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Javier Castillo: “No acabo de acostumbrarme a que haya tanta gente esperándome en las firmas"
Ya tiene nuevo best-seller
Hace cuatro años Javier Castillo viajaba en tren todos los días a su trabajo y aprovechaba los trayectos para escribir las novelas que imaginaba en su cabeza. No ha pasado mucho tiempo pero ahora ya es uno de los escritores best-seller más importante de nuestro país y todo gracias a su bilogía El día que se perdió la cordura.
En estos años ha dejado su trabajo para dedicarse en exclusiva a la literatura, ha ganado miles de seguidores en redes y sus firmas de libros se convierten en auténticos encuentros de fans que muchos artistas envidiarían.
Acaba de publicar Todo lo que sucedió con Miranda Huff, un nuevo thriller psicológico que engancha desde el primer párrafo y que nos plantea un rompecabezas que logramos completar al final de la historia que nos deja, todo hay que decirlo, un sabor agridulce. Pero no vamos a hacer spoiler.
Todo empieza cuando Ryan, un guionista de Hollywood en decadencia, intenta reavivar su matrimonio con una escapada sugerido por el terapeuta de pareja al que acude con su mujer. Cuando llega a la cabaña que habían alquilado, ella no está pero sí hay rastros de sangre. ¿Qué ha pasado con Miranda?
La respuesta nos lleva por un cruce de historias que nos mueven entre el pasado y el presente en un contexto muy cinematográfico que nos plantea muchas reflexiones sobre el amor y sus consecuencias. Y de todo hemos hablado con este treintañero que transmite absoluta felicidad.
Tu debut literario con la bilogía te ha convertido en un best-seller y ahora llega Miranda, ¿mucha responsabilidad?
Da responsabilidad sobre todo cuando la gente empieza a decir que en cuanto salga lo compra y ni siquiera has contado de qué va a ir. Te da la sensación de 'ostras, vamos a hacerlo con ilusión porque la gente lo va a esperar con ilusión'. Es presión, 'que merezca la pena'. Que la gente se gaste sus 20 euros y diga, 'lo he disfrutado'.
Por otro lado, esa presión viene fenomenal para el ego, ¿no?
Sí, pero tengo la sensación, cuando escribo, de que hay que hacer que la gente lo disfrute, que leer sea un placer, que se convierta en algo que te apasione, que haga que te quedes hasta las tantas de la mañana leyendo y ese es el único objetivo que tengo.
Y eso que parece que lo de entretener algunos lo entienden como algo contrario a lo literario.
Totalmente, pero yo opino lo contrario. A mí, los libros que más me han entretenido, al final han sido lo que la gente luego dice que son más literarios. Pero luego hay otros libros que disfruto igual y, a lo mejor, tienen un lenguaje más simple que tener un lenguaje simple no es sinónimo de ser malo. Hay algo que yo siempre defiendo y es que no hay nada peor que transmitir una idea simple de una manera compleja y lo bonito es lo contrario, tener una idea compleja y transmitirla de una manera simple y yo intento escribir así. Transmitir emociones complejas, una trama difícil, de una manera fácil para que la gente lo disfrute.
La primera vez que hablé contigo fue cuando publicaste El día que perdí la cordura y estabas con esa tesitura de decidir si merecía la pena dejarlo todo para dedicarte completamente a escribir. Te decidiste y acertaste, ¿no?
Si acerté o no, el tiempo lo dirá pero sí sé que, de momento, el viaje está mereciendo muchísimo la pena. Tengo la sensación de que ahora hago algo que me apasiona de verdad y que me llena. Además, puedo pasar más tiempo en familia porque escribir lo puedes hacer en casa. Han nacido mis dos hijos e intento compaginarlo todo y este trabajo me lo permite.
Se ha hablado tanto de ti en los últimos tiempos que da la sensación de que llevas mucho tiempo pero, en realidad, eres un recién llegado y aun así has experimentado muchos cambios, ¿cuál ha sido al que más te ha costado adaptarte?
Al que todavía no acabo de acostumbrarme es al de las firmas y que haya tanta gente esperándome. Me parece surrealista, me parece de otra época. Tengo la sensación de que le está pasando a otra persona. No asimilo que me está pasando a mí. La vida me ha cambiado mucho en los últimos años y sí es verdad que el primero está dedicado a mi mujer, que todavía no teníamos niños, el segundo está dedicado a mi mujer y mi hija y, el tercero, a mi mujer y mis dos hijos...espero que el siguiente no siga aumentando porque como escriba 15 libros...
Dices que ahora trabajas en casa pero eso es un arma de doble filo, ¿no?
Es un arma de doble filo muy afilada, que corta mucho. Yo me levanto muy temprano e intento escribir fuera de casa, en la biblioteca de mi ciudad. Creo fuera de casa pero revisar sí lo hago en casa.
¿Cuál fue la chispa que sirvió como detonante para esta novela?
Fue un relato corto que escribí hace muchos años que era de una pareja y desaparece ella y me gustaba mucho el giro final, qué ocurría en realidad. La novela difiere mucho de ese relato, está inspirado en esa idea pero me quedé con la sensación de que ese suspense lo tenía en la cabeza. Estuvo mucho tiempo dándole vueltas y surgió esta novela sobre una desaparición y contar algo más dentro, además, del cine.
Sí es verdad que la desaparición al final es un personaje secundario en torno al cual gravitan muchas otras reflexiones, ¿no?
Al final es una historia sobre cine, sobre amor, muchos tipos de amor distintos. Se engloba en el thriller psicológico pero a mí me cuesta ubicarla en una estantería concreta de la librería porque en realidad es una novela sobre amor, sobre justicia, sobre un poco feminismo, empoderamiento, venganza, suspense...la desaparición da comienzo a la trama pero en realidad es algo más, es una historia de qué ha pasado y por qué.
Vamos a ir desgranando esas reflexiones y empezamos por contextualizarla en el mundo del cine, ¿homenaje a una de tus grandes pasiones?
Sí, veo cine de manera casi compulsiva, y veo mucho clásico. No he leído muchas novelas que cuenten un lado oscuro y distinto del cine y quería poner en duda lo que hay detrás del cine o detrás de las mejores películas de la historia. Lo tenía metido en la cabeza y lo quería introducir en una novela y, por eso creé el personaje de James Black, el mejor director de la historia surgido de la nada que creó la mejor película de la historia con una trama muy original, una estructura muy original...y a la vez esa película va cobrando trascendencia porque se entremezcla con una trama actual y esas dos tramas fluyen en una especie de trenza que une a las dos historias, una de treinta años atrás con una actual.
Pero ese director de cine con pasado oscuro, ¿qué te genera: lástima, admiración, horror...?
Curiosidad. Intento crear personajes que te den ganas de conocerlos y James Black te genera eso. Es el mejor director de cine ¿por qué?, ¿qué hay detrás de esa película?, ¿qué cuenta? Y una vez que te empiezas a meter en ese proceso surgen muchos interrogantes. Es un personaje con una historia turbia, con una infancia que descubres al final que también es un poco rara. Ese tipo de personajes extravagantes me atrapan mucho.
¿Tenías alguno real en mente?
No, mezclaba mucha gente distinta. Hay muchos directores de cine a los que admiro, me canta Scorsese, Fincher me parece un maestro. Christopher Nolan, actualmente. De los grandes está Orson Welles que es más o menos la idea de lo que genera y de la época de James Black. Woody Allen, que es como el genio incomprendido que tiene algo turbio detrás que no se sabe lo que es...es una mezcla de muchas cosas distintas. Por ejemplo, el atributo concreto de que sigue viviendo con modestia pese a tener grandes cantidades de dinero y mantiene sus rutinas es de un multimillonario que conoce todo el mundo que es Warren Buffett, vas mezclando cosas de gente y haces un puzzle para crear un personaje nuevo.
La premisa de James Black es que el arte está por encima de todo. Una pasión mal entendida, ¿no?
Es su pasión mal entendida. Muchas veces, detrás de las cosas grandes que admiramos hay cosas que no se han hecho bien por pasión, por centrarte en crear algo único. Todo el mundo admira las creaciones de Steve Jobs pero cuando conoces lo que hay detrás, es eso mismo. No a este extremo pero es esta idea, dentro de las cosas maravillosas encuentras que todo el mundo tiene su lado no tan bueno...Michael Jackson por ejemplo.
Rompes con la fantasía de Hollywood para mostrarnos su lado más oscuro.
No es el Hollywood de los flashes y las estrellas. Es el Hollywood del cine alternativo, una sala clandestina, la falsedad de las sonrisas de las fiestas de Hollywood. Miranda lo cuenta muy bien en la novela, va desvelando la oscuridad de ese mundo en el que ella está metida. Mostrar lados que no suelen verse, de una manera distinta.
Otro de los grandes protagonistas es el amor.
Muestra muchos tipos de amor distintos. Está el amor pasional, el amor moribundo, el amor a tu profesión, el amor eterno, el amor adolescente, el chisporreteo que surge cuando conoces a alguien que te gusta mucho.
Pero, en general, todos los amores que muestra son muy tóxicos.
Salvo uno que es el más puro de todos, el de Jeff y Paula que es el único que parece sincero y que surge de la nada.
Y aun así controvertido porque no deja de ser la historia de amor de un alumno y su profesora.
Pero es verdad que el suyo es el más espontáneo y de cotidianeidad que, al final, es un amor muy bonito. Y el real, el amor más puro, es el de la madre a sus hijos.
Partes de un matrimonio en crisis que eso no es mucha ficción.
No, eso no es nuevo. Es tristemente muy común pero es como el punto de partido. Pero no me centro en el matrimonio en crisis sino en por qué el matrimonio está en crisis. Toda la novela se trata de ir desvelando cada uno de los atropellos que ocurren en esa relación y como cada uno de ellos cuenta el punto de vista incompleto de la versión. El de ella parece el sincero y el de él, el falso.
Pero al final encuentra una escapatoria...
No es un hombre, es un hombre y una mujer. Es como no encuentro nada pero aquí lo tengo todo. Tampoco era encontrarnos tampoco con que 'los hombres son lo peor del mundo y me hago lesbiana'. No, al contrario. En los dos encuentro lo que quiero.
Hay varios guiños al creciente empoderamiento femenino, ¿tendencia?
Fíjate que la novela está escrita casi antes que todo lo que ha empezado ahora, más o menos en paralelo. No era una intención intrínseca pero surgió de manera necesaria en Miranda. Un ejemplo muy tonto es que el guion que ha escrito su marido que ha tenido tanto éxito parte de una idea de ella y él nunca lo reconoce. Este tipo de 'me has estado aplastando' y poco a poco dice 'hasta aquí y ahora esto lo controlo yo y ahora soy yo la que controla lo que pasa en tu vida'. Ese empoderamiento en forma de thriller psicológico es como un mensaje de que aquí controlamos también.
No hay ni buenos ni malos sino todo lo contrario, ¿no?
Ninguno, salvo Jeff que es claramente bueno, y Paula. Los demás todos son grises y tienen su lado oscuro y quería mostrar eso. La novela al final...cuando todos los personajes son grises, tampoco te puede dejar un 'han ganado los buenos'...tampoco era justo hacer eso.
¿Qué te genera Miranda como personaje?
Al principio pena porque no es capaz de parar y darse cuenta antes. Me genera impotencia. Ella dice una frase al principio que es 'esa fue la primera vez que me callé ante Ryan' y era una chorrada, denunciar que había hecho despedir a Jeff. Pero esa impotencia de decir 'alza la voz en algún momento'. Me generaba impotencia cuando escribía pero luego te das cuenta que se convierte en una mujer libre, de ahí la portada con las mariposas, es como sensación de libertad y poder pero, a la vez, de elegir la opción incorrecta.
Paula, la profesora de cine, le pide a sus alumnos que vean su película favorita, ¿tú serías capaz de escoger la tuya?
Tengo muchas. Pero si tuviera que escoger una podría ser Memento, la justicia equivocada y no querer admitir lo que haces mal. Creo que tiene muchos mensajes que es algo que a mí me gusta introducir en mis novelas. La he visto muchas veces.
¿Has escuchado alguna música en especial mientras escribías esta novela?
Suelo escuchar mucha música clásica y también me pongo mucho ruido blanco un tanto turbio. La banda sonora de la serie Dark, un rollo ambiente como de Marte... Es ochentera y con un rollo muy retro y me gusta mucho, la escucho en bucle, mira que son sonido sde ambiente rollo místico pero me gusta.
En estos últimos cuatro años te has ido convirtiendo en un best-seller y has podido conocer a mucha gente. ¿Quién te ha sorpendido saber que era lector de tus novelas?
Sé que me ha leído gente muy famosa como Pau Gasol. No sabría decir...Joel Dicker, que es un autor al que admiro y me ha dado una frase para la solapa y me sorprendió porque le admiro de verdad. Cada vez que sale un libro suyo el primer día lo tengo y, de repente que me lea y que esté pendiente de lo que publico es una pasada.
¿Qué se siente cuando le pones el punto final a una novela tan rompecabezas como esta?
Se siente liberación de decir 'aquí está el puzzle completo'. Ahora que la gente lo construya, aquí están todas las piezas. Es sensación de 'vale, ahora está, a ver qué ocurre'. Es una sensación de sentirte satisfecho.
¿Has ideado la siguiente?
Tengo el plan en la cabeza. Tengo escrito el primer párrafo. Es lo primero que hago cuando tengo más o menos la idea de una novela, escribo el primer párrafo inicial y luego ya me pongo a montar la trama con ese primer párrafo en mente. Te permite como sentar las reglas. En esta novela, en el primer párrafo hay una cabaña, recuerdo la luz de las linternas, el olor de la sangre y mi mujer ha desaparecido. Te resume la novela entera en un párrafo, esa sensación inicial. Y de la siguiente novela tengo ese primer párrafo.
¿Qué se siente el día que lanzas la novela y la gente puede empezar a leerla?
Con esta, el día que salió a la venta, las redes estaban ardiendo, era impresionante. Estaba en casa llorando, te lo prometo, porque miraba en mis directos y eran miles de mensajes de la gente con el libro en plan 'he encontrado a Miranda'. Me costaba hablar, por eso no tenía entrevistas.
Cristina Zavala
Periodista enamorada de todo el entretenimiento. Enganchada a la tele, los libros, los últimos lanzamientos...