Arenal Sound, 6 días de música y fiesta a la orilla del mar

El festival más juvenil, no recomendado para mayores de 30

30 Seconds To Mars fue uno de los platos fuertes del festival / Getty

Llegada: Martes, 30 de agosto. 18h, estación de tren de Burriana, Catellón. Buen tiempo, 26°.

Para mi sorpresa y alegría, un autobús esperaba en la estación y te llevaba directo al camping por solo 1,5€. Mi camping era el Malvarrosa Centro. Cuando llegué, mis amigos Paula, Alba, Damián y los demás ya habían montado la tienda. Después de aprovisionarnos en el supermercado local, donde hicimos acopio de viandas, agua y zumo de cebada, nos dispusimos a disfrutar del festival como mandan los cánones sounders. 

Como si de unas fiestas de pueblo se tratara, el festival tuvo hasta su pregonero, aquí llamado monologuista. El televisivo Jaime Caravaca tiró de todo los "topicieros" regionales y no dejó aldeano sin su chiste. Lo más destacado de este primer día fueron Carlos Sadness y Juancho Marqués, que actuaron al lado de la piscina, en el Thunder Beach, ¡qué placer!

El miércoles 31, el clima siguió apiadándose de nosotros. Los primeros en comparecer, los traperos Funzo & Baby Loud. Actuación más que correcta, pero con exceso de autotune. Un Fernando Costa en plan mesiánico, con mensajes para todos los públicos, fue el plato fuerte de aquel día.

Acabamos la noche en el cine de verano -sí, en este festival hay cine de verano- emocionándonos con la estrella Lady Gaga.

¡El jueves empieza la traca! Dellafuente, con su trap flamenqueado, nos puso a todos mirando al sur. SFDK merecen mención aparte. Celebraba su 25 aniversario y el realizador de pantallas tuvo el detalle de enfocarnos.

El asfalto de Arenal se convirtió en una gran pista de pogo con La Pegatina, tanto que a mi amigo Rubén se le salió volando el móvil, que se perdió en los cielos de Burriana. El combo catalán parece una apuesta segura del Arenal Sound. Este año repetían.

Don Patricio tuvo el detalle de invitar a su antiguo grupo, Locoplaya, y presentó su "puto pegamento" junto a Lola Índigo. 3 millones de views en 3 días y la mitad desde la playa de Burriana, seguro.

Ladilla Rusa fue la sorpresa del jueves. Los dos periodistas catalanes siguen con su humor inteligente, su show bizarro y sus producciones que van desde Camela hasta la jota electrónica.

Me enocioné con Ladilla y llegué a la mitad de la actuación de Farruko. ¡Qué gran festival de reggaetón!

Canciones propias, versiones y el Krippy Kush pusieron a todo el Arenal en danza. Y como estamos en Burriana, en los cielos espectacular pirotecnia levantina.

El viernes apretó "la caló". Hasta las 8 de la tarde fui incapaz de ponerme en marcha. Dorian me sacó de la tienda. Con un directo apabullante y una teclista arrolladora demostraron que son capaces de triunfar aquí, en el Arenal, ante un público mainstream y en cualquier otra parte.

En el tiempo de Fangoria, una sorpresa. Una pareja, chico y chica, con una sencilla base musical, versionaron 30 canciones en 10 minutos. Tras ellos, la gran Olvido Gara y Nacho Canut para marcarse el show esperado: algunos dramas, mucha comedia, versiones, éxitos de Fangoria e inolvidables himnos de Alaska. Y después, como no, Mario Vaquerizo y sus Nancys Rubias en perfecto estado de revista. ¿y qué, si es directo o playback? Es diversión y fiesta en estado puro.

La actuación de la noche, sin duda: Martin Garrix. Desde su mítico Animals a un remix inteligente de Seven Nation Army -sin abundar en el pegadizo estribillo- el holandés cerró la noche y abrió el día.

El sábado madrugamos por la tarde para ver a Arnau Griso regalando buenrollismo sexual y demandando multiorgasmos a los sounders. La palabra es su mejor afrodisiaco.

Iván Ferreiro no jugaba en casa, pero hizo un concierto como si estuviera en Balaídos o en el Náutico de O Grove. Poco público, pero muy entregado.

Carolina Durante lo reventaron con Cayetano y Vetusta Morla, después de pasar por el Mad Cool, el BBK y otros, demostraron su poderío y el porqué es la banda más reclamada en los festivales peninsulares. Desparpajo, saber estar, clímax y un Pucho que se metió entre el público para trazar sus Mapas. Y como en sus últimos conciertos, una arenga a las masas para que no se olviden de las pequeñas salas de conciertos, "sin salas, no hay festivales" dijo Pucho.

Las otras estrellas de la noche venían de Los Ángeles. Thirty Seconds to Mars lo tuvo muy fácil desde que pisó el escenario. El auditorio estaba entregado. Jared Leto, con un sombrero mexicano que abandonaría pronto y camisas vaporosas que fue cambiando durante la actuación, no olvidó ninguno de sus hits.

A eso de las 3:30, Lola Índigo tomó el escenario. Gran show, bailarinas que no paraban y las letras de las canciones en las pantallas para crear el gran karaoke. Y una sorpresa antes de despedirse: una pedida de mano desde el escenario, un chico le pidió casamiento a su novio. Lola Índigo hizo de Celestina y cerró la noche con Ya no quiero ná. 

Y hasta ahí mi Arenal Sound. C Tangana, Natos y Waor y Don Diablo tendrán que esperar a mejor ocasión. De todas formas, ha merecido la pena dormir poco y mal cinco mañanas rodeado de amigos.