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Katy Perry abduce Barcelona con su Witness: The Tour
Te contamos su paso por la ciudad condal
Pocos minutos antes de las diez de la noche, Katy Perry alunizó en el Palau Sant Jordi de Barcelona con su último show Witness The Tour. Un espectáculo onírico que recorre la imaginación humana.
En la gran pantalla, tras el escenario, un gran gigantesco ojo que no dejaba de parpadear hacía de cuenta atrás para el alunizaje de la cantante norteamericana. A través de un viaje por el universo la cantante nos lleva hasta su galaxia Witness donde un gran ojo de colorado se abrió para mostrar a una Katy Perry llena de brilli-brilli sobre una nave espacial.
Vestida de rojo de pies a cabeza, con capucha, botas hasta la rodilla, gafas de sol y micro a conjunto empezó la abducción de la ciudad condal.
No tardó mucho en demostrar el amor que siente por nuestra tierra al afirmar que se moría de ganas de volver a cantar en nuestros escenarios. Para ello, se había estudiado un montón de frases y palabras en castellano que iba soltando entre canción y canción: “Buenas noches ¿Cómo están?” preguntó Katy Perry con un perfecto acento ibérico.
Pero la cosa no quedó ahí, quiso aprender más y preguntó al público como se decía en nuestro idioma Hot & Cold, y eso la llevó a cantar una versión de lo más rockera de su popular éxito Caliente & Frío.
Antes, nos deleitó con su Witness y un Dark Horse que puso del revés la montaña de Montjuïc.
Cabe destacar que Perry nos sorprendió con su forma de enlazar sus éxitos. Sin pausa alguna, entremezclados, dando como resultado versiones de lo más cañeras. O versiones sorprendentes, como con Chained To The Rythm que arrancó como una balada para luego venirnos arriba con un ritmo de lo más dance, y enlazarlo con su popular Teenage Dream.
La fiesta dio para seguir bailando con más éxitos del pasado de la californiana como con su I Kissed A Girl en el que alzó una bandera arco iris en la jornada del 28 de junio, Día del Orgullo. Más a dedo imposible.
El vestuario de Katy Perry no dejó de cambiar anoche en Barcelona. Lo mismo iba de rojo pasión y llena de lentejuelas que con una americana y pantalones blancos a juego que dibujaban cuadros a ritmo de Last Friday Night (TGIF).
Luego se deshizo de la pieza de arriba para descubrir un top que en realidad era una pantalla LED donde lo mismo podías leer HOT o COLD, o le servía de pezoneras para cantar California Gurls. Eso sí, a su canción veraniega se lo llevó a hacía su lado más funky.
Barcelona estaba a sus pies, nos dejamos abducir por su música, por su voz, por su sonrisa, por el famoso Left Shark que tuvo su momento estelar sobre el escenario. Desde ponerle un sujetador que lanzaron desde el público, hasta interpretar una pieza clásica con un enorme piano de pie.
Cuanto juego da ese escualo tras el show de Katy Perry en la Superbowl de 2015. Pero el tiburón no fue el único personaje que piso el escenario, flamencos, títeres cíclopes con un televisor por cabeza, plantas carnívoras o un insecto cuadrípedo alienígena.
En la parte final de su show, con un vestido plateado lleno de lentejuelas y una peluca de diamantes, la californiana subida en un planeta con anillos multicolor nos embaucó a todos, guitarra en mano, cantando su Wide Awake; mientras sobrevolaba la pista de pabellón deportivo.
El Palau se había convertido en una galaxia llena de planetas multicolor retroiluminados y las luces de los móviles hacían de estrellas lejanas. Además, la cantante norteamericana nos regaló un espectacular cover del One Of Us de Joan Osborne.
Con un vestido negro de látex y cola con volantes a topos blancos, se lució cantando su Déjà Vu, Tsunami, E.T. y Bon Appétit. Un cambio más de vestimenta la llevó a lucir un curioso atuendo azul más propio de un concursante gladiador americano.
Pero Part Of Me, y sobretodo su Swish Swish, lo valían. Con esta última vivimos el momentazo de la noche, las graderías del Palau Sant Jordi en pie y bailando su éxito como el popular chaval Backpack Kid.
Estábamos ya cerca de ser abducidos por completo por Katy Perry y su show, cuando el busto geométrico de un león naranja nos hizo rugir a todos al son de su Roar. Pero, aunque lo parecía todavía quedaba una más, su bis. Esa canción que llega cuando el artista hace creer que se marcha y tras la demanda del público regresa al escenario.
Fue entonces cuando Perry con un último cambio de vestuario, subida a un reloj enorme entró a escena y sobrevoló la pista hasta posarse encima de una gran mano de color gris que abrió la palma mientras la californiana se posaba encima.
La noche acabó a ritmo de Firework. ¿Qué mejor para cerrar la fiesta de su gira europea que un castillo de fuegos artificiales? Así es como Katy se ha despedido del viejo continente con lluvia de confeti, pirotecnia y la ovación de un público fascinado por su mundo interior más fantástico.
Víctor de la Torre
Locutor y DJ de ELS40