Especial
Dynasty Warriors vuelve a tu consola
Y van 9… Si te gustaba antes, ahora vas a flipar
Para los que miran esto de los Dynasty Warriors desde la barrera la cosa puede ser algo confusa; una serie de videojuegos que parece ser “siempre lo mismo”, de la que llevamos ya 9 entregas y que vende como pipas en Japón.
La costumbre nos pone en antecedentes; esperamos ese juego en el que avanzar entre hordas de enemigos, barriendo cuerpos a golpe de “cuadrado” y “triángulo”. La cosa no anda lejos, pero esta novena entrega busca dar una vuelta a todo lo presentado desde tiempos de PS3.
La historia no será la que guíe nuestra compra esta vez. Acontecimientos y personajes históricos reales que ni conocemos ni recordaremos cuando termine la partida. Afortunadamente los diseños son suficiente para que el juego “funcione”, personajes con armas y estilos de lucha que no tienen nada que ver y que serán el aliciente para que el jugador siga y siga en busca de desbloquear nuevas figuras (hasta 83); casi todas ellas ya descubiertas en anteriores entregas de la franquicia.
El combate, que es el alma de “los Dynasty”, ha sido fuertemente enriquecido; fácil tarea si recordamos lo que teníamos hasta la fecha.
Ahora, además de aporrear cuadrado y triángulo y de pulsar “círculo” de vez en cuando para la super-magia, tendremos eventos algo especiales para romper la monotonía. Los enemigos, a pesar de seguir siendo cortitos de inteligencia, ahora atacarán de vez en cuando y el juego nos dará la oportunidad de hacer “contras” pulsando triángulo (en plan Batman, pero mucho más basicote y perfectamente obviable). Además, podrán iniciarse combos elevando a los enemigos y manteniendo la “paliceta” en el aire (que se conocerá como “Flow Attack”), que siempre aporta algo de color…
Pero donde realmente llega “la novedad” para la franquicia Dynasty Warriors es en la libertad de acción que propone. Acostumbrados a un desarrollo clásico por “fases”, no tardaremos en darnos cuenta de que el mapa de Dynasty Warriors está siempre ahí y queda a nuestra disposición para lo que pueda surgir.
Tendremos torres de vigilancia desde las que otear el horizonte para encontrar misiones y puntos de interés, animales salvajes perdidos por el bosque que podremos cazar para cocinar, plantitas y materiales que recoger para fabricar artículos de interés, gemas y nuevas armas y, ¿cómo no?, las misiones principales, secundarias y conflictos, con los que hacer que el juego “avance”.
No es que se haya convertido en GTA, pero la fórmula clásica y básica de Dynasty Warriors que proponía “avanzar por la pantalla limpiándola de enemigos” ahora es sólo una parte de la ecuación, quedando a disposición del jugador una segunda parte más sosegada con la que quemar horas con otro tipo de quehaceres.
Gráficamente, Dynasty Warriors 9 sorprende a la vez que decepciona ligeramente. Uno se da cuenta en los primeros diez minutos de que lo que antes era un camino limpito decorado de forma perimetral, ha sido sustituido por un decorado lleno de vegetación, árboles, montañas y demás objetos volumétricos y texturizados que, inevitablemente, tienen toda la culpa de que el rendimiento del juego haya bajado notablemente con respecto al de sus predecesores. La tasa de frames constante, fluida y limpia a la que nos tenía acostumbrados la franquicia ahora sufrirá mucho más.
Por otra parte, las animaciones en combate, en carrera o subiendo al caballo, por citar tres ejemplos, siguen pareciendo de una o dos generaciones atrás; pero imaginamos que es algo que ya va dentro de la esencia de esta serie.
Como veis, Dynasty ha mejorado mucho, no ha perdido su identidad (que gustaba a muchos en Japón) pero ha intentado “occidentalizar” la propuesta y crear contenido propio esperado de un juego de 2018. No obstante,” aunque la mona se vista de seda, mona se queda” (en el buen sentido, va…) y Dynasty Warriors 9 sigue siendo un Dynasty Warriors por mucho que quiera pegarse nuevas etiquetas.
Dicho esto, si te molaba Dynasty, a por él sin miedo y, si no te molaba, difícil veo que el rollito sandbox te vaya a hacer cambiar de opinión.