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Mickey Mouse lo peta en 'Café Zombo'
Lecturas de Disney que no parecen de Disney
¿Quién nos iba a decir a nosotros que estaríamos recomendando lecturas de Disney en el año 2018? Y, sin embargo, aquí estamos.
Café Zombo es un tebeo del todo especial que sale de la mente y lápices de Régis Loisel, un historietista y dibujante francés que trabajó en su día para Disney en películas como Atlantis o Mulán.
Acostumbrados a la absoluta corrección de personajes como Mickey Mouse resulta muy interesante poder ver al personaje fuera de su contexto; llamando ‘imbécil’ a un compañero, amenazando a los malos o propinando una paliza a un fiel compañero como Goofy para despertarle de una hipnosis producida por el café.
Pese a tener un dibujo exquisito, con un nivel de detalle abrumador, un entintado perfecto y un manejo del color soberbio, lo que más llama la atención de este “Café Zombo” es el reencuentro generacional que supone para muchos “de mi quinta”, que peinamos ya alguna canita, y que poco habíamos imaginado el volver a coger una historieta de Mickey Mouse con gusto.
“Café Zombo” presenta a Mickey y a su inseparable amigo Horacio en un mal momento laboral. Hartos de tener negativas a la hora de buscar trabajo, deciden coger a sus mujeres y marcharse de vacaciones algún tiempo. A su regreso, un magnate se ha adueñado de las tierras en las que viven y pretende montar un campo de golf en ellas. Por supuesto, Mickey, que tiene mucho nervio en este tebeo, no está de acuerdo con la iniciativa y decide plantar cara a todo el que pretenda tumbar su casa.
Como veis, el argumento es perfecto para bailar de puntillas sobre la fina línea que sirve para distinguir lo correcto de lo incorrecto; y eso es lo que hace que estas 72 páginas tengan ese ‘plus’ de diversión que no siempre encontramos.
Presentado en formato “panorámico”, apaisado, como las tiras cómicas de antaño; y, como decíamos, con una factura artística que pide varias lecturas para cada viñeta a fin de deleitar a la vista con el impecable trabajo de dibujo y color; este “Café Zombo” parece un (auto-)regalo imprescindible para todos aquellos que sepan y quieran disfrutar un buen tebeo.