Especial
Milli Vanilli y los fraudes musicales más escandalosos
Cuando se cumplen 28 años del gran timo de la industria musical, repasamos otras veces donde nos la han intentado colar
Si hay un caso escandaloso de fraude en la música es el de Milli Vanilli. Cuando se cumplen 28 años de aquel timo que sacudió a la industria, recordamos este y otros ejemplos no tan conocidos pero que también sacaron las vergüenzas a los implicados.
Su peripecia comenzó a finales de los años 80, cuando el productor alemán Frank Farain, el mismo que lanzó a Boney M, decidió 'fabricar' un grupo de pop que arrasara entre las adolescentes. Encontró entonces a Rob y Fab, dos bailarines guaperas, que no cantaban precisamente como el audaz manager hubiera querido.
En cambio, su forma de bailar y su imagen (lentillas de colores, melenas llenas de trencitas y pantalones pirata muy ajustados) harían furor entre sus seguidoras. Rob y Fab sólo tenían que mover los labios y tras ellos, dos cantantes de verdad pondrían las voces. Y así, en 1988, nació Milli Vanilli. El dúo arrasó en las listas de ventas y en 1989 obtuvo el Grammy al mejor artista novel.
El sueño acabó pronto, en noviembre de 1990, cuando se descubrió el montaje y salió a la luz que Rob y Fab se limitaban a mover los labios. A partir de entonces, Milli Vanilli pasó a ser objeto de indignación y burla y la caída fue en picado. Tuvieron que devolver el Grammy y sus fans se querellaron contra la discográfica: sólo en dos meses se acumularon 80.000 denuncias.
Antes que la treta de Milli Vanilli, el productor Frank Farian ya creó otro grupo con antelación. A mediados de los 70, el pop sueco de ABBA triunfaba en medio mundo, y el audaz productor dio con el contraataque ideal: un grupo exótico de integrantes negros. Así, Farian juntó a dos cantantes, una modelo y un DJ procedente de Las Antillas, y llevó al estrellato al grupo, llamado Boney M.
¿Problema? Este DJ, llamado Bobby Farrell, aparecía como vocalista masculino, pero no sabía cantar, por lo que siempre hacía playback en sus actuaciones. Finalmente, harto de que no le dejaran mostrar sus dotes delante de un micrófono, abandonó el grupo tras largas disputas con el manager.
Fue un escandaloso caso de cómo la industria de la música busca caras bonitas. La cantante del grupo que lo petó en los 80 con el himno rompepistas Pump up the jam no es quien en un primer momento todo el mundo pensaba. La dueña de la voz de este grupo belga, conocida como Kid K, estaba siempre oculta por no ser lo suficientemente atractiva. En su lugar, la despampanante modelo Felly Kilingi hacía las veces de cantante oficial.
Cuando fue descubierto, el grupo aseguró que había hecho esta táctica porque Kid K era menor y no podían usar su imagen, pero ya era demasiado tarde. El grupo nunca volvió a triunfar porque el daño ya estaba hecho.
En sólo tres añitos a mediados de los 80, los alemanes Dieter Bohlen y Thomas Anders se convirtieron en los reyes del eletropop y se hicieron millonarios con temas como Geronimo's Cadillac y Brother Louie. Muchos años después, en 2001, cuando los chicos ya estaban felizmente retirados del proyecto Modern Talking, se descubrió el pastel: el rubio no sabía entonar ni una nota y el moreno, poco más. Eran tres profesionales los que cantaban sus canciones mientras estos amasaban una verdadera fortuna. Cuando todo se descubrió, estos tres vocalistas trataron de emprender una carrera como trío bajo el nombre de Systems un Blue, pero no consiguieron triunfar.
Daniel Garrán
Jefe de producto de LOS40 Classic