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‘Parachutes’, el debut de Coldplay, cumple 23 años
El disco más honesto de la banda de Chris Martin llegó con el cambio de milenio y los colocó en la senda que los llevaría a llenar estadios como superestrellas
Ya son ocho los álbumes que tienen en el mercado y más de 80 millones de discos vendidos. No es exagerado situar a Coldplay entre los grupos más destacados del pop-rock actual. Compartiendo este lugar privilegiado con bandas como R.E.M. o U2, conviene recordar la trayectoria ascendente de estos jóvenes que se conocieron en un campus universitario de Londres. Unos años después de consolidarse como banda, con Parachutes, su álbum debut, que llegó en el verano de 2000, consiguieron acumular un público más que fiel que se quedaría con ellos para siempre.
El vocalista Chris Martin y el guitarrista Jonny Buckland se conocieron mientras estudiaban en la universidad de Londres en 1996. Poco después se unieron al proyecto el bajista Guy Berryman y al batería Will Champion, y se constituyeron bajo el nombre de Starfish. A partir de ahí, sacaron un EP con tres cortes y comenzaron una carrera que, sin duda, se ha convertido en meteórica. Antes de firmar con un sello importante, Coldplay, ya bautizados con el nombre actual, comenzaron a brillar entre algunas compañías indies, ensalzados por la crítica.
Fue en este contexto cuando apareció su primer álbum, Parachutes, un disco que llegaba con el cambio de milenio. Conocimos a Coldplay como una banda melancólica, con esas letras en las que Chris Martin hablaba de la vida, de lo bueno y de lo malo, con una instrumentación que partía del britpop de los 90 y rozaba acordes rock con guitarras acústicas, teclados poderosos y una batería omnipresente.
Parachutes marcó el comienzo de la carrera de Coldplay, una carrera ascendente que se ha caracterizado siempre por mantenerse constante. Su disco debut, además de una gran acogida entre la crítica y buenas ventas, cosechó la simpatía del público desde el primer momento. Así se formó el grupo en una maquinaria perfectamente engrasada dispuesta a arrasar, hasta llenar estadios y codearse con los mejores productores y colaboradores del mundo de la música.
Rápidamente llegó a lograr la popularidad que buscaba: excelentes críticas y un puesto privilegiados, consiguió situarse en el 12 de la lista de álbumes más vendidos del siglo XXI en Reino Unido. Parachutes es contemporáneo de Kid A de Radiohead y llegó sólo un año después de The Man Who de los escoceses Travis. Sin duda, Martin y los suyos devoraron ambos discos, y eso se palpa en sus canciones. De hecho, muchos esperaban que el grupo podría llegar a ser similar a ambas bandas. Algo que, con el paso del tiempo, se ha diluido en otras melodías.
La brillante combinación del piano de Martin y la guitarra de Buckland le dio a la banda un par de singles que consiguieron gran popularidad en las emisoras de radio: Yellow (que resultó ser tan literal como parece, usando como fuente de inspiración de una guía telefónica) y Trouble, un verdadero himno 18 años después. Don't Panic se convirtió en un éxito un año después del lanzamiento de Parachutes, incluso adquiriendo una segunda vida después de su inclusión en la banda sonora de Zach Braff para su película de 2004, Garden State.
Mientras que algunos se encogieron de hombros con Parachutes por su carácter intermedio, un disco lo suficientemente agradable pero poco innovador, fue muy aceptado y se convirtió en un éxito comercial. Aterrizó en la cima de las listas de éxitos del Reino Unido y obtuvo un éxito aún más duradero en los EEUU. Del mismo modo, el álbum ganó el premio al Mejor álbum británico en 2001 y al Mejor álbum alternativo en los Grammy en 2002.
La crítica alabó el debut desde el primer momento, llegando algunos críticos musicales de la revista Rolling Stone a decir de él que era "la declaración musical definitoria del 2000" o que "Parachutes se eleva por encima de sus influencias para convertirse en una obra verdaderamente trascendental".
¿El mejor álbum de Coldplay?
"Creo que éstas son las mejores canciones del mundo. Pero si lo digo es probable que piensen que soy un arrogante", fueron las sinceras palabras de Chris Martin para definir el debut de los londinenses. Suena casi tan como un discurso los Gallaguer de Oasis, pero quizá no iba tan desencaminado.
Antes de que Chris Martin sumara el electro y las colaboraciones a su música, un cambio de registro más que notable con Every teardrop is a waterfall o A sky full of stars, con Coldplay experimentábamos una caída al pozo de la depresión y la melancolía con cada una de sus canciones debut. Y nos bajaban a ese pozo con una destreza asombrosa.
Sin presencia de productores estrella, ni colaboraciones estelares, ni llenando estadios con espectáculos de luz. Así permanecieron durante los tres discos siguientes. Después llegaría la prodigiosa mano de Brian Eno en Viva La Vida or Death and All His Friends en 2008, y a partir de ahí, el grupo evolucionó a otra dimensión, la de las altas esferas.
Daniel Garrán
Jefe de producto de LOS40 Classic