ikea que, también Balenciaga, convirtió en bolso.

Exaltación de la fealdad que bienvenida sea porque al final, ¿no es cuestión de cada uno se ponga lo que quiera? El debate está abierto y no nos olvidemos de que la moda está para revolucionar.

No es la primera

Gvasalia parece haber encontrado un nicho en este tipo de provocación con sus diseños. Ya consiguió una hazaña similar el año pasado con las Triple S, unas zapatillas deportivas que revolucionaron el mercado y eso que costaban 650 euros.

El medio especializado Business of Fashion le dedicó un artículo de investigación a este artículo al que definía como “zapatillas feas de padre”.

Y sí, serán feas y muchos hablarán de ellas como las zapatillas con las que tu padre iría a comprar al supermercado. Pero darle un plus de moda y plantarlas en una pasarela volvió loco a más de uno.