Especial
¿Sabías que la sintonía de Eurovisión en realidad es música religiosa?
Y sirvió para celebrar un triunfo bélico
¿Quién no conoce la sintonía de Eurovisión? Esa que no ha dejado de sonar desde la primera gala en 1956 y que forma parte del ideario popular de la televisión europea. Quizás pocos puedan decir que nunca la han oído, pero no pasa lo mismo si preguntamos quién conoce su historia. Ahí hay más lagunas.
Para conocer su origen no hay que retroceder a mediados del siglo XX cuando se puso en marcha el Festival sino que hay que ir mucho más atrás, a finales del siglo XVII.
Se llama Te Deum y es obra del compositor francés de música sacra Marc-Antonine Charpentier. Pero que conste que no es la sintonía de Eurovisión sino de la Unión Europea de Radiodifusión. El preludio de esta obra es el que se utilizaba para todas las conexiones que se hacían entre las diferentes cadenas de televisión asociadas, incluida la del Festival de música.
El caso es que esta partitura la escucharon en público en 1692 en la Iglesia de Saint-Louis, en París, para celebrar el triunfo del ejército francés en la batalla de Steinkerque de la Guerra de los nueve años.
No hay noticias de que se tocara en ninguna otra ocasión. Lo que sí se sabe es que tras la muerte del compositor la obra pasó a sus sobrinos que en el siglo XVIII la donaron al fondo de archivo de la Biblioteca Nacional de Francia. Allí quedaron olvidadas durante mucho tiempo.
Pero volvemos a la religión porque fue un sacerdote belga el que las encontró en 1953 y las sacó a la luz en los diferentes espacios de radio y televisión en los que participaba.
Fue un año después, en 1954 cuando la UER empezó a utilizar el preludio de esta obra sacra para las conexiones entre las diferentes cadenas y aunque ahora todo el mundo lo identifica con Eurovisión, su historia es otra.
Cristina Zavala
Periodista enamorada de todo el entretenimiento. Enganchada a la tele, los libros, los últimos lanzamientos...