Hi-Score Girl repasa mi infancia y la de Capcom

Street Fighter, Sega Saturn y mucho más en un anime divertido

En el primer episodio de Hi-Score Girl, Haruo (el prota) pierde el reinado de Street Fighter 2 en su salón recreativo a manos de una nueva chica en la ciudad llamada Akira.

Haruo narra con pelos y señales como Akira es capaz de ganarle con Zangief y cómo se ve obligado a elegir a Guile para adoptar “la táctica de esperar”, una forma de jugar de honor muy cuestionable para los jugadores.

A partir de ahí, empezará una rivalidad que poco a poco tornará en una extraña amistad y que girará en torno a enseñanzas cargadas de nostalgia como saber en qué gastar tu última moneda cuando sólo tienes delante Ghost’n’Goblins y Final Fight o que la PC-Engine es una consola perfecta para una familia humilde en Japón porque sus juegos se compran muy baratos y evitan que pierdas demasiadas monedas en los recreativos.

Luego llegará Super Nintendo, las actualizaciones de Street Fighter 2, la violencia de Mortal Kombat, aparecerán los polígonos de la mano de Virtua Fighter y se recibirá la Sega Saturn en Japón entre tantos otros acontecimientos que marcarán la vida de Harou y las chicas que pasen por su lado.

La animación es correcta, sin pasarse. Ya sabéis que se ha puesto de moda eso de modelar todo en tres dimensiones y pintar como si fuera un dibujo animado bidimensional; técnica que poco a poco se ha ido estandarizando, sobretodo en las creaciones para netflix.

Se echa en falta de vez en cuando la vieja animación, pero bueno... da el pego y permite a los animadores hacer cosas con la cámara que antes no podían hacerse, como rotaciones sobre los personajes y demás historias que el ojo humano también agradece.

En resumen, entretenimiento ‘freakie’ del bueno. Para vosotros, jugadores.