The Messenger es una carta de amor a Ninja Gaiden

Y una compra obligada para Switch

Pocas sorpresas nos llevamos tan agradables como “The Messenger” para Switch. De repente, sin avisar, como aparecido de la nada, aparece un juego que recupera el espíritu del Ninja Gaiden original (o Shadow Warriors, según la versión que jugaras) y que consigue que te agarres a la consola como si fuera a caer de un precipicio.

Look clásico, algo a mitad de camino entre la simpleza de los 8 bits y la riqueza de color y la mayor complejidad que daban los 16 bits. Con animaciones muy vistosas, una historia entretenida cargada de buenos diálogos y las posibilidades que tendría un juego de acción hoy en día; como la aparición de nuevos poderes y mecánicas o un árbol de habilidades para enriquecer al personaje.

Lo que se espera de un juego que recupera el espíritu de los 80-90’ es una curva de dificultad acelerada e, incluso, un pelín abusiva. The Messenger pone las cosas muy fáciles al principio y enseña al jugador con maestría para que, pasados unos minutos, el control se sienta como algo innato.

Minutos después encontraréis enemigos situados estratégicamente para molestar en los saltos o proyectiles que se lanzan para impactar con vuestro personaje a mitad del recorrido de una plataforma que balancea sobre pinchos; jugaditas propias de un Megaman creadas para picar, aprender y volver a intentar con ganas y la frustración justa.

La música y los efectos de sonido son brutales y tienen detallazos artísticos como que la música baje de nivel cuando el personaje se sumerge debajo del agua, de esos que hacen sonreir.

Por supuesto, Switch es la consola ideal para jugar un juego así. Algo tan ‘retro’ no pide 50 pulgadas ni resolución 4k. Sinceramente, la posibilidad de jugar en modo portátil es lo que convierte The Messenger en un juego “creado para Switch”. Tiene mucho más sentido y vas a disfrutarlo mucho más que comprándolo en Steam.

No podemos recomendar “The Messenger” con más ganas; un soplo de aire fresco para el catálogo de Switch que, por otra parte, se está cargando de grandes y pequeñas joyas.