Doug Jones: El monstruo de La Forma del Agua tiene una larga carrera
Es el oficial en Hollywood
Doug Jones tiene casi sesenta años (nació en 1960) pero es, en este momento, considerado uno de los más atractivos de Hollywood. Bueno, de acuerdo, en realidad es el monstruo de La Forma del Agua el que está recibiendo todos los piropos y más después de saber que al propio Guillermo del Toro le traía de cabeza que su protagonista de la última película fuera de lo más sexy (y tuviera un culo de piedra). Parece que lo ha conseguido y ha hecho que el actor bajo esas capas viscosas y verdes sea reconocido tras casi treinta años de carrera.
Pero Jones es un viejo conocido para el cine. Especializado en mímica, lleva desde los años noventa interpretando a monstruos y a personajes que sufren grandísimas mutaciones. Una suerte de Andy Serkis mucho anterior a la época dorada del CGI que estamos viviendo en este momento.
Aunque parezca mentira, La Forma del Agua es una producción casi artesanal (que ha costado veinte millones de dólares) en la que el monstruo llevaba detrás horas de prótesis y maquillaje. Y en eso Doug Jones tiene casi un máster pues ya en el 92 fue acreditado como Payaso Delgado en Batman Returns el primero de sus trabajos y en el que formaba parte del ejército de Pingüino (al que daba vida Danny DeVito).
También ha sido el zombi bueno de El Retorno de las Brujas – de la que ahora se plantea una secuela – y ha sido uno de los estandartes de la carrera de Del Toro. ¿El fauno que asustaba a Ivana Baquero en El Laberinto del Fauno? Sí también era él. La relación del actor con el director mexicano se remonta a Mimic y esa es una película que acaba de cumplir veinte años.
El fantasma de La Cumbre Escarlata o una de las voces de Hellboy también han corrido a cargo del bueno de Doug que es uno de esos actores especializados en trabajar con su cuerpo de verdad y al que el hecho de haberse especializado lo ha llevado a correr la misma suerte que Javier Botet (La Niña Medeiros de REC) tiene en España. Uno de esos actores que ni siquiera está nominado a ningún premio a pesar de que su papel como el anfibio gigante de su última película sea uno de los más complicados.