Especial
Bad Bunny es mucho más que el cantante de ‘Mia’, es un reflejo del futuro de la música
Entender el debut del puertorriqueño nos da pistas para saber cómo funcionará la industria en unos años
Cada vez queda más claro que las nuevas generaciones tenemos una constante que afecta a todos los ámbitos de nuestras vidas: la frustración. La música no se escapa de vivir este sentimiento y parece que nos está marcando una nueva manera de consumir: lo queremos todo y cuanto más rápido podamos acceder a ello, mejor.
Si nos ponemos a pensar en todo lo que ha cambiado el consumo musical en la última década, tampoco entenderíamos a los artistas, productores y géneros emergentes. Antes no podíamos acceder a conocer un artista a fondo sin comprar el disco primero, ahí estaba la trampa pero también la sabiduría.
Ahora se nos ofrece el prêt-à-porter de la música que muchos artistas han sabido aprovechar para poner en órbita sus carreras y participar en múltiples colaboraciones. Sin embargo, hay algo que se mantiene con los músicos de antaño y es que para consolidar su imagen y su reputación, presentar un álbum completo se antoja la manera más efectiva.
Y, por si alguien tenía dudas, Bad Bunny ha conseguido ser uno de los últimos en presentar un disco de larga duración después de servirse del método rápido del single sin envoltura. Sin embargo, el puertorriqueño no tiene que preocuparse por si la gente compra o no su primer álbum titulado X 100PRE, es más bien una manera de experimentar y de construirse una identidad como artista.
Una identidad que ha sabido marcar y llevar al máximo exponente con sus particulares quejidos que todos hemos imitado alguna vez. Esa es quizá la clave que le dará al boricua la ansiada longevidad en la música; Bad Bunny es identificable en cualquier tipo de canción, en cualquier tipo de género. No tiene que estancarse solo en uno para ser reconocido y eso ha demostrado en su álbum debut.
Todos los colores de X 100PRE
Aunque ha dejado el hit MIA para el final del disco -en que nos sorprendió con un Drake cantando en español-, sí vemos que existe una narrativa y una lógica entre las canciones con tintes muy personales y referencias a su isla como en el track La Romana a ritmo de bachata que luego vira radicalmente al reggaetón más duro. Queda latente una cierta obligación para con Puerto Rico y un trabajo de introspección importante.
Bad Bunny y su álbum son un reflejo de la gran transformación y versatilidad que ha vivido el reggaetón en los últimos 15 años
De hecho, hasta habla del mal camino que podría haber tomado y, afortunadamente, no fue en Ser Bichote, una expresión boricua con la que los isleños se refieren a los vendedores de droga. Aquí hace un guiño a su infancia en la calle, en la que todos los críos preferían dedicarse a negocios más turbios pero eligió la música.
Si bien es cierto que Bad Bunny no sonaría de la manera en la que lo hace sin influencias del reggaetón, cada canción que presenta en X 100PRE parece distinta a la anterior. La magia proviene casi enteramente de Tainy, un productor puertorriqueño que ha cocinado una ensalada sonora de bachata, trap, dembow y hasta ha introducido sonidos que evocan el punk, como en el tema Tenemos que hablar.
Incluso vemos la participación de Diplo en la canción 200 MPH, uno de los productores exponentes en dancehall y el hip hop con el que, además de música, comparte sus cuestiones con respecto al concepto de la masculinidad, que ambos han sabido superar. Sin embargo, esta canción es quizá la que menos aceptación haya tenido dentro de la brillantez del disco.
Bad Bunny y su álbum son un reflejo de la gran transformación y versatilidad que ha vivido el reggaetón en los últimos 15 años. Él ha demostrado que se puede presentar un trabajo que se aleje del bombo clásico que triunfa en las discotecas y que todos sepamos apreciarlo.
¿Estamos, pues, ante la nueva era de los LP? Por lo pronto, parece que la batalla para una carta de presentación más efectiva la van ganando los discos de corta duración en los que 4 o 6 canciones sirven para conocer a los nuevos artistas.