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Samanta Villar: “Mi padre nunca puso muchas lavadoras en casa pero yo tenía claro que mis parejas sí iban a ponerlas”
Nos habla de la carga mental en su último libro
Samanta Villar es una de esas periodistas con carácter que está acostumbrada a decir lo que piensa sin ningún tipo de tapujos y a compartir sus experiencias, normalmente en televisión. Pero, de vez en cuando lo hace por escrito y publica libros como La carga mental femenina que nos descubre una realidad de la que no todas las mujeres son conscientes.
Estamos en buen momento para reflexionar sobre el papel de la mujer en la vida y en la sociedad y ella lo ha hecho planteándose un concepto que habla de la iniciativa y la responsabilidad que asumen las mujeres llegando, a veces, a un nivel de saturación y estrés importante.
¿Cuál fue el detonante para escribir este libro?
Fue una conversación con mi editor en Planeta, la idea fue suya. Me dijo, ‘he oído este concepto’. Yo ni siquiera sabía de qué iba, ¿la carga mental, qué es eso? ‘Vale venga, ¿me lo investigas?’. Y cuando empiezas a indagar… ¡Madre mía, si esto es el engaño…! Fue tomar conciencia de que hasta ahora no me había dado cuenta de que yo personalmente, o la mayoría de las mujeres, llevamos una carga extra añadida a todas las demás que todos los hombres también llevan. Sí es verdad que muchos hombres, cada vez más, comparten las tareas del hogar, la crianza de los hijos, pero hay determinadas parcelas que son nuestras mayoritariamente, sobre todo aquello que hace referencia a la planificación, al estar pendiente de todo, tomar la iniciativa, lo que se llama ‘product manager’, con remuneración cero pero coste muy alto. Es un desgaste físico y psicológico que a veces se somatiza.
¿En qué tipo de lectores pensabas cuando lo escribías?
Mayoritariamente mujeres, eso es verdad. Creo que puede ser interesante para ellos porque cuando las mujeres empiecen a hablar de la carga mental se lo van a tener que leer para entender de qué estamos hablando. Es un libro que hemos hecho entre tantas mujeres…para empezar Sara Brun que es fundamental pero luego lo hemos compartido con todo nuestro mundo de mujeres, amigas, compañeras de trabajo, vecinas…con las que ibas encontrando en el camino y todas, todas tenían no una sino mil historias en sus vidas para aportar.
Nosotras somos conscientes de que existe esa carga mental pero, ¿los hombres?
Yo no sé si somos conscientes. Nosotras tenemos una inclinación de ponerles a ellos de tontos, como de que son más infantiles, son más pueriles, no se dan cuenta…pero al escribir sobre ello me he dado cuenta de que quizás no es tan así, quizás no son tan infantiles y se dan mucha más cuenta pero es muy cómodo cuando se ha establecido ese equilibrio en que siempre hay una persona que se encarga, ya me avisará, si no llega ya me lo dirá. Esta cosa de que ‘si esto no lo hago yo nadie lo hace’ es un mito que nos hemos creído. Por eso no estoy segura de que seamos tan conscientes de lo que está ocurriendo.
Creo que somos conscientes de que existe pero no de la culpa que tenemos nosotras, ¿no crees?
Pensamos que es un equilibrio de la naturaleza que ya está establecido así. No es cierto.
Dicen que estamos en un buen momento para las mujeres porque empieza a haber concienciación, ¿cómo lo ves?
Sí es verdad, todo este movimiento feminista ha cambiado las cosas para siempre, es un punto de partida, poco a poco se irán estableciendo y consolidando los cambios pero creo que no hay marcha atrás. Lo que se ha visibilizado a la mujer en dos años, desde el #MeToo, cómo de repente todos los premios se otorgan a mujeres, las direcciones generales de determinadas instituciones públicas recaen en las mujeres…se ha despertado una sensibilidad respecto a la situación de la mujer que esto ya se va a consolidar. Esto no significa que hayamos alcanzado la igualdad y la paridad, ni mucho menos. Pero que la sociedad en global, incluyo a los hombres, han tomado conciencia de que esta situación no tenía ni pies ni cabeza, soy optimista, no tengo duda de que hemos mejorado.
Este libro es la conversación que muchas madres trabajadoras tienen con sus amigas… ¿por qué tenemos tan asumido que las cosas son así?
Por un lado, como a todas nos pasa lo mismo, está bien. Te sientes acompañada, no soy la única a la que le pasa esto, nos acomodamos en la autocomplacencia un poco. Cambiar los equilibrios no se hace de la noche a la mañana y empezar a plantearle a tu pareja después de no sé cuántos años de convivencia, que las cosas tienen que cambiar, es difícil, pero también un reto. Nos puede dar pereza, puede que no queramos enfrentar ese desafío. Y hay una cara B, en el momento en el que exijamos la corresponsabilidad y ellos tengan que asumir nuevas competencias vamos a tener que ceder el poder y eso no todas las mujeres están dispuestas a hacerlo. Y si los calcetines no están emparejados con el mismo color a lo mejor no te puedes quejar porque tu marido lo que quiere es meterlos en el cajón aunque no estén emparejados. Cambiar esta situación no se va a hacer de manera rápida y sí creo que nuestra generación lo tenga perdido. No soy muy optimista.
¿A ti te educaron en la igualdad?
Mi madre nos educó a mi hermano y a mí en la igualdad, en las tareas del hogar, en las responsabilidades, en la falta de miedos…a mí no me dijeron nunca ‘no vayas con minifalda por la calle’, por ejemplo, me educaron en la igualdad, sin embargo, mi padre no cambió un pañal en su vida. Mi madre no se aplicó en su vida lo que sí nos enseñó y nos inculcó a la nueva generación. Mi padre nunca puso muchas lavadoras en casa pero yo tenía claro que mis parejas sí iban a poner lavadoras en casa porque mi hermano sí lo hacía.
Hablar de la maternidad siempre ha conllevado muchos tabúes pero parece que se está revirtiendo la tendencia y ahora ser madre ya no es tan maravilloso como nos habían contado, ¿no?
Es verdad que estamos todavía en el momento de romper esa narrativa única de la maternidad que solamente destacaba la parte bonita. Pero, sin embargo, creo que también sería un buen momento para dejar de hablar de la maternidad para empezar a hablar de la paternidad. De eso no se habla y esa es la trampa, a ningún hombre le preguntan por la paternidad. Si lo que queremos es la corresponsabilidad tenemos que superar estos temas tradicionalmente femeninos, como es el de la maternidad, y abrirlos hacia los hombres. Veo que nos están ganando la partida todavía, nos entretenemos en seguir debatiendo los mismos temas de siempre.
Eso es un cambio educacional muy grande…
Hace poco vi dos ejemplos que flipé. Por la mañana vi una entrevista para El español de Ana Rosa Quintana y por la noche veo en El Hormiguero a Berto Romero. A Ana Rosa le preguntaron sobre belleza, seducción, sexo y educación de los hijos…me quedé…iba a poner un tuit pero me dio vergüenza porque la entrevista se la estaba haciendo una mujer…es brutal. Lo interesante es que por la noche a Berto le preguntaron mucho por la paternidad, ¿y sabes por qué? Porque su nueva serie va sobre la paternidad, le estaban preguntando por su trabajo, en realidad. Sólo se les pregunta a los hombres por la paternidad si está relacionado por su trabajo…se me pone la piel de gallina.
¿Qué es un buen padre?
El que está. Un buen padre, igual que una buena madre, es el que está. Me lo dijo una de mis referencias míticas con la que grabé una vez, que fue amiga mía y que murió, María Palavea, que tenía dos hijos biológicos y uno adoptado y cuando yo tenía dificultades para concebir y me estaba planteando la adopción, se lo conté y me envió un cuento que ella ilustraba con una dedicatoria que decía: “madre es la que está”…y tiene tanta razón…y padre, también.
Lo de ‘estar’ es muy relativo…
Ay amiga…ahí está…ahí va la carga mental. Si tú estás calentando el sofá, no estás. Estar se refiere a participar, tomar decisiones, estar presente, compartir… estar leyendo el periódico o el móvil en la mano, eso no es estar.
Si una mujer que no es madre lee este libro, ¿no crees que se le van a quitar un poco las ganas?
Yo creo que no. No porque el libro no va a ser su única influencia, eso seguro. Y luego porque el discurso de la maternidad idílica es tan apabullante que se le va a olvidar. Yo creo que hay una visión optimista al final, te pongo todas las dificultades que te vas a encontrar pero al mismo tiempo te digo que se pueden superar, organizar de otra manera para que no tengamos que ir desbordadas y que puedes estar muy a gusto con tu vida igualmente pero te tengo que resaltar las dificultades porque si no, nos quedamos aletargadas. Y nos ponen estos carteles como para darnos una palmadita en la espalda y que resistamos de super woman, que parece que tiene mucho prestigioso, puedo estar desquiciada pero no importa porque soy super woman. Mira no…ponme el de desquiciada y así muevo el culo para cambiar esto y ¿sabes qué? No quiero ir desquiciado, quiero ir como tú.
Al final esto es una cuestión de pareja, ¿crees que hay alguna manera de vaticinar cómo va a ser tu pareja ante la paternidad?
No, imposible. Todo lo que incluye relaciones humanas es imprevisible siempre. Tú no conoces a tu pareja como padre hasta que no lo es, y viceversa. Vas a descubrir a una nueva persona que estará en línea con lo que es esa persona pero no sabes si es estricto con la educación, no sabes si va a saber manejar con los niños…
Tú has tenido la suerte de que le has planteado todas estas inquietudes a tu pareja y ha entrado…
A raíz de escribir el libro me di cuenta de que la carga mental estaba repartida pero teníamos el desafío de que los dos queremos mandar. Yo llegué a proponer una vez, ‘yo mando en comida y abrigo y tú mandas en médico y colegio, ¿vale?’ porque chocábamos un montón. Hay mucha corresponsabilidad que vivimos de manera natural por nuestro carácter. Tuvimos que aprender a ceder terreno a otro, el que se salve que levante la mano.
Esto de la corresponsabilidad, y ya no sólo a nivel pareja, sino social, ¿lo ves como algo viable o más bien utópico?
Sí que es una posibilidad. Pero va a empezar en el núcleo privado, en la pareja pero es verdad que cada vez más se necesita una visión global. La familia es un tema político, la natalidad es un tema serio en este país, es una cuestión de Estado. Si queremos una natalidad potente necesitamos una política de apoyo a la familia. Hay que hacer una nueva política de empresa que va a ir de la mano con que los hombres empiecen a decir que tienen que salir antes porque tienen que llevar a los niños al cole o tienen que salir corriendo porque le han llamado para decirle que el niño tiene fiebre.
¿Tú has notado todas estas desventajas en tu trabajo?
Mi situación es muy privilegiada. Yo soy la productora ejecutiva de mis programas, tengo mi productora…en ese sentido soy mi propia jefa. Pero siendo así, he adaptado mi formato de televisión para conciliar. Ya no me meto en casa de los personajes, vienen los personajes a mi casa. Me he inventado un programa para estar en mi casa. Es fuerte. Soy una privilegiada y puedo adaptar el trabajo a mi propia vida, aun así, sigue siendo un reto.
Hablas de esa situación privilegiada que tú tienes pero, si tuvieras que priorizar y elegir, ¿lo tendrías claro?
Yo creo que sí por el tipo de carácter que yo tengo. Soy muy niñera y me gusta estar con los niños aunque me den mala vida. Quiero estar ahí. Y cuando han empezado a hablar y alguna cosa y ese día yo no he estado ahí por lo que fuera, me he sentido tan triste de ‘me he perdido su primer, lo que sea’, que he dicho, ‘yo no me voy a sentir triste, me niego’. Me habría buscado la vida, otro trabajo, al final si buscas, buscas, buscas, pasa la oportunidad, y la encuentras.
¿Qué es lo mejor de ser madre?
Ver cómo aprenden, eso es muy bonito… Los niños tienen tanta ilusión por tantas cosas. Si eres un poco empática, te hacen vivir con ilusión todo el tiempo y eso es super chulo porque como adulto se te olvida ser una persona ilusionada que al juntarte con niños te hace recuperarla.
Cristina Zavala
Periodista enamorada de todo el entretenimiento. Enganchada a la tele, los libros, los últimos lanzamientos...