Britney Spears, ¿el producto anti-musical perfecto?
La Princesa del Pop, más allá del playback
Britney Spears se está recorriendo gran parte de las capitales mundiales con su Piece Of Me Tour. La Princesa del Pop está dando su show en lugares como Berlín, Londres o París, siendo estas las ocasiones perfectas para ver a la artista. Brit no ha pasado ni pasará por España, pero gran parte del público de nuestro país ha hecho coincidir sus vacaciones con alguno de sus conciertos.
Entre ellos, yo. El miércoles 15 de agosto la pude ver en Amberes, Bélgica. Britney Spears hacía parada para interpretar algunos de sus grandes éxitos, un show que se convierte en un must para cualquier seguidor de la Princesa del Pop.
Sin duda, una diva para una generación que, sobre el escenario, es el producto anti musical perfecto. Britney Spears no canta, no sincroniza el playback correctamente, se mueve (mucho) pero no acaba de fluir en sus coreografías y tampoco interacciona con su público. O por lo menos, no en exceso.
¿Por qué es un icono musical y sigue triunfando después de 20 años?
Responder a esta pregunta es complicado, pero es probable que cualquiera que vea a Britney "en directo" sienta un cierto hipnotismo que le haga sentir que ha visto uno de los shows de su vida.
Precisamente es eso, Britney Spears en un show en sí misma y sus conciertos se convierten en casi una experiencia musical completa. Todo depende del espectador. Acudir a un concierto de la Princesa del Pop esperando un buen directo es un error.
Britney Spears es el símbolo de una generación que, hace 20 años, conquistó el mundo con su Baby One More Time. Desde entonces, Toxic, Slave 4 U, Piece Of Me o Womanizer se han convertido en imprescindibles del pop.
Estos temas se combinan con otros hits de la artista en un show dividido en varios actos, todos ellos con estéticas totalmente diferentes y vestuarios distintos. Lo que no cambia es la esencia de Britney, que va de aquí para allá a toda prisa. El movimiento y la velocidad son dos claves fundamentales de su show.
Britney ha sido criticada en numerosas ocasiones por no cantar en directo, pero está claro que moverse como lo hace y cantar al mismo tiempo sería una tarea imposible. Quizá por ello, Brit prefiere demostrar su capacidad para bailar y no para cantar. En su día demostraba ambas, pero ahora está en una esfera diferente, mucho más alta y endiosada (está claro). Ya no le hace falta.
Por ello, y a pesar de tratarse de un producto totalmente anti musical (porque, repito, no canta en directo, baila con dificultad y tampoco compone), Britney Spears es magnética, es una estrella que sobre el escenario brilla con sus constantes movimientos de pelo, agarrándose una coleta, desfilando sobre la pasarela y, sobre todo, siendo la imagen de un playback de temazos que son parte de una generación.
"It's Britney, bitch" es la frase que mejor define aquello que la envuelve. Cuando ella camina, el mundo se aparta. Cuando ella está sobre el escenario, el público la aclama. Leyenda viva del pop, white trash contemporáneo. Un producto anti musical, de marketing y de ventas extraordinario.