El retorno de Kratos es un 10
Como un palacio de grande
Queremos pedir disculpas tanto a Xbox como a todos los fans de la plataforma por el texto publicado en la noticia original. Estamos revisando qué ha podido pasar para publicar algo así y para no volver a cometer un error de este tipo.
Kratos vuelve a Sony, y lo hace estrenando formato. Atrás quedó el hack’n’slash que inspirara en su día Devil May Cry para dar la bienvenida a la narrativa dramática que se lleva ahora, más pausada y subjetiva, que inspira sin duda The Last of Us.
Voy a intentar hablar de God of War sin desvelar demasiado. Es difícil pero lo voy a intentar.
La primera pregunta que salta a la cabeza cuando inicias la partida es: ¿Es este el mismo Kratos que vi en la primera trilogía? El comedido rediseño de personaje conserva todo lo identificativo que tuvo en su primera saga; ahora luce una frondosa barba y es algo más templado en carácter (o lo intenta), pero ha pasado mucho tiempo… podría ser el mismo.
La historia comienza con la tala de un árbol; un árbol marcado que Kratos tira abajo que arderá en el funeral de su mujer. Desde el primer momento, Kratos va acompañado por Atreum, su hijo; con el que tendrá que emprender un viaje hasta el pico más alto de los nueve reinos para esparcir las cenizas de su madre; el único objetivo de ambos en este juego.
La verdadera trama se esconde en el pasado del personaje, en la herencia de su hijo y en el territorio que pisan, que pertenece a los dioses Nórdicos. Si el Kratos que conocemos, Dios de la Guerra, ha existido en esta misma línea temporal, deberéis tener en cuenta que está en territorio ajeno, que ha matado a mucha gente y que su hijo, Atreum, formaría parte de su mismo linaje.
Serán los personajes que se crucen en nuestro camino y las conversaciones que Kratos tenga con ellos lo que da vida a la historia de este nuevo God of War; el esparcimiento de cenizas es simplemente el propósito que mantendrá a los personajes en marcha y que nos permitirá llegar a conocerles.
A esto, sumamos la relación entre ambos personajes; padre e hijo, maestro y aprendiz. Kratos es un guerrero y quiere educar a su hijo como tal, inculcarle sus valores, que no le convierten precisamente en “padre del año”. Tiene corazón, se nota, pero no deja que tome las riendas en ningún momento. Se dirige a Atreum como “chico”, hace que interprete los mensajes que encuentran para él, como su madre le enseñó, y le obliga a enfrentarse a sus miedos.
Atreum es sensible, respeta la naturaleza y empieza a descubrir el amor por lo animales, es un contrapunto perfecto para Kratos en este viaje.
Como véis, el verdadero atractivo de la historia de este God of War confía en que los jugadores conozcan a su personaje y quieran saber si esto es un reinicio o un reencuentro. Y hasta aquí con la historia.
La comparativa con The Last of Us (más allá de la relación entre ambos personajes y el punto de vista de la aventura) llega en el apartado mecánico del juego.
God of War tiene peleas brutales, con una curva de dificultad apurada que os hará sufrir y zonas de investigación enormes; de hecho, por hablar con propiedad, el mapa entero es una zona de investigación.
A pesar de que la historia guía vuestros pasos, el mapa esconde cientos de secretos que sólo encontraréis y comprenderéis si dedicáis tiempo a investigar y no sólo a resolver la historia.
Cuervos de Odín, Almas perdidas de guerreros, cofres sellados con runas y hasta misiones secundarias a petición de los dos enanos que harán las veces de “tienda” en el juego.
Olvidad las aventuras en línea recta de 10 horas. Sacaréis al menos 20 yendo “a por la historia” y cerca de 30 si ponéis empeño en descubrir todo lo que el mapa esconde.
Gráficamente es temible. Temible porque uno ya no sabe si queda margen de mejora en un sistema como PS4 PRO. Jugado en 4K es una animalada; la definición de los elementos y el nivel de realismo de las texturas alcanza niveles sólo soñados anteriormente; y el HDR se convierte en un complemento indispensable tras salir a la luz del día después de visitar la primera cueva, ya lo veréis…
Las batallas, como decíamos, son brutales, como siempre lo han sido. Ni el cine sabe darnos secuencias como las que el estudio Santa Monica nos da. Si hay que cortarle la lengua a un dragón gigante, se le corta… y si hay que matar a un hombre inmortal que no siente dolor, al menos se intenta…
El hacha será el arma del personaje para esta aventura y su mejor amiga a la hora de resolver puzles. Se controla con los gatillos, como en Dark Souls, y tiene la capacidad de helar… bien sea a los enemigos o los materiales de los engranajes que dificultan la resolución de un puzzle.
A eso sumamos el arco de Atreum y las diferentes flechas que irá descubriendo en el viaje, que ampliará el abanico de posibilidades en combate y en la exploración.
Además; plata y hallazgos para mejorar vuestro armamento y equipamiento y un árbol de habilidades en el que ‘gastar’ la experiencia que acumuléis.
El apartado sonoro es simplemente sublime. Música de Bear McCreary para mantener el corte épico que desborda el juego por todas partes y un doblaje excelente por parte de Sony España, que se convierte en referente para el futuro.
Dejémoslo estar, porque podríamos estar hablando horas de God of War. Es un juego perfecto. Tiene todo lo que se puede pedir; una historia brutal, mejor narrativa, puzles ingeniosos y un sistema de combate excelente.
Si me permitís una pista; recuerda mucho al primer God of War, el que lo inició todo. No en la forma, sino en esencia. El primer God of War nos enfrentaba a un completo e inspiradísimo bestiario y sólo nos iniciaba en el tema de ‘los dioses’. Tengo la sensación de que este nuevo God of War también será “el primero” de varios y que llamará la atención de algunos que pudieran haberse mantenido al margen en esta entrega, como ocurriera con Hermes, Helios o Neptuno… por ejemplo.
La compra es obligatoria, sin más.