Especial
Los billetes de C. Tangana vuelan por las cabezas de su público
"Hacer dinero es un arte", dice el artista
Si él mismo dice que es el hombre del año, por algo será. El proyecto musical de C. Tangana sigue viento en popa a juzgar por el exitazo que ha tenido en sus conciertos de Barcelona y Madrid.
Su cara ha empapelado la Gran Vía madrileña para convertirse en el ídolo de una generación que necesitaba un referente de ese tipo: un chaval de barrio capaz de conectar con los problemas de los jóvenes, un símbolo de éxito y de sueños cumplidos.
El espectáculo de C. Tangana, porque es un show mucho antes que un concierto, no deja absolutamente nada a la improvisación. Como si de un Dios se tratase, el artista aparece entre luz y humo para presentarse a un público que, literalmente, adora su figura.
Yo vivo del espectáculo y vosotros vivís en el espectáculo
Estas son algunas de la palabras que C. Tangana pronuncia durante su show. Mientras vuelan los billetes por el cielo, también cuenta que "el dinero es malo, trabajar es malo. Pero hacer dinero es un arte. Trabajar es un arte. Los buenos negocios son la mejor de las artes".
Todas estas declaraciones acaban y, en ese instante, llega la ovación, los gritos de unos seguidores que adoran a esta especie de "Becerro de Oro" contemporáneo. ¡Ah! Todos ellos, claro, llevan la careta de C. Tangana tapando su cara propia.
¿Adoctrinación? ¿Idolatría? No tenemos muy claro qué responder a estar preguntas, pero parece que aún queda tiempo para hacerlo.
Con la destrucción del ídolo, ahí es cuando me voy a salir con la mía
Quizá esta sea la frase más prometedora de C. Tangana. Si con Ídolo, su primer trabajo discográfico junto a Sony Music, ha llegado a un público más amplío que el que poseía en su etapa Agorazein, ¿qué va a pasar con el C. Tangana del futuro?
Él repite una y otra vez que "AGZ ES PARA SIEMPRE", y no nos cabe duda de ello, ¿pero en qué va a consistir esa destrucción? El mixtape que acaba de lanzar, Avida dollars, puede darnos una pista de ello: un sonido mucho más urbano y cercano a lo que siempre ha hecho.
A todo esto, la voz en directo brilla por su ausencia en sus espectáculos. Tampoco le hace falta. C. Tangana "canta" sobre una material grabado, sobre su propia voz, loops y sobre el griterío del público.
En conclusión, lo de C. Tangana es una performance en toda regla. Letras pegadizas, gritos de guerra constantes, billetes voladores, humo y más humo, luces y más luces, hombres en látex y tacones, barras de pole dance y discursos tan estudiados e interiorizados que parecen hasta naturales.
No sabemos bien cómo va a destruir el ídolo que ha creado, pero lo que está claro es que por ahora su proyecto de negocio le va a sumar muchos ceros en su cuenta bancaria. Lo tiene todo bajo control. Todo.