Especial
La importancia (y el arte) del silencio en las canciones
Ssshhh: El silencio es parte indispensable de la música y está presente en mayor o menor medida en cualquier composición musical
Ssssshhhhh. ¿No os parece maravilloso que la petición de que guardes silencio tenga una onomatopeya tan sonora? Hacer ruido para solicitar silencio podría ser entendido como un oxímoron. El silencio en la música también. Son dos elementos a priori tan confrontados que parece que son totalmente opuestos. De hecho, podríamos pensar que la música es en parte la ausencia del silencio. Pero nada más lejos. El silencio es parte indispensable de la música, aunque se trate terminológicamente hablando de “la ausencia total de sonido”. Y está presente en mayor o menor medida en cualquier composición musical. Algunos son más perceptibles, otros casi milimétricos e imposibles de cazar por el más entrenado de los oídos. Pero siempre están ahí.
El silencio. Aquello por lo que se vanaglorian ciertos aires acondicionados pero parece no ofrecer nada reseñable en esto de la música. Hay silencio objetivo, el que existe sin más, y silencio subjetivo, el que se produce con algún tipo de intención dramática de por medio. Y este último tiene más arraigo musical del que se piensa. Simon and Garfunkel le cantaron a ese Sound of Silence. Había unos muchachos de Zaragoza abanderados por Enrique Bunbury que hace algunos años se convirtieron en Héroes de la materia que aquí nos ocupa. Y el tema del silencio ha sido sin duda una constante en las letras de muchas canciones, con connotaciones diversas, algunas más filosóficas y otras más mundanas.Como esta canción redonda de Jorge Drexler con un título que nos viene que ni pintado:
Drexler habla aquí del silencio (con su virtuosismo habitual) pero también lo practica. Y es que la canción de repente para en seco. Ningún instrumento o voz se cuelan en lo que percibes por tus oídos. Un truquito de lo más presente en la música. ¿Recordáis canciones que utilicen estas pausas dramáticas? De primeras se nos viene a la cabeza ese eterno Faith, de George Michael, con una pausa silenciosa tan larga que tuvo que ser parodiado con la acidez habitual por Padre de Familia:
No es, ni de lejos, el único caso. Dos canciones de The Beatles se recuerdan también por este abrazo silencioso: lo encontramos en Helter Skelter (con casi diez segundos de silencio, casi ná) y también en Strawberry Fields Forever. Jane´s Adiction en Stop, Kiss con I love it loud, Led Zeppelin en Nobody´s fault but mine, Queens of the Stone Age en Songs for the Deaf, Breaking the law de los Judas Priest...la lista internacional, como imagináis, es inconmensurable. Y en la de grupos de por aquí, la encabeza Izal. El grupo de Mikel y cía le ha cogido el gusto a eso de plantear silencios en mitad de las canciones. Lo hicieron en anteriores temas, como en Hambre. Y también en su último trabajo, Autoterapia, con Pausa o su primer single, El Pozo.
Estos silencios programados insertados en momentos multiinstrumentales provocan una llamada abrupta de atención. Y dan mucho juego, pero nunca han sido plato de buen gusto para la radiodifusión. Y es que unos segundos de nada pueden suponer la pérdida de una considerable audiencia, que siga girando el dial en busca de sonidos. Y esto, claro, ha hecho modificar ciertas canciones para dotarlas de más dinamismo. Y se han cargado así esa pausa que los artistas consideran vital en ocasiones como vehículo de intensidad emocional. Tampoco es fácil utilizarlos en actuaciones en directo.
Muchos quebraderos de cabeza con estos silencios, como vemos. Pero ¿existe el silencio absoluto? Y más interesante aún, ¿podemos grabarlo? Los estudios de grabación están insonorizados con hueveras y algunos materiales algo (bastante, mucho, muchísimo) más trabajados. Pero ninguno se parece a una cámara anecoica (sin eco) Lugares con forma cúbica, comúnmente bajo tierra y aislados totalmente del exterior, con un diseño interior gestado para evitar cualquier reflexión de sonido. Su techo, suelo y paredes absorbe en su totalidad cualquier reflexión de onda electromagnética o acústica. Dicen que para un humano es prácticamente imposible permanecer dentro más de diez minutos sin empezar a sentirse fatal, con vómitos y mareos incluso, debido a que nuestra estructura mental y física está acostumbrada a lidiar con los sonidos. Pero aún allí, relegado en el lugar más propio para obtener el silencio absoluto, es imposible alcanzarlo. Y lo es por nuestros propios sonidos corporales, la respiración o incluso la sangre recorriendo nuestras venas.
Como anexo de interés, queremos haceros partícipes de una obra musical llamada 4´33´´ que data de 1952 y cuya autoría reside en John Cage. Se trata de un experimento vanguardista en forma de melodía que puede ser interpretada por cualquier instrumento, que consta de tres actos con la duración indicada en el título y en los que la premisa es el silencio de todos los instrumentos durante todo ese tiempo. Para algunos, se trata de eso estrictamente, mientras que otros intentan profundizar más a nivel conceptual y aseguran que el material sonoro de esta obra lo componen los ruidos ajenos que escuchan los allí presentes. Un bostezo, el crujir de una butaca o la misma respiración del de al lado.
Parece una locura y en cierto modo lo es. Pero también lo era esa canción llamada “A a a a a very good song” de Samir Mezrahi, que se coló en 2017 en el número 64 de las canciones más descargadas en iTunes, y que no es otra cosa que diez minutos de silencio. Y se llama así para que aparezca la primera en tu reproductor de iTunes cuando reproduce por orden alfabético para que así te dé tiempo a introducir el modo shuffle o seleccionar lo que quieres oír y no escuchar siempre la misma canción al encenderse. Un silencio, sin duda, enfocado al pragmatismo.
Si la has reproducido entera, nuestros dieses. Gente como tú es la que hace falta en este mundo lleno de sinrazones. En tiempos donde el ruido lo inunda todo, reivindicamos abiertamente la presencia del silencio. También, por paradójico que parezca, en la música que consumimos con fruición. Y que vivan las contradicciones con poso filosófico.
En tiempos donde el ruido lo inunda todo, reivindicamos abiertamente la presencia del silencio.