Trials Rising

El retorno a los altares

Trials ha vuelto, y lo decimos con alegría. Puede pareceros que nunca se ha ido, puesto que ha habido ya dos juegos de la franquicia esta misma generación, pero a ambos les faltaba la chispa característica de los primeros.

'Trials Fusion' y 'Trials of the Blood Dragon' no eran malos juegos de ninguna manera, pero parecían más una regresión que una evolución de la saga.

Con Rising, en RedLynx han encontrado la llama que hace que brille de nuevo, que atesora la formula de éxitos pasados, con la atención y unos costes de producción que Trials nunca ha visto. Es un doble o nada, y en este caso han ganado.

Rising es una re imaginación del primero pero con un presupuesto mayor, pero no se aleja de los orígenes modestos pese a esto.

Trials Rising tiene todas las bases que esperábamos cubiertas. El control es el mejor de todos, y la curva de dificultad está cuidada al máximo, desde las primera fases que sirven de tutorial a los niveles infernales que parecen imposibles de completar.

Si es vuestro primer Trials, el juego a grosso modo es como sigue. Hay que pilotar nuestra moto tan rápido como podamos sobre una serie de trazados bidimensionales hasta que lleguemos a la meta.

Por el camino hay que preocuparse de equilibrar la moto, sin que de la vuelta y evitar que el piloto toque el suelo u otras partes del escenario, más fácil decirlo que hacerlo por supuesto.

Este Trials Rising pone a nuestra disposición más de 100 pistas, con toda clase de paisajes de fondo. Desde sets hollywoodienses, a picos nevados, pasando por ciudades en ruinas mientras saltamos de edificios que se nos vienen encima.

Cualquier hábitat es susceptible de albergar una prueba, para que nos sentamos todo un especialista, solos o en compañía, con el nuevo modo tándem, en el que manejaremos la moto a medias. Las risas están aseguradas en este modo, donde compenetrarse lo es todo.

Se introducen los contratos, que nos dan la excusa para volver a niveles pasados, consiguiendo recompensas según vamos realizando desafíos. El mapa del juego nos ayuda a que esto no suponga ningún problema, todo está realizado con coherencia.

Rising dispone además de un editor de circuitos, con la nada desdeñable cifra de 8000 objetos con los que jugar. Tenemos una central donde podemos subir nuestras creaciones para jugarlas con otras personas online, pero también modo multi jugador local.

El juego viene con un sistema de progresión basado en experiencia, a lo juego de rol, que no sabemos si era necesario puesto que en ciertos puntos necesitaremos subir de nivel para acceder a más pruebas.

Uno de los pocos puntos débiles que encontramos en Trials Rising. Tener que repetir ciertas fases no es tan malo cuando te lo estás pasando bien, pero aún así, hacerlo por obligación no es plato de buen gusto.

Pese a esto, con Trials Rising vais a pasároslo muy bien. Guiar vuestra moto de principio a fin de pista nunca estuvo tan al alcance de cualquier nivel de habilidad, aunque acabarlos todos con tres estrellas puede teneros ocupados durante meses.

La saga vuelve por todo lo alto, con unos cuantos trucos nuevos aprendidos. Si, Trials ha vuelto, esperemos que para quedarse.