Christian, el influencer cani que vende productos con amenazas en Internet
Personaje interpretado por Diego Villalba
Internet es un mundo amplio y muy diverso donde millones de usuarios interactúan y comparten una gran cantidad de contenidos a diario. Pero, a veces, se difumina el límite entre Internet y la realidad.
Y un claro ejemplo de ello es “Er Christian”, un influencer cani de San Fernando (Cádiz) que mendiga a las marcas para colaborar con él a través de amenazas. ¡Y es que se ha hecho viral con sus vídeos en Instagram!
Pero lo cierto es que, aunque puedan existir personas que son así, Christian es un personaje ficticio que ha nacido gracias a Diego Villalba, un director, actor y co-fundador de la marca Mr. Puterful que triunfa con sus vídeos en las redes sociales y con el que hemos tenido el placer de charlar. (Aunque ahora creemos que tiene una cuenta pendiente con nosotros...).
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“Es una parte de mí porque yo soy de San Fernando (Cádiz) y, al igual que hay grandes emprendedores y trabajadores, también tenemos a los de la ley del mínimo esfuerzo. Er Christian es la parodia de eso”, explica Diego.
En un comienzo, Christian era un auténtico fanático de la aplicación de Wallapop, a través de la cual los usuarios quedan y venden sus productos. Pero la intención de Christian era, obviamente, robarlos.
Sin embargo, el de San Fernando descubre el mundo de los influencers en el que las marcas envían sus productos a cambio de publicitarlos. Por tanto, este cani gaditano se dedica a mendigar a las firmas más conocidas para conseguir productos de manera gratuita.
“Christian es en lo que yo me hubiera convertido si hubiera elegido el camino de la ley del mínimo esfuerzo."
Con muy pocas horas de vida, Er Christian ya superaba los 600 seguidores en Instagram y con tan solo 13 publicaciones, actualmente roza los 3.000 followers. ¡Wow!
Pero lo cierto es que Diego Villalba es un auténtico experto en dar vida a personajes a través de las redes sociales. Hassan, un marroquí que siempre tendrá algo que contarte, también se encuentra entre las vidas que Diego interpreta.
“A mí me hace mucha gracia la repercusión que tiene porque lo hago cuando estoy aburrido, entre comillas. Cuando hay que exportar algún vídeo y hay que dejar que el ordenador lo haga”.
Mr. Puterful, al otro lado de la moneda
Como ya lo hemos avisado anteriormente, Diego no solo se dedica a la interpretación y a la comunicación audiovisual, sino que también es uno de los fundadores de Mr. Puterful, la versión gamberra de Mr. Wonderful y la marca que se encarga de “desmantelarnos la realidad”.
“Tenemos mucho cuidado con lo que se dice porque somos muy de humor negro pero no podemos reflejarlo tanto como quisiéramos”, explica Diego.
Lo cierto es que la idea original fue de Alejandro Oneto, el fundador de la marca, el cual se encontraba en casa de Villalba, que es como su hermano, y le dijo: “Tenemos que hacer una página de cachondeo y que el contenido sea creado por nosotros”.
Ninguna idea venía a sus mentes hasta que decidieron visitar un foro en Internet, donde una usuaria comentaba que estaba “harta del pasteleo de Mr. Wonderful y esas marcas”. Aunque todo se quedó en el aire, Alejandro llamó a Diego en cuestión de días y le saludó con una frase contundente: “Mr. Puterful es la marca. Es lo que tenemos que hacer”. ¡Y boom!
La idea de Diego y Alejandro se ha convertido en una de las marcas más compartidas en las redes sociales. Un millón de personas siguen sus publicaciones en Instagram, una cifra que aumenta sin cesar a diario.
Y es que Diego confiesa que aunque a priori no confiaba demasiado en el éxito de Mr. Puterful, ahora están dando pasos agigantados. “Es el típico trabajo con el que no te estancas, sino que vas avanzando”.
Más allá de Mr. Puterful, Er Christian y Hassan, Diego está envuelto en otros proyectos, entre ellos, la webserie de 300 pavos y la publicada por RTVE, Mambo, con la que se encuentra grabando la segunda temporada.
Entre vídeo exportado y webserie grabada, Diego Villalba da vida a Er Christian, un personaje con el que no faltan las risas y que se ha convertido en una parodia de la realidad. Ten cuidado si te lo cruzas por Instagram o por la calle, ya que no podrás evitar sus amenazas (ni sus faltas de ortografía, por supuesto).
