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New Day, la banda de Amparo Llanos publica Fever
Ponemos la lupa en el nuevo trabajo del grupo de la excomponente de Dover
Ha pasado tiempo desde que Dover irrumpiera con fuerza en el panorama nacional. Las hermanas Llanos, Cristina y Amparo, pusieron patas arriba las listas de éxitos con Devil Came To Me en el 97, su segundo trabajo. Su furiosa interpretación de lo que sucedía al otro lado del Atlántico (en la ciudad esmeralda AKA la ciudad de la lluvia AKA Seattle para ser más precisos) y su devoción por Cobain fueron los motores con los que ofrecer un estilo tan fresco como furibundo. Una gran cantidad de singles de aquel disco todavía coexisten perennes en el recuerdo de muchos coetáneos que nos vimos rendidos ante semejante chute de adrenalina. Serenade, Devil Came to me o Loli Jackson nacían de la rabia, del desconsuelo de una generación perdida que encontraba en la música su catalizador.
Este disco les otorgó reconocimiento internacional. Cerca de un millón de discos vendidos con los que dos hermanas madrileñas se plantaban de repente en la escena con una autoridad digna de Gengis Khan haciendo cola en una pollería y ningún radar había sido capaz de anticiparse a su llegada. La voz rota de Cristina y la guitarra de Amparo se superponían en perfecto acople y el rock brotaba a borbotones de la fuente del éxito. A la sombra de este Devil Came to Me y con la vista en el retrovisor apuntando a Sister, su primer álbum, el grupo supo realizar un más que valiente ejercicio de reinvención. Su sonido, a lo largo de los álbumes siguientes, evolucionó hacia otros estilos, mutó con buen criterio a través de sendas inexploradas antes por las de Majadahonda. Acercarse al pop primero, para de repente sorprender al mundo con un disco de marcado carácter electrónico con un único objetivo en mente. Baila, joder.
Este disco, Follow the city lights, supuso el espaldarazo definitivo en pos de un nuevo Dover. Y como siempre en estos casos, división de opiniones. Aquellos fans inamovibles de la banda en sus comienzos y la deriva grunge se sintieron casi insultados. Otros lo vimos como una demostración palpable de la solidez de una banda, haciendo una dignísima traslación que expandía enormemente su universo musical. Ya sabemos cómo funciona esto, si permaneces anquilosado en un estilo pétreo, te criticarán por inmovilista. Si buscas nuevas experiencias, hay que ver, con lo que molaban antes y mira en lo que se han convertido.
Tras una nueva e infravalorada vuelta de tuerca, con un disco de marcadas raíces africanas (I Ka Kené, una rareza maravillosa) el grupo regresa a sus orígenes rockeros con Complications en 2015. En 2016, es la propia Amparo la que notifica al mundo que Dover pone punto y final a su trayectoria.
Pero en los fueros internos de Miss Llanos bullía aún la inquietud de aquel que respira, vive y piensa constantemente en torno a la música. Alguna vez llegó a confesar: “Si no hago música, me muero”. Y de ese impulso vital nace New Day, una formación donde Amparo canta y guitarrea, se trae de Dover a Samuel Titos y reclutan a Jota Armijos. Y su presentación en sociedad fue esta: Sunrise, un disco de 13 canciones con esta carta de presentación en forma de primer single:
Dos años después, todavía humeante recién salido del horno, tenemos en nuestras manos el segundo largo. Fever lleva por nombre. Y si hay alguna palabra que se acerque a definirlo en su conjunto, no es otra que luminosidad. ¿Sabes aquellos discos que con la mera escucha de un par de canciones te plantan una sonrisa de oreja a oreja y te otorgan un plus de vitalidad extra para partirse la cara con cualquier día random que pretenda vestirse de gris? Fever viene cargado de haces de luz que rozan tu piel y te inyectan positividad en vena. Alegría contagiosa contra la que no hay vacuna posible.
Guitarras luminosas con arabescos en forma de sintetizador para abrir el disco con Calling SOS, melodías juguetonas que parecen sacadas de un cover hecho a medias entre Foo Fighters y Vampire Weekend en Fools, canciones que se desmarcan de repente con un toque urban de lo más sorprendente -Hush-. Temas con vitola de himnos, como el que pone título al disco, Fever. Abrazos al estilo gospel -Tainted Love- , tralla guitarrera afilada que recuerda a sus comienzos en Dover -Last Night-. Temas idóneos para saltar con muelles en los talones como Out of time. Tonadillas con ese precioso regusto a las girl bands americanas en All Right. Una llamada Melancolía con bien de sintes y vocación de rompefestivales. Y para cerrar (y para recuperar el resuello) el sosiego invernal que propone Winter.
Diez canciones que beben de mil y una fuentes, pero que se cohesionan con aparente sencillez dando lugar a un trabajo tan luminoso como primaveral que podría hacer estornudar al más alérgico. Pero que incluye también un antihistamínico llamado melodías redondas para que no se te caiga una sola lágrima mientras saltas de emoción. Di adiós a la congestión y empieza a respirar. En caso de duda no consultes con tu farmacéutico, mejor pásate por un directo de New Day. Las endorfinas allí generadas harán el resto.