Especial
Este malagueño es nº1 sin ser Pablo Alborán (ni Pablo López)
Aunque lo suyo también es el amor
Si hablamos de malagueños que son auténticos nº1 en ventas en seguida nos vienen a la cabeza Pablo Alborán y Pablo López. Pero claro, eso es porque siempre pensamos en clave musical. Pero si hablamos de novelas, el gran nº1 es Javier Castillo.
Desde que empezó a auto publicarse en Amazon, convirtiéndose en una auténtica revelación, su vida ha dado un giro de 180º. ‘El chico del tren’, como le llamaban porque fue ahí donde escribió su debut, logró desbancar a los grandes de las listas de ventas siendo un recién llegado.
Ahora esa primera novela se completa con una segunda parte, El día que se perdió el amor, que recoge el ritmo frenético y el punto de adicción de la primera entrega.
La verdad es que siempre es un placer hablar con este treintañero que disfruta de su gran pasión por escribir y, sobre todo, de entretener.
- Cuando hablé contigo el verano pasado te estabas planteando un cambio de vida. Al final dejaste tu trabajo de consultor y ahora eres 100% escritor, ¿mejor?
Cambio radical. Al final me lancé y me ha salido la jugada, impresionantemente redonda. Está siendo super mágico y espectacular. Cuando me llama mi editor diciendo que mi nueva novela es la más vendida de España o la segunda, es una locura.
Qué bonito, pero no encuentra uno la razón. Será que los libros enganchan mucho pero hay muchísimos otros libros que son igual de buenos. Estas carambolas del destino que te colocan en el lugar adecuado, con el libro adecuado.
- 100.000 ejemplares vendidos de tu primera novela, ¿presiona un debut con tanto éxito?
Es mejor no pensarlo pero cuando lo pensaba era más ‘tengo que escribir un buen libro porque hay mucha gente esperándolo’. No quería que la gente se gastara el dinero y se sintiera decepcionado. Escribía con esa ilusión. Es imposible que guste a todo el mundo pero sorprendentemente esta segunda novela está gustando más, incluso, que la primera. Es espectacular lo que está pasando.
Salí con 50.000 ejemplares, que es una tirada gigantesca, pero en un mes hemos sacado ya 4 ediciones. Es una locura.
- ¿Con qué te quedas de la experiencia de tu debut?
Me quedo sin duda con las firmas, con la gente. Son preciosas las historias que te cuentan, es abrumador.
- ¿Alguna historia que te haya impresionado especialmente?
Hay muchas. Una de una chica que le han diagnosticado cáncer y su amiga le regaló el libro con la única condición de que lo leyera sólo en las sesiones de quimio. La amiga se lo había leído ya y sabía que enganchaba mucho. Al principio fue muy reacia pero accedió y en la primera sesión de quimio se quedó completamente enganchada y estaba deseando que llegara la siguiente sesión de quimio. No pensaba en el tratamiento sino en el libro y eso es brutal.
- ¿Qué tipo de lectores tienes?
90% mujeres porque en España leen mujeres. Había una estadística que decía que el 85% de libros que se leen en España es por mujeres, así que, a mí también me leen mayoritariamente mujeres. Entre 18 y 40 años.
- Como en la primera novela volvemos a vivir un diciembre de infarto, ¿qué tienes tú con los finales de año?
Elijo diciembre porque es un mes que se asocia con que no pueden pasar cosas malas porque se acerca la Navidad y todo eso pero a mí me gusta jugar con que en diciembre puede pasar cualquier cosa porque es un mes como otro cualquiera. Quería contar eso en los dos libros, una especie de guiño, mensaje oculto.
- Si en la primera parte la protagonista es una de las hijas secuestradas de Steven y Kate, aquí aparece la segunda. Pero me da la sensación de que no le tienes el mismo cariño a las dos, ¿no?
No, no. En realidad le tienes cariño pero de manera distinta. Carla en la primera novela me encantó con esa inocencia, curiosidad que tenía. Apareció muy poquito pero con tres pinceladas te hacías una idea de su personalidad. En esta novela sigue con esa inquietud innata y eso me apasiona. En realidad es mi personaje favorito.
- Yo hubiera dicho lo contrario por cómo desarrollas su personaje…
Lo sé, lo sé… para enganchar tienes que hacer que la gente quiera a los personajes que luego van a sufrir y Carla es muy querible. Carla sufre mucho en la segunda novela y es el motor que lo mueve todo.
- Al final todo se reduce a una secta. ¿Has investigado mucho estos temas o es todo ficción?
Es todo ficción. Es verdad que he estado mirando porque sigue habiendo sectas tan locas, no tan extremas (que sepamos) pero sí es verdad que este mundo sigue estando presente, sobre todo en el interior de Estados Unidos.
Es algo que está muy dentro de la gente que cuando se siente sola es capaz de aliarse con cualquier tipo de idea loca.
- Lo que hace Steven con su hija pequeña, ¿puede considerarse un acto de amor?
Creo que es el mayor actor de amor tanto a su hija como a su familia. Es negar que su hija se haya convertido en lo que es. Es un acto de amor. No quiere que ella viva el mismo calvario por el que él está pasando.
- Un ‘te quiero’ en un papel y un rostro en un sueño hace saltar el amor en Carla, eso es un poco exagerado, ¿no?
Totalmente. Surge en un entorno muy complicado. No tiene nada, se siente sola y está perdida y se aferra a dos ideas tontas para hacerse una idea perfecta de enamoramiento y pensar que le va a cambiar la vida para siempre. Esas dos pinceladas le hacen pensar que es lo máximo. Este mismo error le pasa a Jacob en la primera novela. Había muerto su madre, había perdido todo lo que quería y de repente aparece una chica que con dos miradas le hace pensar que es lo mejor que ha tenido en su vida. Es un error.
- No podemos decir que es un amor sano…
No, es una mor como demasiado obsesivo. El de Jacob en realidad es muy puro pero demasiado intenso. Y en el de Carla, a raíz de lo que vive, y estas dos señales tontas, se enamora y es un amor muy inocente y muy perdido.
- Carla vive en una especie de convento en el que visten con una ropa determinada y tienen unas liturgias determinadas que nos hacen pensar en alguna religión. ¿Es una crítica velada?
No, no, no. La liturgia cristiana te da para mucha creatividad pero se parece y no se parece. Hay ceremonias, como esa en la que se ponen de rodillas en el patio central del convento asintiendo con cada nombre que si te cuentan que lo hacen en cualquier otra religión y te lo crees.
- Después de leer tu novela uno no sabe si fiarse de los que están a su lado. El más normal puede esconder una historia que no te esperas (lo digo por Leonard).
Es el arquetipo de ayudante torpe que no parece acertar mucho y puede pasar cualquier cosa con él. Me gusta jugar mucho con que no te vayas esperando los giros. En el cine hay referencias continuas pero me gusta ir creando esos giros continuos y ese era el giro final que hace ver al detective que se ha equivocado completamente.
- Habrá serie, ¿qué nos puedes contar?
Estoy flipando. Super contento de lo que pasó. En septiembre llegaron varias ofertas de varias productoras y se fueron alargando las negociaciones para que se respetara la idea de la novela y cuando llegó la oferta de una gran productora (no te puedo decir el nombre) y super ilusionado porque es una de las grandes productoras de España.
- ¿Qué caras te has imaginado para tus protagonistas?
Intento no hacerlo porque luego eso va a ser muy difícil que dependa de mí, basta que luego me lleve alguna decepción. En España hay actorazos y muy del perfil de mis personajes.
- El pasado verano también me dijiste que estaba escribiendo otra novela negra de manera paralela, ¿cómo va?
Va muy bien. Creo que es la mejor novela que he escrito hasta ahora, de verdad, lo digo con toda la humildad del mundo y estoy super motivadísimo porque es una historia espectacular. Tengo muchas ganas de terminarla. Saldrá a principios del año que viene.
Cristina Zavala
Periodista enamorada de todo el entretenimiento. Enganchada a la tele, los libros, los últimos lanzamientos...