David Bisbal: un gigante sobre el escenario

Ha llenado estadios y campos de fútbol. Ha cantado para presidentes y para reyes. Pero entre aviones y megáfonos, y entre Miami y Londres, David Bisbal ha encontrado tiempo para volver a casa. Y eso es lo que ha hecho en esta nueva entrega de LOS40 Básico Opel Corsa.

"Este es mi tercer Básico", recordaba. "Es un formato que me encanta porque además de cantar, puedo ver a todo el mundo coreando las canciones", le explicaba a Tony Aguilar en la entrevista previa al concierto.

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Y después de la charla, las butacas blancas dejaban paso a la música. Quién nos iba a decir que los primeros acordes de piano nos trasladarían a un viaje musical en el tiempo durante la siguiente hora y media: sin olvidar sus últimos temazos, como Perdón o A partir de hoy, David Bisbal nos metía en una máquina sonora del tiempo para hacernos vibrar con Bulería, Ave María o Dígale, las canciones con las que traspasó fronteras y se coló en la banda sonora de nuestras vidas.

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Y así, incombustible, dueño de una energía que parece inagotable, David Bisbal pasaba del subidón a la balada, del movimiento de Esclavo a la voz desnuda que emociona cuando, acompañado por los acordes de un sintetizador, ha cantado Mi princesa.

En el Teatro Barceló se han escuchado coros ("¡Pero si estáis haciendo el concierto vosotros solos! ¡Si os las sabéis todas!", le ha comentado satisfecho al público en un momento), ha vuelto a demostrar que El Ruido también se baila y que, con él, hasta el Silencio se escucha.

El público, entregado, le arrancaba una confesión: "Estos son los mejores conciertos". Y con la última nota de Ave María, David Bisbal ponía fin a un concierto inolvidable. A la noche en la que volvía a casa.