Música en 8D, ¿estafa o revolución?
Ponemos la lupa sobre el último fenómeno viral. ¿Nueva tendencia musical o tongo?
Lo más probable es que esto de lo que te hablamos haya llegado a tus orejas mediante un ¡Tinoní! O buzzz, buzzz, en función de si tienes el whatsapp repartiendo tralla sonora o silenciado en modo vibración. Sin modo vibración, en estricto silencio, no sabemos muy bien cómo trasladarlo a un texto, quizá utilizando algo como esto: _______. Que por cierto, cuestiones del metalenguaje, como habíamos usado la cursiva para el tinoní y el buzz hemos considerado oportuno hacer lo propio en esa sucesión de guiones bajos y (atención, spoiler) NO PASA NADA. Un poco chasco.
Aviso para navegantes: para disfrutar como mereces de este artículo es absolutamente indispensable que enchufes unos auriculares al dispositivo desde el que nos estás leyendo. Y si pueden ser de esos gordacos que te cubren toda la oreja mejor que mejor. No es una cuestión de “es que así podrás disfrutar de todos los matices”. No, repetimos que es indispensable porque si lo escuchas sin ellos te vas a quedar igual. Y no queremos eso, ¿verdad? Verdad.
Bueno, centrémonos, que no es gerundio pero la ocasión lo requiere. Probablemente estés leyendo esto después de que te haya llegado vía red social de mensajería instantánea un archivo con algo denominado 8D. Si has llegado hasta aquí sin haberlo recibido, también estás en el lugar adecuado, porque te lo vamos a enseñar de primera mano y vas a pensar que nunca el tiempo es perdido, sólo un recodo más en nuestra ilusión ávida de olvido. O algo así.
La tecnología en cuestión ha sido rebautizada como música en 8D, y ha ganado cierta notoriedad en las últimas fechas. Si todavía no lo has oído, porque tienes ese grupo de gente del curro silenciado porque son unos adictos a la cucamona y a escribir sobre cosas que te importan un auténtico bledo, te lo mostramos con altas cotas de orgullo:
La canción se llama Dilbar, y así como quien no quiere la cosa se ha colado en todos los dispositivos móviles de occidente. ¿La has escuchado? Bien, podrás ahora posicionarte entre aquellos a los que literalmente les hace cosquillas en el cerebro, como si de una buena sesión de ASMR estuviéramos hablando, o bien ponerte del lado de los que ni fú ni fá tirando a me la trae al pairo.
Tanto si lo catalogarías como #earporn como si te da igual, te contamos que esta tecnología 8D, que parece que ha salido de la nada en las últimas fechas, no es más que una revisión de lo que en su día se catalogó como Audio 3D, puesto en práctica hace nada menos que 40 años por el argentino Hugo Zucarelli. Que por cierto, lo de las ocho dimensiones es algo físicamente imposible, así que empezamos regular en esto del re-naming. También recibe el nombre de Ambisonic o el más de andar por casa sonido Binaural.
Subiendo y bajando los volúmenes de salida en cada uno de los cascos siempre hemos conseguido un efecto similar, ya utilizado por bastantes grupos en sus grabaciones. Pero la novedad aquí radica en que más que escucharlo de un lado o de otro, el sonido parece ser extracorpóreo, y moverse a su antojo también hacia arriba y abajo, dando la sensación de salirse de los cascos y rodearte por completo.
Bad Bunny y Drake ya han explorado esta tecnología en MIA, su hit más reciente
¿Y cómo se consigue? Pues gracias a una función inherente a nuestro cerebro llamada Head-related transfer function, mediante la cual ese órgano amigo que lo rige todo y a veces patina es capaz de ubicar la procedencia de los sonidos. Se juega por tanto con la distancia de emisión del sonido de la fuente. Mediante unos efectos manipulados para crear esta sensación y engañar al cerebro, atenuando determinadas frecuencias y fortaleciendo otras, consigue este efecto 8D. Algo que no es nuevo, ya que lleva un tiempo desarrollándose en videojuegos, por ejemplo.
No es por tanto que la música provenga de un lugar determinado a la hora de ser reproducida, sino que diversos algoritmos creados para engañar a tu cerebro se ponen en funcionamiento y modifican tu percepción. Un “emosido engañado” de manual con tu masa gris como protagonista principal. Y que ya existía desde hace muuucho, mucho tiempo. ¿Entonces por qué de repente ha vuelto a ganar tanta notoriedad? Parece que el cambio de nombre ha funcionado más que bien a nivel de mercadotecnia. Y que usarlo en determinadas canciones míticas de la historia de la música ha servido para ponerlo en boca de todo el mundo.
Incluso de grandes hits recientes, como este de Bad Bunny y Drake:
Las plataformas de reproducción musical en streaming todavía no disponen de la tecnología suficiente como para albergar este tipo de melodías, por lo que a día de hoy todo lo que te puedes encontrar en redes tiene el sello de Youtube (o similares). Y claro, corremos con el riesgo de que mucho trepa suelto se aproveche del tirón, le pega un par de cambios al volumen y nos la intenta colar.
Pero en función de la aceptación que tenga por parte de la audiencia, lo mismo en nada abrazamos esta tecnología 8D (o como demonios quieran llamarla a partir de ahora) de forma perenne y cualquier otra cosa grabada en formato más convencional nos parece una antigualla de otro tiempo. Ahora es cuando queremos tu opinión. ¿Te gusta o pasas millas?