Álex Anwandter: "Me cuesta concebir artistas que conducen carreras comportándose como si los problemas de otros no fueran tema"
El cantante chileno nos cuenta los secretos de Latinoamericana, su nuevo disco
Latinoamericana es el cuarto disco de estudio del cantante Álex Anwandter (Santiago de Chile, 1983). Un cantante que podría englobarse dentro de esa etiqueta que es la de artista multidisciplinar pues son pocas las artes que se les resisten.
Anwandter se dio a conocer en solitario, en algunos círculos del indie en español, en 2011 con un proyecto de nombre Odisea. Música funk que llegaba desde Sudamérica en un momento de eclosión en el que también conocíamos desde aquí a intérpretes como Javiera Mena o Gepe. Con este segundo compondría un LP de nombre Álex & Daniel.
Pero Álex en solitario ha presentado antes de este último Latinoamericana otros dos trabajos más: Rebeldes y Amiga. Y todo ello en un espacio de tiempo que no llega a los ocho años. Y sin contar que antes formó parte del conjunto Telediario Donoso. Una cantidad de música que marea y lo convierte en uno de los artistas más prolíficos del otro lado del Atlántico.
Activista en su país por los derechos del colectivo LGTBi, el cantante lanza una serie de proclamas inclusivas desde el primer single de su último trabajo: Locura. Y ha conseguido, con él, colarse en el mainstream estadounidense al hacer que su clip se estrenara a nivel mundial desde la web de la edición americana de Rolling Stone.
Precisamente ese activismo es el que le ha llevado a gritar a los cuatro vientos las injusticias del Caso Zamudio que en 2012 terminó con la vida a golpes de un joven gay en un parque de Santiago de Chile. La película lleva por título Nunca vas a estar solo y consiguió reconocimiento en varios festivales cinematográficos alrededor del mundo, entre ellos un Teddy Award en el Festival de Cine de Berlín.
Por todo ello le hemos planteado diez preguntas a Álex que ha accedido a responder. Aquí el resultado.
¿Qué podemos esperar de nuevo en este Latinoamerica?
Me da la sensación que es un disco, aparte de oscuro, un poco más maduro también. Sin la inseguridad más veinteañera de entretener porque sí. En ese sentido, puede que tome un poco más tiempo a alguien llegar a él, pero siento que las recompensas son más profundas.
Tu sonido ha cambiado, ¿hay nuevas influencias?
No realmente. Creo que mis influencias se han depurado o fundido en un estilo más propio, quizás. Desde chico que escucho música brasilera o clásica, mucho pop obviamente, pero también muchísimo Motown y música electrónica experimental. Tengo la sensación que fui haciendo distintos discos donde exploraba distintas influencias, que ahora han convergido en una especie de sonido mío.
¿Por qué te has lanzado a cantar en portugués en dos de las canciones?
Como mencionaba, escucho música brasilera desde chico porque mi papá es brasilero. Llegó a Chile sólo un par de años antes que yo naciera, entonces básicamente venía con toda esa carga cultural que fue esencialmente con lo que crecí. Después, al estar explorando las temáticas que abordé en el disco nuevo, me di cuenta que estos artistas que crecí escuchando (Milton Nascimento, Chico Buarque, Caetano, etc.) hacían mucho de lo que yo quería hacer: abrazaban sus raíces al tiempo que hacían música propositiva, eran muy conscientes y conectados con temas sociales de su contexto y –quizás lo más importante- se comunicaban con otros artistas de Latinoamérica cantando regularmente en castellano. Esa conexión se cortó a la fuerza durante las dictaduras latinoamericanas de los setenta y es algo que me interesaba recuperar. Sobre todo en el contexto de neo-fascismo que avanza por la región.
¿Eres de la opinión que compartía Emma Goldman: “Si no puedo bailar tu revolución no me interesa”?
Sí, en la medida que la revolución donde no se baila –siento que es lo que la frase implica- viene con una serie de jerarquizaciones implícitas. “Los hombres de verdad no bailan” o “la música o arte más serio no es para bailar” serían las dos ideas que más pronto me vienen a la cabeza.
¿Concibes el arte sin reivindicación?
Sí, totalmente. Puedo disfrutar de un cuadro de Jackson Pollock o una balada de amor de Juan Gabriel sin ningún problema y se me haría absurdo negarle la posibilidad de existir. Lo que sí me cuesta más concebir son los artistas que conducen carreras enteras comportándose como si los problemas de otros no fueran tema.
¿Por qué existe una escena musical tan potente en Chile?
Creo que estamos medios locos. Somos bien intensos y no sabemos verbalizar las cosas de frente a las otras personas. La música y la poesía han sido tradicionalmente en Chile una buena válvula de escape para gente como yo. Eso de estar encerrado entre paisajes majestuosos, todos peleando entre todos algo tiene de inspirador, supongo.
Rolling Stone calificó Amiga como el mejor disco latino de 2016, ¿estás preparado para la conquista del mundo anglosajón?
¡Para nada! Los planes para conquistar territorios son un sentimiento más del primer mundo que creo no tener dentro de mí. Y también creo que prefiero ser así.
¿Ves factible triunfar entre los angloparlantes con letras tan elaboradas como las tuyas?
La verdad es que hay cierto público angloparlante que llega a mi música y me escriben como fans, sin entender realmente lo que estoy diciendo. Se me hace bien interesante y creo que habla bien de ellos que estén más abiertos a otras culturas. Ciertamente que en Chile o Sudamérica hemos hecho eso durante décadas, así que se me hace sano que lo hagan ellos también.
Daniela Vega consiguió con el triunfo de Una mujer fantástica que se aprobara la Ley de identidad de género en Chile, ¿la visibilidad de cantantes como Javiera Mena o tú, abiertamente LGTBi, ha mejorado las condiciones del colectivo allí?
Siempre me cuesta mucho responder preguntas sobre cuánto mejora la vida para la población LGTBi porque, por un lado, se me hace muy difícil de cuantificar y, por otro, en Chile periódicamente siguen atacando –a veces matando- a chicas o chicos por ser LGBT. Se me hace muy difícil hablar de mejoras o avances si eso sigue pasando. Claro, está mejor que antes, pero anda a decirle eso a gente cuya vida está aún en riesgo.
Además de cantar dirigiste Nunca vas a estar solo con fantásticos resultados en festivales como el Lesgaicinemad de Madrid, ¿de dónde sacas el tiempo para todo?
¡No tengo tiempo! Es terrible. Aunque después cuando tengo tiempo libre me desespero y me pongo a inventar proyectos nuevos.
¿Continuarás dirigiendo cine?
Sí, claro. De hecho, terminé un guión a principios de este año y estamos ya desarrollando el proyecto. La idea es grabarlo el próximo año para estrenarlo el 2020.
¿Qué podemos esperar del Alex Anwandter del futuro?
Más cine y más música. O un colapso nervioso.
Latinoamericana se lanzó el pasado 12 de octubre y está disponible en las principales plataformas de streaming.
